Carta Geopolítica

Putin-Trump, los negociadores de verdad

Actualmente la iniciativa política y estratégica la tiene Rusia, y que ha sido comprendida por el presidente Trump. Solo basta que la miopía y la autoimagen de grandeza de Europa asuma su triste realidad decadente, y se disponga a una nueva fase de diálogo estratégico con Rusia.

Putin-Trump, los negociadores de verdad

Autor: El Ciudadano

Por Carlos Gutiérrez P.

Así como existe el concepto de neblina de guerra para caracterizar la situación siempre compleja y falta de detalles finísimos que se desarrollan al calor de la batalla, y por lo tanto impiden tener una visión absoluta y veraz del desarrollo de los acontecimientos en tiempo real, podríamos aplicar la misma metáfora para el ejercicio del periodismo y de ciertos analistas occidentales cuando se trata de abordar la crisis ucraniana y la situación rusa.

Ya superada la verborrea comunicacional de estos medios sobre el encuentro presidencial en Alaska y la recepción a Zelensky en Washington, tanto en los días precedentes como la cobertura en las mismas jornadas, se puede tratar de avanzar en levantar hipótesis sobre el significado de las reuniones y sus consecuencias.

1. Puede resultar paradójico, algo que hasta ahora ha pasado relativamente inadvertido, el hecho de que sea el presidente de Estados Unidos el líder occidental que más interés ha tenido en poner fin a la guerra en Ucrania, habiendo sido la política exterior imperial de este país el principal responsable de que este se haya desatado. Pero, ha sido justamente Trump el que se ha encargado de señalar la culpabilidad de los demócratas estadounidenses, y que muy hábilmente el presidente Putin destacó en su conferencia de prensa, alimentando de muy buena forma el narcisismo trumpista. De esa forma, lo deja atrapado en su discurso, y por lo tanto le carga la responsabilidad del control de daños y generar las condiciones para su finalización. Asimismo, hace difícil que se retire del asunto, más allá de las amenazas de dejar solo a los europeos, porque de ser así el resultado sería más catastrófico para sus aliados, y no cumpliría con su imagen de “pacificador” (y al parecer le tiene ansias al premio Nobel de la paz).

    2. Es claro que la alianza occidental tiene realidades más complejas para una negociación, porque tiene que armonizar intereses de Estados Unidos, de Ucrania, las cabeceras de la OTAN europea (Alemania, Francia y Reino Unido, las que a su vez se disputan el liderazgo de la región), además de los países desechables de la segunda línea de contención a Rusia (los países bálticos). Cada uno de estos actores tiene expectativas propias, la mayoría alejadas de la realidad actual y sobre todo futuras, pero, además de una cantidad importante y preocupante de conflictos internos, entre los principales su situación económica.

    Al frente tienen a una Federación Rusa que ha abordado en general de forma aceptable los desafíos que le plantearon las sanciones económicas, y que logró rápidamente articular una convicción y objetivo político tras el inicio de la operación militar. Esto le ha dado un potencial interno para afrontar las dificultades y una unidad de acción estratégica, que le permite a Putin la maniobrabilidad en las negociaciones. Un ejemplo es que el mayor partido de oposición, el Partido Comunista de la Federación Rusa, declaró que “la reunión celebrada fue muy importante, se han dado varios pasos adelante, el principal de los cuales es que las dos potencias nucleares más poderosas están llevando a cabo un diálogo pleno, lo cual es de fundamental importancia. Biden lo interrumpió, y durante los últimos cuatro años no ha habido diálogo: ha habido desafíos, amenazas e intentos de infligir una derrota estratégica. Es decir, todo el ruido y los gritos sobre el aislamiento. La reunión que tuvo lugar en Alaska sepultó esta idea por completo”.

    3. Estados Unidos tiene una situación difícil. Enfrenta un escenario internacional más tenso en Medio Oriente que en Europa, con un Israel que se le sale del libreto, con la situación estratégica no resuelta con Irán, con la volatilidad que está empezando a asomar en Siria, y con una comunidad internacional de sus socios muy dividida en torno a la situación palestina.

    A esto hay que sumarle las tensiones internas, por ahora más visibles en el plano político y social, tomando medidas de seguridad y narrativas más riesgosas para el canon tradicional de convivencia estadounidenses. Así como las capas autónomas que existen en el llamado Estado Profundo y que siempre han estado en la lógica de la confrontación estratégica con Rusia. Pero su problema principal es el económico, su batalla arancelaria no se ha cumplido a cabalidad con todos los países, dándose resistencias muy notables como los casos de Brasil, India y China. Según Bloomberg, la economía ya ha entrado en un período de estanflación, con aumento de la inflación y el desempleo simultáneamente. Asimismo, continúa imparable el aumento de su deuda billonaria.

    4. La OTAN europea está atrapada en su laberinto, su liderazgo desastroso la fue metiendo cada vez más en un conflicto que nunca logró entender. Hoy será el opositor más rudo a los acuerdos de paz en la modalidad rusa, de la cual además no habrá otra.

