Yo crecí con Felipe Camiroaga

He estado concentrada en las movilizaciones en Chile

Por Mauricio Becerra

10/09/2011

Publicado en

Columnas

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He estado concentrada en las movilizaciones en Chile. Leo dos periódicos electrónicos y comparo con las portadas de los otros grandes monstruos informativos. Admirativa de la creatividad de los estudiantes y de la participación de la « gente », del paro de los empleados de un banco, de la implicación de las familias, de la marcha de los paraguas, de los remolinos, de FREE EDUCATION IN CHILE.  En Chile donde el neoliberalismo entró en el sentido común como dice mi amigo historiador. ¿Donde la respuesta a Cómo estás? es traducida por muchos como una pregunta referida a nuestros éxitos y fracasos económicos.

Después del paro convocado por la CUT, todos los periódicos reportan la muerte de un joven de 16 años que empujaba la silla de ruedas de su hermano inválido. Salieron un momento de su casa a mirar las manifestaciones de ese día. Muerto por bala, una bala proveniente de un arma de carabineros. Recordé los peores tiempos de la represión policial durante la dictadura y de la negación como pan cotidiano de nuestros días. ¿Cómo es posible que un policía dispare su arma durante una manifestación y en democracia, es decir bajo un Estado de Derecho?  Y ¿cómo es posible que la institución niegue cualquier responsabilidad antes de hacer una investigación ?. Sí, aun es posible.

Luego se cayó el avión en la Isla Juan Fernández y la tragedia se instaló para olvidar a Manuel Gutiérrez, a los estudiantes, las movilizaciones, el paro, los remolinos, los paraguas y todo. Al sentimiento de injusticia e indignación le ganó la emoción. Esa que embarga las páginas de los grandes periódicos, excepto algunas raras excepciones, esos « pequeños » que se resisten a subir a las primeras planas este acontecimiento.

Ciertamente, Felipe era una persona pública, una figura de televisión que estuvo « presente » en muchos hogares chilenos, « casi como de la familia ». Una amiga chilena que no vive en Chile me dice al teléfono : « ¿Supiste lo de la tragedia?. Que pena, me duermo pensando en esto, porque yo crecí con Felipe Camiroaga ».

Felipe fue desde hace años una figura ejemplar de solidaridad, compasión por los débiles, un actor humanitario, lo que le valió ser tildado-post mortem- de « comunista ».

Su desaparición es un acontecimiento colectivo que, como la muerte de Lady Di, la princesa del pueblo, o de Evita para los argentinos, marcará los corazones, creará un antes y un después.  Yo llevo algunos años fuera de Chile y una estrella no se apaga para mí con su muerte, sin embargo y pese a mi distanciamiento « intelectual », debo confesar que su muerte me sorprendió y me afectó.

Por qué comparto esta emoción colectiva que estaba segura de no compartir cuando me dio mucha pena la muerte de Patricia Verdugo, cuando recordamos el 30 de agosto el día del detenido desaparecido, de tantos otros desaparecidos….también en el mar.

¿Quizá es porque era una star de televisión ? Eso que se llama « farándula », una especie de personaje de película pero local, alcanzable, de carne y hueso, cotidiano, cercano, un vecino de Chicureo.

¿Quizá son los mass media que para embolinar la perdiz y hacer olvidar a la gente que esta endeudada hasta el cuello, le ponen el matinal y ya esta ?. El opio del pueblo?

¿Quizá es porque Felipe fue construido mediáticamente como un guapo y eterno soltero?

O ¿quizá porque Felipe era una alma caritativa que puso su imagen a contribución de las buenas causas?

¿Por qué el terremoto ?, los mineros  y Felipe movilizan esa emoción colectiva que no alcanzan las causas llamadas políticas ?. Creo que no todo lo explica la mano negra de los mass media, manipuladores inmorales de los incautos espectadores.

Tarde, Park, Dupuy y Elster entre tantos otros, nos ofrecen pistas para comprender algo de esta emoción colectiva que hace de los pueblos un compañero inseparable de los líderes carismáticos. En la época de Weber no había tele. ¿Hubiese incluido en sus tipos ideales a nuestros personajes mediáticos cotidianos como persona publica pero no política?

David Lodge , dice a propósito de la muerte de Diana «En ultimo análisis, no es por Diana, sino por nosotros mismos, que hemos llorado ». La muerte de una endiosada Diana, especialmente después de la tragedia, nos muestra de manera rotunda, según este periodista inglés, que la finitud es condición humana, de todos, incluso de ella e incluso de Felipe.

Hace un tiempo quedé sorprendida de la amplitud del movimiento estudiantil y del apoyo que, figuras como Felipe Camiroaga, le ofrecieron a esta causa. Ciertamente ni la reivindicación social, ni  política, ni la INJUSTICIA de la muerte de Manuel Gutiérrez suscitan el mismo tipo de indignación que la injusticia de la muerte trágica de Felipe provoca.

Propongo pensar juntas la emoción y la acción colectiva: recordar a nuestro desaparecido más celebre , Felipe, junto a los otros desaparecidos menos celebres, para recordar que la causa de los estudiantes y de muchos mas, como nuestros  desaparecidos también muy jóvenes, está «también « presente » y que en ella se proyecta la finitud en la posteridad de una herencia : la educación para nuestros hijos y nietos; una sociedad más justa. Recordemos lo que decía Felipe a propósito de una lucha impecable para tener presente tantas y largas luchas impecables:

« Hola soy Felipe Camiroaga y quiero aprovechar este momento, esta instancia para dar TODO mi apoyo desde mi cabeza, desde mi corazón, desde mi alma, creo que han dado una lucha impecable, creativa, sensible, tremendamente valiente, que de verdad como chileno siento un orgullo gigante. Creo que la educación no puede ser un negocio para nadie, y también  creo que la educación cambia este mundo de raíz, y que pueden lograr un cambio histórico, necesario y que paradójicamente no nace de los que tiene que nacer, de la autoridad, sino que nace de Ustedes. De verdad mi apoyo de corazón a los estudiantes chilenos ».

Por Paola Díaz

Socióloga

1David Lodge, La Vérité tout nue suivi de La mort de Diana, Paris, Rivage, 1999.

*Este texto fue escrito antes de que se encontraran e identificaran los restos de Felipe Camiroaga, el viernes 9 de septiembre 2011. La traza de su existencia  y de su muerte, abre paso a un posible duelo. Acceso vedado cuando esas huellas han sido destruidas.

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