Buffon le escribe una carta de amor a su portería

Sigue acrecentando su leyenda. El portero italiano Gianluigi Buffon, jugador de la Juventus y de la selección de Italia, superó un nuevo récord de imbatibilidad en el fútbol italiano al alcanzar los 973 minutos ininterrumpidos sin recibir goles. Ese hito fue motivo para difundir un sentido mensaje en las redes sociales.

El arquero del conjunto turinés, de 38 años, publicó una emotiva carta de amor a las redes sociales, dedicada pura y exclusivamente a la portería, el lugar que defiende en el campo de juego «desde los 12 años».

La racha de Buffon se cortó en el triunfo de la Juventus en el Derby della Mole, partido en el que derrotó 4-1 alTorino. Buffon sólo necesitaba empezar sin recibir un gol en los cuatro primeros minutos para batir el récord de imbatibilidad en la Serie A, que ostentaba Sebastiano Rossi, con 929, desde 1994.

Un penal anotado por Belotti a los 48 minutos puso fin a la racha y dejó el nuevo récord en 973 minutos. Antes de este partido, el último gol en contra para Buffon lo había marcado el italiano Antonio Cassano, delantero de la Sampdoria, el pasado 10 de enero.

La traducción completa de la carta que Gianlugi Buffon le dedicó a la portería:

«Tenía 12 años cuando te di la espalda. Renegar de mi pasado para asegurar tu futuro. Fue una elección del corazón. Una elección del instinto. Justo el día en que me detuve a mirarte de frente, sin embargo, empecé a amarte. A protegerte. A ser tu primera y última línea de defensa. Me prometí que haría todo lo posible para no abandonar tu resguardo. O para hacerlo lo menos posible. Pero cada ocasión fue dolorosa, tener que darme vuelta para entender que te había desilusionado. Una vez. Una vez más. Siempre hemos sido opuestos y complementarios, como la Luna y el Sol. Obligados a vivir uno al lado del otro, pero sin tocarnos. Compañeros de vida a quienes se niega el contacto. Hace más de 25 años juré mis votos: juré protegerte y guardarte. Convertirme en un escudo contra tus enemigos. Siempre he pensado en tu bien, anteponiéndolo al mío. Y cada vez que me di la vuelta para mirarte intenté sostener tu expresión decepcionada con la frente en alto, pero sin perder nunca el sentimiento de culpabilidad. Tenía 12 años cuando le di la espalda a la puerta. Y seguiré haciéndolo. Mientras las piernas, la cabeza y el corazón resistan.»