    Su discurso sobre la guerra ha sido tan volátil como el usado por Trump, justamente porque no tiene cómo respaldarlo en la realidad. Desde las primeras frases sobre el quiebre económico inminente de Rusia, el agotamiento del armamento y la logística del ejército ruso, de las millonarias pérdidas de combatientes, del envío a Ucrania de las armas milagrosas que iban a cambiar el campo de batalla, que iban a enviar tropas europeas, que ya venía el levantamiento civil contra Putin, que ya van en el paquete 19 de sanciones y este sí que será el definitivo, que acabarán con la flota de barcos petroleros en la sombra, que pondrán un tope al precio del petróleo, que la paz la obtendrán por la fuerza, y así un largo etcétera.

    De la misma forma atolondrada han sido sus propuestas para terminar el conflicto. De las primeras declaraciones en que el resultado se definiría en el campo de batalla con la derrota de Rusia, para después pasar a obligarla a negociar en los términos de Ucrania, luego pedir apresuradamente un alto el fuego como condición para negociar, exigir en estas la presencia de países europeos, y llegar ahora a saludar a Trump por iniciar negociaciones en que no se han cumplido ninguna de sus hilarantes exigencias.

    Todo esto es la mejor demostración de la decadencia de Europa, de su irrelevancia para la negociación de este conflicto, y la que tendrán que seguir financiando solos. Se metieron en un lío sin una estrategia de salida, y hoy día su salvación es Trump. Se ha mostrado la diferencia sustancial entre una política internacional clara estratégicamente, que se sustenta en acciones que le dan soporte y credibilidad, como es el caso actual de las políticas de Rusia y, por otro lado, una política internacional indefinida y con un comportamiento errático en las acciones y en las narrativas, como son los casos de las políticas de Estados Unidos y la OTAN europea. Las diferencias en los tratamientos de distintos conflictos (sanciones para Rusia e Irán, connivencia con Israel y Siria), en los postulados sobre la propia guerra en Ucrania, en las diferencias internas sobre el proyecto europeo, etc.

    5. Es evidente que la situación más crítica es la que sufre Ucrania. Un Estado que vive artificialmente producto del sostén económico europeo y de los organismos financieros internacionales. Condiciones extremas de corrupción, presencia importante del crimen organizado y tráfico de armas, fuga de población, bajísima tasa de natalidad, decenas de miles de muertos y heridos estructurales, infraestructura destrozada, pérdida de recursos básicos, sistema político y social fracturado, etc. Todo camina hacia un Estado fallido y una crisis post guerra de proporciones.

    6. Después del encuentro en Alaska y de las primeras declaraciones de Trump, tanto Ucrania como los socios europeos siguieron insistiendo en su retórica negociadora que está alejada de cualquier informe básico de realidad. Hubo una declaración de los NB8 (países nórdicos y bálticos) insistiendo que todas las peticiones rusas son inaceptables y mantienen el compromiso de seguir armando a Ucrania.

    Los líderes de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia y Finlandia emitieron un comunicado con la misma receta: garantías sólidas para Ucrania, adhesión a la UE y la OTAN, sin restricción a sus fuerzas armadas.

    También se realizó una reunión de los embajadores de la UE, que no emitió una declaración conjunta, pero su presidenta difundió la declaración de los llamados dispuestos.

    Al único que le dio un aire de lucidez fue al canciller alemán, quien en una entrevista a ZDF el 16 de agosto aconsejó a “los líderes europeos que no se sobreestimen, ya que el actor clave en la cuestión ucraniana es y seguirá siendo Estados Unidos”.

    7. Quizás la principal ganancia del encuentro en Alaska radica en la reanudación de un diálogo directo entre Rusia y Estados Unidos, las dos principales potencias nucleares, dos liderazgos del mundo actual, sobre todo si aspiramos a que el actual sistema internacional que está mutando sea a través de mecanismos pacíficos. Es claro que hay diferencias fundamentales, pero fue importante hacer una demostración de fortaleza, de coherencia y de convicción sobre sus postulados por parte de Rusia, a la que también pueden sumarse las recientes expresiones de soberanía de Brasil, India, Irán y China.

    El secretario de Estado, Marco Rubio, en una entrevista con ABC aseveró “Les diré esto: Putin ya está en el escenario mundial. Tiene el arsenal nuclear táctico más grande del mundo y el segundo arsenal nuclear estratégico más grande del mundo”.

    8. Aparece como evidente que los protagonistas principales de esta crisis son Rusia y Estados Unidos. Ucrania, ha sido la triste marioneta que usaron los otanistas para este histórico anhelo de derrotar estratégicamente y desmembrar a Rusia. La OTAN europea reserva su papel en la escena como actor secundario, porque le añade humor negro a la obra. Definitivamente la crisis ucraniana se resolverá en la negociación entre Rusia y Estados Unidos, y este encuentro fue un paso adelante.

