Valparaíso y los jóvenes como un “Activo País”

Tras el terremoto de 1960 en Valdivia, miles de jóvenes, estudiantes y profesionales se convocaron en terreno para apoyar voluntariamente la reconstrucción de los sectores más afectados

Por Director

28/04/2014

Publicado en

Columnas

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nicolaspreuss
Tras el terremoto de 1960 en Valdivia, miles de jóvenes, estudiantes y profesionales se convocaron en terreno para apoyar voluntariamente la reconstrucción de los sectores más afectados. A ese grupo de jóvenes voluntarios se les atribuye, entre muchas otras labores, la creación de los diques de evacuación de aguas que permitieron salvar a Valdivia de una inundación catastrófica. (Ver la Epopeya del Riñihue)

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54 años más tarde, nuevamente miles de jóvenes estudiantes y profesionales nos reunimos en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Valparaíso para ponernos a disposición de las necesidades de las familias, para de esta forma reconstruir sus barrios y viviendas.

Son estos momentos de las historia de nuestro País los que marcan a fuego el compromiso de la juventud con su pasado, presente y futuro. Cada vez que los jóvenes hemos sido requeridos, ha existido un grupo de voluntarios dispuestos a dejar la comodidad y el confort de sus casas para partir con una mochila cargada de deseos de ayudar. En cada catástrofe natural o desafío social, los jóvenes pasan a ser una clave estratégica de apoyo para enfrentar a adversidad. Y muestran una capacidad de autorganización y gestión indispensable en las labores de ayuda.

La clave está en ser capaces de articular el segundo nivel del voluntariado juvenil. Conociendo y evidenciando que nuestros jóvenes estarán presentes cada vez que sean requeridos, es indispensable transformar está oportunidad en un activo del país. Para eso esta multiciplicidad de voluntades deben contar con herramientas con las cuales desempeñarse de forma eficiente en el futuro.

El gran desafío del Estado, y en particular del Injuv, será contar con un marco de acción multi sectorial que permita organizarnos ex ante y mantener un alto contingente de jóvenes preparados para asumir las diferentes tareas que se desprenden de los procesos de voluntariado en situaciones de catástrofe, pero también en situaciones de normalidad. Es decir, transformar voluntad y disposición, en un activo social al servicio eficiente de una causa: en definitiva, en un “Activo País”

Esto implica aunar la preparación específica en ámbitos de voluntariado, con una trayectoria eficaz y eficiente en el sistema educativo que forme y active la vocación social, de manera de contar con un servicio de voluntarios en red, altamente capacitado y preparado para futuras necesidades.

Hoy por hoy, debemos ver a nuestros jóvenes cómo lo que realmente son para nuestro País, el mayor activo a largo plazo del que disponemos, serán estos jóvenes los que el día de mañana dirijan los destinos de nuestra patria, serán estos voluntarios jóvenes los que el día de mañana relaten a las nuevas generaciones cómo ayudaron a reconstruir Arica y Parinacota, Tarapacá y Valparaiso.

Nuestro mejor aprendizaje desde el INJUV a partir de lo sucedido estos días, es que esto va mucho más allá del activismo por una causa: acá hay verdadera vocación de servir. Nuestra lección es profundizar la creación de valor, potenciando el surgimiento de una nueva generación de voluntariado en red, profesional y eficaz al servicio de Chile.

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