OPINION

Retrato del mercader de la cota mil y su esbirro vil en 25 pinceladas

Según consigna la Biblia, en particular el evangelio de Juan(2,13-25), el Cristo habría construido “un látigo con cuerdas” -en chileno una “guasca”-, para expulsar a los mercaderes del templo

Por paulwalder

08/01/2018

Publicado en

Columnas

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  1. Según consigna la Biblia, en particular el evangelio de Juan(2,13-25), el Cristo habría construido “un látigo con cuerdas” -en chileno una “guasca”-, para expulsar a los mercaderes del templo. Según explica el propio Cristo más adelante, el templo, la casa del padre, refiere al cuerpo físico y simbólico, a su doctrina, pero también, al cuerpo social que la encarna: “No saben acaso que ustedes son el Templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el Templo de Dios es Santo y ustedes son ese Templo” (1Corintios 3: 16-17).

 

  1. ¿Por qué se indignó el Cristo con los mercaderes? Lisa y llanamente por el “negocio escandaloso” que ejercían al interior del templo. Donde debía haber recogimiento, cuidado y respeto, primaba el lucro y el mercadeo. Según consignan los exegetas de la Biblia, este seria uno de los pocos -sino el único-, acto de violencia explicito que el nazareno realiza frente a alguien, y este lo realiza ante los mercaderes, asunto no menor a consignar.

 

  1. Al Cristo, no le tembló la mano para sacar a guascazo limpio a los mercaderes del templo. No titubeo incluso para tratarlos de maleantes: «Han convertido mi casa en una cueva de ladrones ¡corruptos!» (Juan 2, 13-25, Marcos 11:17, Mateo 21:13, Lucas 19:46). Este no fue un asunto menor en la corta vida del nazareno, sin duda -como señalan los sinópticos-, este hecho habría sido una de las principales causas de la crucifixión del Cristo. El mercader es de temer y no perdona. La ganancia es al mercader lo que el amor al prójimo es al Cristo. Queda claro por tanto, que el mercader no es el “prójimo” al cual amar como a sí mismo, que señala la Biblia.

 

  1. Shakespeare en El Mercader de Venecia perfila agudamente al usurero -epítome de todo latrocinio y figura inmersa en la del mercader-, quien presta dinero a cambio, de no ser pagado este, de una “libra de carne” del cuerpo del solicitante. La codicia y su desproporción, esto es, su desmesurada ambición, será precisamente lo que alimenta razón y sentido en el mercader. La justicia es relativa cuando de ganancia se trata. Cada cual sabe cuanto ha de pagar por lo que requiere y punto. La necesidad no solo tiene precio, sino además “interés”, de ahí el corazón de la usura y el mercader.

 

  1. El mercader parasita no solo instituciones sino que a grandes sectores de la sociedad a través del estimulo del consumo. El mercadeo es al consumidor, lo que la educación es a un ciudadano. La publicidad es el medio por la cual el mercadeo se asienta como valor central en la sociedad. La publicidad es el medio elegido por el mercader para instalar su doctrina. La doctrina del mercader es espectacular y corrosiva y no respeta nada ni a nadie. No respeta territorios, etnias, niños, viejos, o enfermos. La doctrina del mercader es precisamente, la mercantilización de la vida misma.

 

  1. La lógica del mercader es la de la propiedad privada a ultranza. No hay mercader sin propiedad privada. Heredada o usurpada a sangre y fuego, la propiedad del mercader es “sangrada y sagrada”. No existe nada peor que atentar ante “lo privado” del mercader –su negocio-, de ahí el “error” del Cristo. Ambición y codicia es lo que yace tras la perfumada figura del mercader. El mercader encarna por sí y ante sí, un mandato trascendente autoimpuesto, sobre la propiedad de bienes y servicios de una comunidad.

 

  1. A los mercaderes les bastaron siete medidas para hacerse del templo, en el Chile de la tortura y la desaparición. “Siete modernizaciones” para convertirnos en el $hilean way, modelito modelado neoliberal. A no olvidar, reformas estructurales exportadas desde Washington a Latinoamérica e implementadas a sangre y fuego en 1979 por la dictadura de Pinochet: “disciplina fiscal, recortes al gasto público, reforma tributaria, liberalización financiera, fijación de un tipo de cambio competitivo, liberalización del comercio, inversión extranjera directa, privatización de las empresas estatales, desregulación y protección de los derechos de propiedad” (Memoria de Chile). Toda una batería de medidas para que unos pocos –los mercaderes-, se hicieran de lo de muchos.

