Columna de opinión

Un tribunal para Netanyahu

El mundo es testigo de la primera muestra de criminalidad en el tercer milenio. Se constata cómo el Estado de Israel decide desatar una guerra de exterminio en contra de un pueblo desarmado, que está más allá de las bombas y de las balas; en esta ocasión hace uso de generar hambruna.

Un tribunal para Netanyahu

Autor: El Ciudadano

Por Pablo Varas

No son desatinos de Dios las causas donde la razón se aleja para quedar abandonada por algún tiempo.

Terminada la segunda guerra mundial, los oficiales/militantes nazis debieron enfrentar el Juicio de Núremberg para responder por la criminalidad desatada durante más de cinco años. El último de ellos, Rudolf Hess, pagó hasta su último día en la prisión de Spandau, habitada solamente por él, en la cual se suicidó a los 93 años.

El discurso del Presidente Boric en Naciones Unidas respondió perfectamente a lo que se debe decir en un encuentro como lo es la Asamblea General. No se trata de ir a contar ni las exportaciones agrícolas o las tantas carencias propias del país. Es el sitio para denunciar los ataques a la vida de millones de personas por diferentes situaciones. También la preocupación por el medio ambiente, para la prolongación de la especie en condiciones aceptables y dignas. Si los presidentes no cuestionan ni proponen miradas para el mundo, mejor que se queden en casa.

Netanyahu debe ser llevado a un tribunal penal para que sea juzgado.

El mundo es testigo de la primera muestra de criminalidad en el tercer milenio. Se constata cómo el Estado de Israel decide desatar una guerra de exterminio en contra de un pueblo desarmado, que está más allá de las bombas y de las balas; en esta ocasión hace uso de generar hambruna. No todos los refugiados en Cisjordania son militantes de Hamas. Los palestinos no tienen ejército, por lo tanto, el uso desproporcionado de la fuerza rompe todas las normas para interrumpir la paz, y los resultados son más de sesenta mil muertos, entre hombres, mujeres, niños y ancianos.

El mundo debe ser resarcido. No puede quedar espacio para la impunidad. En Chile sí existen los que justifican las sombras que generó la dictadura y justifican las balas en el aire que no se sabe si son para defender o para atacar.

La historia contemporánea del pueblo palestino es resultado de lo sucedido en 1948, cuando Israel se declara independiente y ocupa los territorios de Palestina. Toda una población inicia un periplo de terror y muerte que se mantiene hasta las horas actuales.

Están como testigos los campamentos de Sabra y Chatila, cuando el día 16 de septiembre de 1982 las milicias cristianas se dieron el festín en el Líbano bajo la alegre mirada de Ariel Sharón y masacraron a más de 3.500 personas indefensas. Nadie fue llevado frente a un tribunal para rendir cuenta de la criminalidad desatada. La ONU condenó lo acontecido y quedó establecido que se trató de un genocidio.

Se trata de una crisis de humanidad que atañe al mundo entero.

La total destrucción del campo de refugiados en Cisjordania es estremecedora, no se trata sencillamente de falta de humanidad. Es la política del Estado de Israel en su búsqueda de una solución final, tan igual a la cometida por el nazismo entre 1940-1945.

Israel es un país que transita fuera de la ley.

Existen 45 resoluciones que han emanado desde el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDHNU) por las intervenciones militares del ejército de Israel en contra de los refugiados palestinos. Desde 1967 hasta 1989 se han adoptado 131 resoluciones con contenidos directos al conflicto árabe-israelí. Siempre ha existido preocupación mundial por el estado de las condiciones de vida de los refugiados palestinos.

Israel vive con la patente de corso que le entregó Estados Unidos. Todos los primeros ministros israelíes cuentan con el apoyo absoluto e incondicional de los norteamericanos, quienes impiden sean ejecutadas acciones sugeridas por instancias internacionales. Los yanquis tienen y ejercen poderosamente su poder especialmente en este conflicto.

Entre 1991-1995 se desató la tradicional locura militar.

Hay que recordar que ya a finales del siglo XX se conoció lo sucedido en la ex Yugoeslavia y conocida también como guerra de los Balcanes. Allí hubo genocidio a vista y paciencia del mundo civilizado, pero no todo terminó con la última gota de sangre derramada. Los responsables fueron llevados al Tribunal Internacional de La Haya en los Países Bajos.

En la guerra de los Balcanes hubo limpieza étnica; miles de musulmanes fueron masacrados por militares serbio-bosnios de creencia cristiana ortodoxa. Recordar que el más atroz de todos fue la matanza de Srebrenica. En este territorio habitaban diferentes pueblos y comunidades: serbios ortodoxos, croatas católicos, bosnios musulmanes, eslovenos, albaneses, húngaros y macedonios.

Los militares responsables de los peores crímenes, como el serbio Ratko Mladic y el serbiobosnio Radovan Karadzin fueron detenidos, juzgados y condenados por el Tribunal Internacional de La Haya. Esta correcta acción de la justicia viene a demostrar que sí es posible que el actual primer ministro israelí sea llevado ante un tribunal para que rinda cuenta de sus crímenes, agravados por maltratar a un pueblo que no tiene cómo defenderse.

Cuando se conoció la sentencia, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, celebró el mensaje que envió el tribunal. La justicia internacional, a pesar de haber pasado años de los delitos cometidos, instalaba que es posible rendir cuentas después de casi tres décadas de los atroces crímenes cometidos.

El primer ministro israelí Netanyahu es el rostro visible de la criminalidad y por aquello su lugar es una silla frente a un tribunal. Pero también está el poder judicial obsecuente, que, sin ningún pudor, ampara, justifica, guarda silencio. En Israel, la tortura, los tratos inhumanos, crueles y degradantes son legales, se practican de forma cotidiana.

Desde la palabra más sencilla hasta la opinión más compleja, se hace necesaria para que actúe la justicia, así, sólo así, el mundo podrá entrar a dormir pensando en otro despertar.

Es justamente en este espacio donde la solidaridad internacional debe comportarse a la altura de los tiempos. No se trata de ser el mejor compañero del curso; sencillamente el que debe estar siempre en las horas más reclamadas.

Un tribunal para Netanyahu.

Por Pablo Varas

26 de septiembre de 2025.

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