Un micro cuento semanal

Jueves de Playa

El calor del día jueves nos hizo pensar todo el día en bailar y para cuando la noche cayó, la brisa cálida de septiembre nos llevó hasta la puerta del conocido y ya casi de culto, Bar Loreto

Por Ciudadano

08/10/2015

Publicado en

Cultura / Música

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El calor del día jueves nos hizo pensar todo el día en bailar y para cuando la noche cayó, la brisa cálida de septiembre nos llevó hasta la puerta del conocido y ya casi de culto, Bar Loreto. En la tarde se desprendía una energía en el aire, una cierta expectación por esa banda santiaguina que ha estado haciendo harto ruido últimamente y que justo tocaría ahí: los Playa Gótica.


La velada comienza. Atravesamos las puertas del bar y sentimos como las luces fluorescentes resaltan los tonos claros de nuestra vestimenta y de paso nos transporta directo a la mejor escena de Fiebre de Sábado por la Noche. La música es algo oriental con bases electrónicas y contagiosos beats. La dj encargada de prender y preparar al público para el pop sucio de Playa, logra traspasar su exaltación y nos tiene con ganas de ir a preguntar qué es lo que suena.

Medianoche, bajan las luces y la banda sale, comienza a sonar una intro muy noise. Al parecer, los Playa Gótica no son tan pop. La atracción es casi instantánea, casi siniestra, la mezcla perfecta de melodías y gritos. Todos se están moviendo, está en el aire, en los amplificadores y en la voz de Fanny Leona, la vocalista, quién simpáticamente nos avisa que ha llegado la hora de tocar la canción que convocó a la gran mayoría. 

Es verdad, los prometedores Playa solo tienen dos singles en la red pero logran llenar un bar. El público exige concretar el álbum e inmediatamente Fanny comparte cómplices miradas con Milton Mahán, voz y guitarras de Dënver, además de productor de su último video, Reptil No Gentíl

¿Será que todo queda en la familia del pop chilensis? Porque el cierre de la magnética presentación de Playa culminó con los toques modernos y clásicos de Mariana Montenegro, quien tomó el mando de la música y se lució con un dj set cargado de onda disco, ideal para un jueves de baile.

Siempre lo gótico me pareció lejano, extraño, incluso feo, como alguno de esos rincones de tienda desprolija del centro de Santiago. Sin embargo, lo que pasó con Playa Gótica hace un rato fue una especie de secreta fractura, de momento perfecto en donde son capaces de convivir el pulso ligero de una canción bailable y la negra rabia que se escurre del imaginario gótico.

Creo que me gusta esta negra playa.

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