Por Dr. José Matamala Pizarro

En estos últimos cinco años, las investigaciones en el campo de la psicología del trabajo han comenzado a profundizar en los riesgos psicosociales relacionados con la transformación digital que están experimentando las compañías. La evidencia ha destacado que la revolución tecnológica puede conllevar nuevas problemáticas para los trabajadores, involucrando serios perjuicios para su desempeño laboral y bienestar psicológico. Una revisión sistemática[1] ha detallado que la transformación tecnológica puede causar tecnoestrés por un aumento en la carga cognitiva de trabajo, una mayor presión psicológica para desarrollar nuevas habilidades, una constante exposición a tareas complejas y un incremento en las exigencias por el rendimiento óptimo en el entorno de trabajo. Además, la misma evidencia ha referido que los procesos de cambio digital pueden profundizar la percepción de vulnerabilidad, inseguridad laboral y el intrusismo del trabajo en la vida privada, lo que termina deteriorando significativamente la salud mental ocupacional.
Por este motivo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció como prioritario que este 28 de abril, en el marco de la conmemoración del Día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo, se subrayara la necesidad de avanzar en medidas que contribuyan a reducir los impactos negativos asociados a la transformación tecnológica. En este contexto, una medida propuesta es estimular la investigación científica, la cual es destacada por su potencial para producir evidencia robusta que oriente la toma decisiones sobre las acciones más eficaces en la promoción de espacios de trabajo saludables y seguros.
En Chile existen algunos avances prometedores en la temática, pero aún no son suficientes. La investigación ha identificado riesgos psicosociales laborales asociados con las economías de plataforma, la incertidumbre que provocan los reemplazos del trabajo humano en el sector retail o el aumento de las exigencias cognitivas en la industria de la minería. Se ha encontrado que los trabajadores de plataforma se exponen a altas demandas de trabajo, inseguridad laboral y presiones para cumplir con sus tareas dada la omnipresencia de la gestión algorítmica. Por su parte, los trabajadores del retail perciben una gran incertidumbre sobre la continuidad de sus empleos, dado el aumento de la automatización en las tiendas. Finalmente, se ha señalado que la digitalización en las minas ha aumentado la presión psicológica para operar de manera remota las faenas, con una tendencia creciente en la polifuncionalidad.
A pesar de estos avances en la comprensión de la problemática, es necesario seguir ampliando el ámbito de investigación a los distintos rubros productivos que componen la economía nacional. La investigación se debe afincar en la industria forestal, la agricultura, el comercio y los servicios públicos. Cada uno de estos sectores económicos se encuentran incorporando innovaciones tecnológicas y pueden beneficiarse de la evidencia producida por la psicología para prevenir los riesgos psicosociales emergentes.
Para ello, es relevante fortalecer las alianzas de trabajo de las universidades con los sectores productivos nacionales, agilizando el diálogo con instituciones y organizaciones de trabajadores para implementar intervenciones que contribuyan a promover espacios laborales seguros y saludables basados en la evidencia científica. El país debe cumplir los convenios que ha suscrito en materia de seguridad y salud en el trabajo, además de avanzar en mejoras en sus leyes y normativas vigentes. La Ley 16.744 sobre accidentes y enfermedades profesionales data de 1968 y ha recibido varias actualizaciones. Sin embargo, quizás sea oportuno pensar un nuevo marco legal que incorpore el escenario de trabajo presente. Los riesgos ocupacionales se han complejizado y se necesitan nuevos instrumentos para prevenirlos. En esto último, queda pendiente analizar los impactos que tendrá en la temática el decreto 44 del año 2023 y su alcance en el control de los riesgos psicosociales asociados al cambio tecnológico.
Tomando en cuenta lo anterior, se pueden dar pasos seguros e importantes para controlar los riesgos psicosociales laborales. El tecnoestrés es identificado en la literatura científica internacional y en el último informe de la OIT sobre el papel de la IA y la digitalización del trabajo (ver aquí), como un reto emergente que debe ser analizado y afrontado para evitar perjuicios en la salud mental en el trabajo. Por lo tanto, es necesario que los trabajadores asuman un papel protagónico en la materia. Deben actuar a la vanguardia de las incorporaciones tecnológicas, contribuyendo a un uso racional de sus habilidades, preservando su empleo y fortaleciendo sus competencias técnicas e intelectuales. Deben establecer redes de colaboración con la investigación científica, aprovechando los conocimientos para fortalecer su posición de liderazgo en el escenario de cambio digital presente en su lugar de trabajo. En este desafío, pueden encontrar en el conocimiento psicológico un aliado para prevenir los riesgos psicosociales emergentes y promover espacios laborales seguros y saludables.
Por Dr. José Matamala Pizarro
Docente Escuela de Psicología Universidad Santo Tomás, sede Los Ángeles.
[1] Miranda & Gonçalves (2024) The impact of Industry 4.0 on occupational health and safety: A systematic literature review. Journal of Safety research, 90, 254-271.
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