Un fuera de serie

Andrés Manuel López Obrador fue un gran maestro de la política, afortunadamente de izquierda, con un amor por la lucha social

Un fuera de serie

Autor: Héctor Vivanco

Si pudiéramos comparar a AMLO en la política y a algunos jugadores de múltiples disciplinas sería con Jordan o Lebrón, Messi o Pelé, Brady o Mahomes, Shoei Ohtani o Babe Ruth, Senna o Hamilton y los que se puedan ocurrir, un fuera de serie que dialogó el pasado domingo con su pueblo, con un ida y vuelta como en un salón de clase o algo más privado como en un café.

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Puedo asegurar que se va uno de los mejores de todos los tiempos.

Se dieron cita cientos de miles de mexicanos que acompañaron al presidente López Obrador en su lucha, los históricos, los de convicción, los que su motivo de participación en política fue que él llegara al poder y cumpliera.

El bullicio sonaba con mucho arrojo, con lonas y pancartas de organizaciones, estados, regiones, municipios. Extrañábamos que nos convocara, que nos comunicara, que acciones debíamos emprender, qué estrategia, como antes. 

Con un montaje bastante austero, pero muy simbólico, el presidente salió del Palacio de gobierno para dirigirse a entablar un diálogo con el pueblo. Andrés Manuel le habla a las masas con una soltura y una facilidad que lo hace parecer sencillo, como los fuera de serie y además con un ida y vuelta que solo puede hacer él, quizá mi generación nunca vio algo similar a él. 

A pesar de las más de dos horas que habló parecía estar concentrado en un diálogo final con las masas, nunca dejó de ser atento, todo el tiempo la pasó preguntando si podía continuar, sobre todo a la zona de los gobernadores que estaban recibiendo un solazo al que aseguramos no están acostumbrados.

Su advertencia en medios de comunicación de que podía tardar en su discurso también se cumplió, uno por uno el presidente AMLO fue describiendo los compromisos y propuestas que se realizaron en su sexenio señalando ¿qué era?, y ¿qué cambió?, pasando reporte, dando cuenta a su único jefe, el pueblo de México.

Como ya nos tenía acostumbrados un ejercicio de democracia directa no se hizo esperar y para dejar claro que millones de mexicanos lo respaldan respecto a la reforma al poder judicial, el muestreo se hizo en dos tiempos, quienes estuvieran a favor y en contra de la reforma y abstenciones. No tengo que comentar que efectivamente sigue siendo un muestreo para él.

No dejó de mencionar ese gran pendiente, los 43 de Ayotzinapa, aunque refirió que su sexenio aún no terminaba. ¿Conoceremos más?

En el éxtasis del discurso hubo un breve silencio, justo antes de terminar, como si quisiera decir algo que no pudiera o como si se hablara a sí mismo, quizá convenciéndose de lo que iba a decir, tal vez reflexionando el momento, tristemente, su última conversación con el pueblo. Breve silencio que inmediatamente resolvió con la continuación de su discurso.

Andrés Manuel López Obrador fue un gran maestro de la política, afortunadamente de izquierda, con un amor por la lucha social, nos enseñó a organizarnos, a unirnos, a generar acuerdos, a seguir planes, a ser disciplinados cuando debíamos serlo y a ser rebeldes en su momento. AMLO fue el gran maestro de la izquierda. A la altura de verdaderos próceres. Presencié su último diálogo con el Pueblo, de las mejores intenciones, experiencias que mi generación pudo experimentar.

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