Valparaíso

Christian Romo, la gran promesa de la nueva camada de escultores porteños

«Su oficio es excelente, demuestra maestría en la elaboración y ejecución de cada pieza

Por Daniel Labbé Yáñez

23/06/2018

Publicado en

Artes / Artes Visuales / Cultura / Regiones

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«Su oficio es excelente, demuestra maestría en la elaboración y ejecución de cada pieza. Es perfecto sin ser perfeccionista o puritano ya que deja a la vista aspectos propios de la materia rocosa. Moldea la piedra con rigor y con habilidad sabe sacar partido a las texturas y relieves que surgen del material. Su variada iconografía pétrea demuestra su versatilidad para afrontar diversas expresiones y temas, desde lo más pequeño hasta la monumentalidad si así lo quisiera».

De esta manera definió Carlos Lastarria -el más prestigiado de los críticos de arte de Valparaíso- el trabajo del aún joven escultor porteño Christian Romo.

Hizo esta apreciación al criticar en el diario La Estrella de Valparaíso la exposición “CRomo arte-factos de piedra”, inaugurada en junio de 2016 –en el salón Esmeralda de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Valparaíso- y que aún recorre el país.

Lastarria –reconocido como crítico riguroso, que nada concede a la mediocridad, ni al estímulo fácil- fue más allá en su laudatoria referencia de la obra de este escultor porteño:

“En un panorama un tanto escaso de escultores que muestren sus obras, tanto por la lentitud que conlleva hacer obras en esa expresión como las dificultades de espacio resulta significativamente importante esta exposición de un joven artista de Valparaíso”, señaló.

«CRomo arte-factos de piedra», la primera exposición individual del escultor Christian Romo, ha tenido muy buenos resultados; con ella visita diversas salas de la V región y del valle del Aconcagua. Consiguiendo buenísimas críticas de los expertos del medio, ha logrado mantenerse activa por dos años, cosa que muy pocas muestras pueden lograr en Chile.

Luego de ser presentada en la sala Esmeralda, fue exhibida en el prestigiado centro cultural Pedro Aguirre Cerda, de Calle Larga. Luego volvió a Valparaíso al edificio Cousiño del Centro de Extensión del Duoc; enseguida retornó al Aconcagua, al Centro Cultural de Los Andes; siguió en la Biblioteca Pública de Panquehue. Allí fue muy bien recibida por la comunidad, la que encabezada por su alcalde Luis Pradenas Morán, lo despidió con un galardón. De ahí pasó a Villa Alemana, exhibiendo en la sala Gabriela Mistral, cerrando la exhibición en el Parque Cultural Valparaíso, ex cárcel. Recién, en mayo de 2018, fue re inaugurada en el Instituto Nacional de Odontología, en Ñuñoa, Santiago.

Respecto del contenido de esta exposición es bueno acudir a la mirada del crítico Lastarria, uno de los pocos que en la actualidad domina el panorama escultórico chileno. “En la muestra se definen claramente al menos tres vertientes. Está la que lo acerca a la naturaleza, como lo son las formas de caracol, de una fauna imaginaria, como si hubiese extraído la pieza desde lo más profundo de los orígenes de la Tierra. Otras recrean formas de animales, como las figuras antropomorfas y humanas de las culturas antiguas, y por último están los morteros, que recuerdan no solo las culturas ancestrales, sino que las faenas típicas del quehacer del campo”, analiza.

Remata Lastarria: “El escultor Christian Romo presenta un conjunto de obras realizadas en piedra negra. Son en su mayoría de tamaño mediano o pequeño, e indaga en diversas expresiones que de alguna manera se relacionan con lo arcaico, lo precolombino y la naturaleza. Son volúmenes donde apunta tanto a la expresión como a la síntesis, logrando simplificar y reducir sus formas, sin que por ello pierdan la vinculación con los aspectos originales y naturales de los objetos o motivos representados”.

Tres etapas

Al hablar del trabajo escultórico de Christian Romo es necesario indicar tres lugares de Valparaíso que han sido significativos para el desarrollo de su obra. Primero la escuela de Bellas Artes de Valparaíso, donde se vive gran parte del proceso académico. En búsqueda de desarrollar el arte de la pintura se encuentra en el camino con la escultura, disciplina respecto de la que hasta ese momento no tenía mucho conocimiento y menos práctica… pero que decidió conocer y explorar, escogiendo esta mención artística como disciplina a desarrollar.

Otro lugar importante es el Parque Cultural ex Cárcel, donde con compañeros de oficio se levanta el primer taller de escultura (Taller Crisálida), apoyando a la consolidación de este territorio como parque cultural. Acá experimenta con varios materiales, llegando a la piedra, material noble que ha sido el medio de expresión más significativo para CRomo.

Desde el Parque Cultural se traslada a Quebrada Verde (cerca de la reserva natural acantilados Federico Santa María), donde en la actualidad se desarrolla el taller de piedra, siendo un lugar de creación, aprendizaje y producción.

En el 2015, producto del trabajo en taller aparecen los morteros de piedra zoomorfos, que es seleccionado por el Sello de Excelencia a la Artesanía. En esta faceta ha desarrollado una línea culinaria paralela al trabajo escultórico.