 

  1. El mercader objetualiza al sujeto convirtiéndolo en “mercancía deseante”, esto es, en ávido consumidor. Al consumidor se lo evalúa, se lo transa, se lo estratifica y administra, se lo “rentabiliza”. El crédito encadena al consumidor libre. Todo se paga en el mundo del mercader, de ahí el “valor” de la vida misma. En esta valoración no hay eufemismo. “Las cosas gratis generan menos compromiso” según el electo presidente de Chile Sebastián Piñera. Claramente el “afecto”, no compromete para el mercader. Querer lo mejor para el ser querido, debe ser acompañado de dinero. El dinero es al mercader lo que la caricia es para un niño.

 

  1. El mercader es eufemístico en tiempos de mercadeo y se predica de múltiples formas: empresario, emprendedor, inversionista, capitalista, financista, todas figuras desgraciadas y ornamentales en torno al dinero, la riqueza, el consumo, el lucro y la usura. Opuesto al mercadeo esta la gratuidad. No hay nada que irrite mas al mercader que la gratuidad. No hay mercaderes ni mercadeo cuando hay gratuidad. Gratuita es la fraternidad, la solidaridad, la ternura, la compasión, el amor… Lo gratuito envenena la sangre del mercadeo, que todo transforma en mercancía. Para Javiera Blanco, infame “ministra de justicia” de Bachelet 2, y actual integrante del consejo de Defensa del Estado, los niños del Sename eran solo “flujo y stock”.

 

  1. Ricardo Rabagliati, director del Hospital Clínico de la Universidad Católica -al referirse a la muerte de Daniela Vargas, menor del Sename, que murió el 2015 esperando un trasplante de corazón -, no titubeo al declarar que la decisión habría sido en razón de evitarle sufrimientos, que el trasplante por su condición social no era aconsejable, que habría sido un “mal para ella”. Ya la clínica de la Universidad Católica, los primeros meses del 2015 le había negado el ingreso a Daniela en la lista de espera de trasplantes, debido a “que la condición de precariedad familiar, social y personal de esta paciente” hacían que el trasplante cardíaco (“intercambio de una libra de carne del cuerpo”) no fuese el indicado. Eufemística forma la de Rabagliatti para señalar que un roto, más encima pobre, no califica para un trasplante que pueda alargar su vida, no importando inclusive, que el galeno y el trasplante se den al alero de la “Red Salud UC Christus”.

 

  1. Nicolas Eyzaguirre -ministro de hacienda de Bachelet, encargado de bajar el informe Sename 2 para salvar a Javiera Blanco – entre otras “menudencias”- , tecnócrata progresista de izquierda al servicio del capital, señalaba a propósito de las demandas por pensiones “dignas” para los jubilados en Chile, que la alternativa de No + AFP era “volver a un sistema de reparto que es pan para hoy y hambre para mañana”. Según Eyzaguirre la capitalización individual es el camino a las “pensiones de hambre” que paga el sistema hoy. Los viejos por tanto, han de seguir ahorrando para si mismos, financiando al gran capital, que les presta su propio dinero para vivir, hipotecándoles literalmente el alma. Los viejos pueden esperar, aunque mueran como en una sala de espera de hospital. Han de esperar y seguir trabajando, como nocheros en edificios departamentos, como barrenderos en alguna municipalidad, o simplemente vendiendo queques o rifas en el barrio. La máxima de los economistas de mercado es, “hambre para hoy y hambre para mañana”. Si no trabajas no tienes dinero, si no tienes dinero no tienes crédito para proveerte alimentos y servicios, por lo tanto jodiste ! (“ley de Moraga”, máxima del $hilean way, modelito modelado neoliberal).