    9. Si bien algo que caracteriza el comportamiento político del presidente Trump es su volatilidad y, por lo tanto, nada hay que asegurar plenamente de sus declaraciones, al parecer tiene mayor y mejor comprensión de la problemática rusa en esta crisis, y nada mejor que haya sido expresada por el propio líder ruso. Ya dejó de hablar de un alto el fuego, porque la posición rusa al respecto ha sido muy clara: no se confía de los europeos para este mecanismo, y en cambio si se trata de resolver el conflicto de verdad lo que se requiere es una negociación de paz, para la cual las exigencias están trazadas.

    En una entrevista a Fox News hizo varios comentarios distintos a los que había emitido recientemente, como: las relaciones con Putin son excelentes; las negociaciones fueron buenas; estamos de acuerdo con Putin en muchos aspectos; Ucrania debe aceptar los acuerdos con Rusia; considero a Rusia una potencia poderosa a diferencia de Ucrania; por ahora no planeo imponer sanciones a Rusia ni sus socios comerciales; Ucrania debe aceptar una lista de 1.000 prisioneros que le entregó Putin.

    10. El otro factor clave con el cual llegó la posición rusa a Alaska es la realidad indesmentible, la que señala el campo de batalla. Actualmente se está desarrollando una ofensiva en toda la línea del frente, y las condiciones militares ucranianas son cada vez más precarias: corredores logísticos, stock de armamento, combatientes. Las fortalezas que existían en el Donbass que eran los grandes centros de gravedad, hoy son la línea del frente acosadas por el ejército ruso. Se está más cerca de cumplir uno de los objetivos del año 2022, la liberación de esta región, mientras se avanza en cubrir Zaporizhia y Jersón (las dos nuevas incorporadas a la Federación Rusa), más las penetraciones en Sumy, Jarkov y Dnipropetrovsk.

    11. Rusia ha impuesto su lógica de negociación simultáneamente a la continuidad de la guerra. Hasta ahora las diferencias de exigencias entre Ucrania y Rusia son extremas y, en esa condición, irreconciliables, arraigadas en los orígenes de la guerra. Por lo tanto, a Trump solo le quedan dos alternativas. Presionar con todo su poderío a sus aliados europeos para cerrar el conflicto y no seguir perdiendo más capacidades, o dejar que el conflicto fluya y sea resuelto cinéticamente. En este caso, el futuro europeo será más gris.

    12. Este conflicto terminará cuando se acuerden las condiciones de fondo que exige Rusia, que son las regiones del Donbass y la seguridad externa. Son las que se manifestaron desde el mismo febrero del año 2022, y que solo han ido aumentando en la cuestión geográfica producto de los avances territoriales del ejército ruso. Hoy día son dos regiones más. Estas exigencias siempre han sido la diferencia en la raíz del conflicto, mientras que para Rusia esto es parte de la condición básica de la existencia del Estado, para los otanistas era solo una ventana de oportunidad para atacar a Rusia y acabar con su importancia, no teniendo necesidad vital para aquello.

    13. La cuestión de la seguridad de Ucrania será parte de la discusión más general y estratégica de la seguridad en Eurasia, cuestión planteada y propuesta por Rusia desde 2007, en base a la concepción de la seguridad indivisible.

      Este conflicto, lamentablemente, ha sido la mejor demostración de la necesidad imperiosa de avanzar en esa discusión conceptual, y exponer que formatos como el de la OTAN están en su ocaso, particularmente en la zona europea. Si se continúa en la lógica de la guerra fría, de expandir alianzas militares sin considerar los peligros y amenazas que esto significa para los estados que las sufren, solo aumentará el riesgo de conflictividad mundial.

      14. Como al final de cuentas todos tienen que tener la sensación de que algo ganaron en este conflicto, la ecuación para los otanistas sería la siguiente. Ucrania seguirá existiendo como estado independiente, y sería su victoria porque, según ellos, Rusia quiso anexársela. Además, podrán decir que en términos militares no vencieron porque Ucrania insistió en luchar bajo la usanza soviética, y no con los estándares avanzados de la OTAN. Se puede avanzar en la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, a la cual Rusia nunca se ha opuesto (aunque yo creo que deberían pensarlo mejor porque le acarreará un sinfín de nuevos problemas a Europa). Y, por último, habrá garantías de seguridad para Ucrania, que no serán en el marco de la OTAN, sino uno más amplio.

      15. Finalmente, es honesto destacar que actualmente la iniciativa política y estratégica la tiene Rusia, y que ha sido comprendida por el presidente Trump. Solo basta que la miopía y la autoimagen de grandeza de Europa asuma su triste realidad decadente, y se disponga a una nueva fase de diálogo estratégico con Rusia.

        Por Carlos Gutiérrez P.

        Carta Geopolítica 58, 19/08/2025

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