Sin duda que la fuente de inspiración en el trabajo escultórico de CRomo está orientado a las culturas originarias de América, abstrayéndose en las formas, volúmenes y cosmovisión de una cultura rica en imágenes y contenidos. «La cultura latinoamericana debe seguir tomando conciencia de sí misma, de revelar su esencia, sus parámetros y sus cualidades sobre el fondo de otras culturas y afianzar, cada día más, con ello, las bases de su soberanía cultural”.

En entrevista con El Ciudadano, Christian Romo sostiene que “es en la Ex Cárcel donde toma significado absoluto mi carrera de escultor”.

Al ser consultado sobre cómo se implicó en la Ex Cárcel, CRomo refiere: “Primero llegué a la Escuela Municipal de Bellas Artes de Valparaíso (2003), donde me conecté con el Parque Cultural: ahí se me abrieron las puertas y junto a mis compañeros Hugo Riquelme y Marcelo Letelier, armamos nuestro primer taller de escultura”.

Expresa que “fue un momento muy bello porque a través de nuestro quehacer estábamos apoyando el proyecto Parque y a la vez el espacio nos permitió desarrollar nuestro proyecto escultórico. Empecé a trabajar la madera, los fierros y ahí fue donde encontré la piedra”.

Fue en el emblemático Parque Cultural que comenzó su trabajo de taller. “Puedo decir con mucho orgullo, que para mí lo más importante es el trabajo de taller. Ahí es donde vas experimentado con los materiales. En el taller se genera una autoeducación”, apunta.

Manifiesta que en esa labor de taller desarrolló una interacción con la piedra, que “por ser un material noble, tiene una presencia, un peso… imagina lo que es trabajar, pulir, llegar a la forma”. Da cuenta que en ese proceso pudo concebir a la piedra como un vehículo de expresión estética.

CRomo revela que de acuerdo a su experiencia, es el oficio en el taller el que le ha permitido desarrollar una propuesta como artista. “La constancia en el trabajo, con un material específico, te da la oportunidad de ir perfeccionándote, dominando la técnica; te permite explorar otras sensibilidades…”.

El joven y ya destacado escultor porteño está ahora abocado a su próximo proyecto: “Cardumen”. Dice que este se ha ido dando de a poquito.

Afirma que la reciente reinauguración de su exposición «CRomo Arte-factos» en la galería cultural del Instituto Nacional de Odontología, le permitió darse cuenta “que todo es un proceso”.

Pudo ver con mucha fuerza la belleza del mar y su fauna y constatar su destrucción, comprendiendo que su quehacer artístico no puede mantenerse al margen de ese proceso.

“¡Tenemos que tener conciencia de nuestro mar!… entender que estamos desprendidos de lo que es nuestro… El mar se lo hemos regalado a unas cuantas familias y eso ¡no es posible! ¡Cómo tan poco empáticos de no entender que en el mar hay una rica biodiversidad, que del mar vivimos! ¡Por la mierda! La fuente de la vida está en el mar. ¿Cómo somos tan brutos?”, expresa desbordado el artista, en esta conversación que se desarrolla un mediodía de otoño, en el Cerro Alegre de Valparaíso.

CRomo apunta a que esta temática le da mucho sentido como artista, porque -dice- «es una búsqueda del origen”. Fundamenta: “En el mar hay una cantidad tan importante de formas, de colores, de expresiones de vida, que son tan diferentes a la nuestra, pero son tan atrayentes. Y son tan importantes de conocer…”.

“Si con mi trabajo puedo acercar al público en general a esta realidad marina en su diversidad, creo que estaré cumpliendo con mi rol político social…”, aduce Romo.

El escultor finalmente expresa el sentido que le da a su labor artística: “Reconozco y valoro el sentido estético de mi trabajo, porque sé que estoy entregando belleza. Pero también hay un mensaje político social que es fundamental en el trabajo artístico, porque el arte es transversal a lo que pasa en nuestro mundo, y no se puede desentenderse de él”.

Nueva camada de escultores en la región

Sin duda que Christián Romo es uno de los referentes principales de la nueva camada de escultores porteños y chilenos. Entre los cultores de esta arte, en Valparaíso, se debe partir nombrando a Iván Cabezón.

Su trayectoria ha permitido disfrutar durante años de sus obras, pero principalmente ha sido un ejemplo de perseverancia y trabajo.

Dentro de la práctica escultórica son importantes los simposios que se realizan a nivel nacional e internacional, donde escultores se citan por unos cuantos días (por lo general 10 jornadas) para realizar esculturas en gran formato, en diversas materialidades.

En este ámbito es posible mencionar a Andrea Rebolledo, Andrés Figueroa y Simón Jiménez como exponentes activos de la región que han dejado sus obras en diversos territorios nacionales e internacionales, demostrando el alto nivel que esta práctica tiene a nivel regional y nacional.

Es necesario mencionar también el desarrollo constante de exposiciones y obras en fundición que entrega Pablo Villegas, quien ha dado vida a una iconografía muy característica, que define un sello en su obra.

Rodrigo Villalobos con su propuesta en fierro, Alberto Riveros con sus trabajos en madera, Said Rumie con sus obras en metal y piedra, entre otras y otros, preconizan un fértil y próspero escenario de la escultura de Valparaíso y chilena.

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