 

  1. A raíz de un informe de la subsecretaria de redes asistenciales llegado al congreso de la república, que daba cuenta de la muerte el 2016 de 24.817 personas aguardando atención medica en los hospitales, la subsecretaria de redes asistenciales del gobierno de Michelle Bachelet, Ana Gisela Alarcon, no le tembló la voz al señalar que «la relación entre la causa de muerte y el motivo de la espera no es posible establecerla como causalidad directa”, y que por lo tanto, “responsabilizar a la gestión de un servicio de salud por el volumen de fallecidos que posee en este ámbito resulta aún menos pertinente». Pregunta: ¿De que murieron entonces esas 24.617 personas? ¿ Que relación hay entre la espera por atención medica y la muerte de los pacientes? ¿Acaso la primera no es causa de la segunda? ¿Y si no es así, cual fue la causa de esas muertes? ¿Y si fuese la espera una “causa indirecta” -como señala Alarcón-, acaso seria menos grave, que gente de escasos recursos, viejos y niños, hubiesen muerto esperando asistencia medica? ¿Qué tipo de funcionario publico Gisela, argumenta de esta forma ante el drama de sus compatriotas mas desvalidos?

 

  1. Muchas veces peor que el mercader es su secuaz, el que justifica lo injustificable y que adolece precisamente de humanidad. De hecho la “humanidad” como genérico para el mercader no existe. Donde el Cristo veía humanidad, el mercader veía potenciales clientes.

 

 

  1. Hay dos esbirros del mercader que brillan por su cinismo e hipocresía. El primero es el abominable político, rastrero e inescrupuloso, funcionario de turno en defensa de las prebendas del poder del dinero. Personajillo miserable, de pacotilla, de pasillo y escritorio, con títulos rimbombantes obtenidos en universidades extranjeras, idólatra del capital. Infiltrado en el “aparato publico”, este vil, ladino y pusilánime lacayo progre-neoliberal, esta dispuesto a vender a su madre para agraciarse con el mercader.

 

  1. También esta el esbirro de la tele, el parafernálico, periodista o comentarista fashion, felatista contumaz y consumad@, en satisfacer todo capricho del mercader. El lacayo farandulesco es el encargado de celebrar el éxito del modelo, de valorar “la mitad llena del vaso” de cicuta. El es el encargado de vociferar sobre el brillo que se yergue sobre el país. Es el papanatas de turno que hace del mall, el look, el linaje y la moda, el alma del modelo económico y su éxito. El esbirro mediático precisamente, es el encargado de darle inteligibilidad – por mas banal que esta sea-, al saqueo, de otorgarle “amabilidad” a la expoliación pertinaz del mercader.

 

  1. Felipe Lamarca, Chicago boy, ex presidente de Sofofa, ex presidente de Copec y ex director del Servicio de Impuestos Internos durante la dictadura cívico-militar del general Pinochet, señalo el 2005: «Chile no va a cambiar mientras las elites no suelten la teta». Para el mercader de la cota mil del $hilean way, modelito modelado neoliberal, el país es una fémina tetona, muy generosa pero solo con dos pechos para alimentar solo a unos pocos. Aquellos pocos son los elegidos y los elegidos son los mercaderes, hijos de Shylock y Ali Baba. Dos linajes para un par de tetas. Uno, desde la White House adiestrando, planificando, financiando e implementando la dictadura militar en Chile; y el otro, llevándose en carretilla el país para sus casas, mientras la milicada sangrienta se encargaba de matar, torturar y hacer desaparecer a su propio pueblo.

 

  1. El mercader se lleva esplendido con el poder, sea este político, religioso, militar o judicial. No lo sabrá PonceLerou, yerno del tirano que cebo la política a diestra y siniestra para hacerse del litio en Chile. Al mercader le preocupa Cuba. Le parece aborrecible lo que ocurre en Venezuela. El mercader no entiende el mundo sin el mercadeo al centro de todo. Poco le importa al mercader, que el mismo Ponce Lerou le venda litio a Corea del norte para que fabrique armas nucleares. Lo importante para el mercader, es que Chile se venda, de punta a cabo, de arriba abajo, en sus diferentes estratos. La superficie de lo nacional no satisface la voracidad del mercader. Sub-sole, sub-terra y sub-mare también están considerados en la transaca neoliberal. Todo se vende en el $hilean way, residentes incluidos, eso si, siempre y cuando el que venda sea un “privado”, un mercader extranjero o en su defecto, un mercader de la cota mil.

