Por si alguien no sabe bien qué son las remeses, se lo explico: las remesas son envíos de dinero que hacen a sus familias, los migrantes que radican y trabajan en un país diferente al suyo.
Supongo que muchos migrantes que están en Estados Unidos u otros lugares lo hacen, pero el caso de México es muy especial. Es que allá viven millones de mexicanos. Hay cifras variadas, pero generalmente se considera a los de primera generación y a los de segunda y tercera generación, es decir a los hijos y nietos de los que primero se fueron para allá. Posiblemente en otros países eso no ocurre, pero como los yanquis son tan racistas, para ellos un nieto de mexicano, aunque haya nacido en Estados Unidos, sigue siendo mexicano por su ascendencia, por sus ojos negros, su cabello oscuro y otras características.
Ya han visto ustedes cómo a una persona de tez blanca pero que tiene unas gotas de sangre negra, la consideran y la llaman negra.
En Estados Unidos, los «hispanos» son personas, residentes o inmigrantes, que tienen ascendencia, cultura u origen familiar latinoamericano.
Pues, precisando, los mexicanos o hispanos como les llaman, son 32 o más millones de personas que viven en Estados Unidos. Hay gente proveniente de otros países latinoamericanos, pero los mexicanos son la mayoría.
Es mucho dirán ustedes, pero así es. Y no se fueron por gusto de vivir en un país que los discrimina y los maltrata, sino porque allí se gana más y así pueden mandarles dinero a sus familias que se quedaron en México. A sus madres, a sus esposas, a sus hijos ¿Y a cuánto asciende cada remesa mensual? Cada uno envía lo que puede, dependiendo de lo que gana, naturalmente. Pero según cálculos de Bancos y especialistas, cada remesa mensual se acerca a un promedio de 400 dólares, son 390, para ser más precisa. Y esto, en México es mucho: alrededor de un salario mínimo.
La suma total de remesas que llegaron de EEUU a México en 2024 fue de 62 mil quinientos millones de dólares. Este monto fue un nuevo récord para las remesas recibidas en este país.
Las remesas aumentan y aumentan, lo que ha sucedido durante 11 años consecutivos. Porque cada migrante en Estados Unidos se da cuenta de que está viviendo mejor, consumiendo más a pesar de los inconvenientes, discriminación y otros, mientras que su familia en México es más pobre.
Eso a pesar de que en este país se ha aumentado sensiblemente el salario mínimo, se otorgan beneficios a gran parte de la población, ha disminuido la pobreza.
Pero de todos modos allá la situación económica es mejor. Cualquier trabajador gana cerca de 19 dólares la hora, más o menos, según el tipo de trabajo, el Estado y otras variantes.
Pero, para México, estas cantidades de remesas algunos años han sido superiores a lo que aporta Pemex y otras fuentes de ingresos. Aunque, de todos modos, solo constituyen el 3,4 por ciento del PIB nacional.
Pues ahora el señor Trump quiere gravar las remesas. A los trabajadores les quiere poner un impuesto del 5% de lo que mandan a México, que es el producto de su trabajo. Y es muy posible que después lo vaya aumentando…
Esto es injusto y discriminatorio por diversas razones:
- Porque los trabajadores mexicanos, sean legales o ilegales, ya pagan impuestos en Estados Unidos y tienen pleno derecho a auxiliar a sus familias, sin pagar más.
- Porque los millonarios siempre están sacando su dinero de un lugar a otro para llevarlo a paraísos fiscales en los cuales no pagan impuestos. Y esto lo hacen generalmente en forma clandestina. Pero los gobiernos lo saben o lo sospechan.
- Porque hay numerosos Bancos o empresas especializados que mandan las remesas, y algunos se toman tiempo para jinetearlas y así ganar mucho dinero.
- Porque, en tal caso, muchos trabajadores preferirán volver a México, que los recibirá con los brazos abiertos.
- Porque los yanquis se van a quedar sin una mano de obra que les es indispensable.
- Porque los migrantes mexicanos son excelentes trabajadores, pagan impuestos y consumen como cualquier gringo, y eso se va a acabar.
Desde luego, como bien ha expresado La Jornada, “gravar las remesas es (otra demostración) del sadismo trumpista más delirante».
Es que Trump odia todo lo que es extranjero pobre y moreno. Hay que ser rubio como lo es él, que se pinta las canas de un amarillo rabioso y se construye un “jopo” o “parrón” que se va achicando todos los días, fíjense. Pobre hombre, tan preocupado de su cabello. Seguramente muy pronto tendrá que usar peluca.
Todas sus propuestas son retardatarias y contrarias a la cultura, como quitar presupuesto a las universidades y otros centros de estudios, de producción científica o de enseñanza.
Hacer a América grande de nuevo (Make America Great Again, MAGA) consiste para Trump en hacer a Norteamérica más estúpida cada vez.
Pero se equivoca, nosotros sabemos que allí, a pesar del ambiente enrarecido e ignorante, hay personas inteligentes, bien informadas y hasta democráticas.

A lo mejor su propio partido lo tendrá que abandonar, y, en lugar de gobernar un tercer periodo como pretende en su increíble inconsciencia, ni siquiera termine el actual. Porque despreciar e insultar al mundo entero, ni el presidente demente de Estados Unidos lo puede hacer impunemente.
Por Margarita Labarca Goddard
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