 

  1. El asunto es saquear la patria. Todo daño es tan solo un costo de inversión a “negociar” con el despojado. Para el mercader de la cota mil, el ser chileno conlleva un profundo “amor” a Pinochet, al rodeo, a los Huasos Quincheros, a Fernando Villegas y estaríamos. El corazón del mercader es económico, esto es, mezquino en afectos y empatía por los que nos sean del “club”. En esto, comparten las etnias chupasangres avecindadas en Chile que se juntan en cuanto matrimonio y seminario tiene lugar en Casa Piedra. El mercadeo es endogámico.

 

  1. Lo prostitutivo es lo central del $hilean way, modelito modelado neoliberal. Todo es corruptible para el mercader. Todo tiene un precio, incluyendo objeto y sujeto. Sociedad de la saciedad, donde el mercader coopta el aparato público y crea simultáneamente estimulo y satisfacción del mismo, por un módico precio claro, cuál farmacéutica, que crea la enfermedad y con ello el fármaco. La enfermedad, la tristeza y el abatimiento rentabilizan con creces en el $hilean way. Hay muchos, que ganan fortunas a costa del dolor ajeno. Por de pronto las clínicas privadas, verdaderos hoteles para la desgracia. Esto ya es un “clásico”, dentro del “modelo”, engendro de los mercaderes y sus esbirros. Dos o tres farmacias por cuadra son parte del paisaje urbano neoliberal.

 

  1. Al mercader le gusta la cárcel para el rotaje, no así para ellos mismos. El crimen de cuello y corbata es silencioso y se perpetra sigiloso, con la obsecuencia de los gobiernos títeres de turno. El crimen de cuello y corbata no se mancha las manos, mata con disimulo cargándole siempre el muerto al otro. La modorra endémica de la mala raza, esta en la base de todo padecimiento en el ser chileno. Nunca la injusticia es fuente de dolor y muerte para el mercader. Por cierto, los crímenes del mercader no aparecen en la prensa, pues la prensa les pertenece a los mercaderes. A minera Pelambres de Luksic, poco le importo envenenarle el agua al poblado de Caimanes ¿Qué son dos mil personas ante las fabulosas ganancias que le deja el cobre al mercader? ¿Que fue de nuestra “viga maestra” para el desarrollo? ¿Desde cuando los mercaderes en Chile se hicieron del templo?

 

  1. Lo que para el ciudadano es un delito, para el mercader es un exceso. Lo que es cárcel para algunos, para otros es tan solo una multa, que obviamente, no se condice con las ganancias de la estafa. 800 millones de dólares aproximadamente se embolsaron la CMPC del grupo Matte y la empresa sueca SCA por la colusión del “papel higiénico”. El “valor de dos a tres hospitales de alta complejidad, o 5 mil 600 casas de 100 millones de pesos cada una” (Polanco, 2015). ¿La multa aplicada por la justicia? 450 millones de dólares. Negocio redondo.

 

  1. El mercader mata no solo contaminando el agua, llenando de basura y haciéndose de los recursos naturales de un país, mata envenenando lo social, poniendo codicia donde debiese haber solidaridad, poniendo egoísmo donde debiese haber fraternidad, poniendo diferencias donde debiera haber igualdad. El otro como ser humano, para el mercader no existe. Solo existe en la medida del dinero que tenga, en la medida que tanto consume o deja de consumir.

 

  1. Para esquilmar, el mercader de la cota mil, o el mercader-negrero necesita por lo menos tres cosas: Rebajar los impuestos al mínimo, apañarse el estado y administrar los medios de comunicación. A su vez el mercader necesita generar necesidades suntuarias donde esconder sus pesadas cadenas. Para aquello, es fundamental para el mercader dos cosas intrínsecamente relacionadas: primeramente, demoler la educación para convertirla en pura entretención, en instructivo mínimo operativo para labores básicas; y lo segundo, expandir el crédito a como de lugar. La mala educación esta en directa relación con el endeudamiento. El crédito es la cadena invisible del mercader-negrero en el siglo XXI.

 

  1. Guasca. Tb. huasca en acep. 1, Arg., Bol., Chile, Ec., Par. y Perú. Del quechua waskha. 1. f. Arg., Bol., Chile, Ec., Par., Perú, P. Rico, R. Dom. y Ur. Ramal de cuero, cuerda o soga, que sirve especialmente de rienda o de látigo. 2. f. Col. Hierba de la familia de las compuestas que se usa para aromatizar el ajiaco. 3. f. Ur. pene. (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

Por Alejandro Bello-Silva

 

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