Historias de fútbol

El otro Mundial, el de la calle

Además de los ostentosos Mundiales de la FIFA, cada año se celebra la Homeless World Cup entre personas que quedaron en situación de pobreza y exclusión, un torneo donde la condición física y la edad pasan a un segundo plano y el resultado es sólo una estadística; el director de la ONG de la Selección argentina detalla cómo el fútbol, através del torneo, ayuda a los participantes a superar sus problemas y a mejorar sus vidas

Por Javi Gumucio

01/10/2015

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Ocho aficionados -cuatro contra cuatro- jugaban al fútbol en la Plaza de la Ciudadanía, en Santiago, un partido entre amigos. Allí no se valoraban los fouls, las faltas a la verdad o los chapuzones en el área, y la peor estrategia era salir a ganar a cualquier precio.

Era la final del Mundial de Fútbol Calle, un certamen anual que busca generar en sus jugadores -quienes quedaron en situación de exclusión y pobreza por distintos motivos- cambios duraderos que les permitan mejorar sus vidas y tener otra oportunidad en la sociedad.

Lejos de los millones de dólares del fútbol profesional, más de 300 jugadores de 40 países de los cinco continentes cumplieron el sueño de ponerse la camiseta de su selección para jugar un Mundial de Fútbol. Lo obtuvieron como un premio al esfuerzo y al cambio que tuvieron en sus vidas en el último tiempo.

546b5a9598ccb“El deporte es sólo una motivación muy importante para llegar al objetivo”, dice Sergio Rotman, director de Hecho Club Social, la organización donde nació la Selección argentina de Fútbol Calle. “El resultado más grande es que esos muchachos retomen los estudios, obtengan trabajo, recuperen un hábitat saludable, dejen la calle y se vinculen nuevamente con sus familias”, agrega el también manager, entrenador y consejero que acompaña al equipo a los Mundiales desde 2004.

El campeonato que se disputó entre el 19 y el 26 de octubre, nació en 2003 de la Red Internacional de Periódicos de la Calle, quienes pensaron que cada revista podría representar al equipo de su país en un campeonato mundial. Sus creadores, el austriaco Mel Young y el escocés Harald Schmied -que se habían conocido un par de años antes en una conferencia de homelessness en Sudáfrica- se unieron en la idea de que estas personas podían cambiar su vida a través del fútbol y así crearon la Homeless World Cup, que tiene su sede en Edimburgo, Escocia y que tuvo su primer campeonato en Graz, Austria.

En Argentina, Hecho en Buenos Aires era el proyecto social de publicaciones callejeras de donde nació Hecho Club Social, una organización que emergió en 2003 específicamente destinada al deporte como herramienta de inclusión, pero que desde 2007 es una asociación civil con talleres que están relacionados al trabajo, la vivienda, la salud, la ciudadanía y la autoestima. “Lo importante es hacerles conocer las necesidades básicas para su progreso, como conocer sus derechos, armar un currículum, cómo plantear un texto, la prevención de drogas y de HIV, o los problemas de adicción al alcohol”, detalla Rotman.

15288_10152811436824508_8489279337243738171_nEl torneo al que acuden los campeones en crecimiento personal y que en su 12ª edición contó con 48 equipos de varones y 16 de mujeres, tiene una primera instancia que sirve para clasificar en tres grupos a los países participantes, según su nivel; es decir, hay tres copas. Cada selección tiene 13 partidos –dos diarios- con dos tiempos de siete minutos. Es una regla la rotación de los cuatro titulares y los cuatro suplentes con los que cuenta cada equipo, quienes pueden participar desde los 16 años para adelante, sin límite de edad.

“Los cuatro cambios permanentes –explica Rotman- le otorgan un absoluto protagonismo a cada jugador que está en la cancha. Por la preparación física y las edades, es muy difícil que alguno pueda jugar los quince minutos. Participan todos porque es el premio al esfuerzo que hicieron todo el año”.

-Escoger sólo ocho jugadores -de decenas que tuvieron que superar varios obstáculos personales- para jugar el Mundial debe ser más difícil que dejar afuera a Tévez…

-Hay una carga de subjetividad al momento de seleccionar, por eso tenemos que ser conscientes de hacia dónde queremos ir y qué es lo que rescatamos de cada uno. Ellos saben que no va el mejor jugador. Que al margen del fútbol tiene que ser buena persona, buen compañero y buen líder. De los 40 con los que comenzamos a trabajar a principio de año, los ocho que quedan surgen del compromiso, la responsabilidad y la perseverancia. Al que quiera progresar y lo demuestre, lo vamos a acompañar.

Creemos que el HWC y la Selección argentina de Fútbol Calle son una gran motivación para seguir progresando. No queremos llevarlos a un nivel profesional del juego, porque para convertirlo en deportista habría que invertir en alimentación y vivienda y la idea no es ser un proyecto asistencialista, sino uno que apoye, complemente y brinde las herramientas, donde que cada uno sea el promotor de sí mismo.

-La prensa trasandina destacó los resultados deportivos por encima del verdadero objetivo. ¿No siempre se entiende la esencia del torneo?

-El público que se acerca a ver los partidos comprende rápidamente la situación, pero los medios no siempre lo entienden así. Una vez, en México, Telmex realizó un encuentro privado ajeno a la organización del Mundial, con mucha pomposidad y cero conocimientos de la cuestión social. La arenga del relator era de rivalidad y los jugadores locales asumían los males gritando los goles a la cámara en vez de abrazarse con sus compañeros. Conversamos con los organizadores para reencauzar el objetivo y que el torneo no pierda su esencia.

Los sponsors con visión empresarial y no social se pueden confundir y pensar que ganar a cualquier precio es lo importante. Esto podría ser arte o cualquier tipo de actividad si tuviera la misma capacidad de motivación que tiene el fútbol, entonces lo importante no es el resultado.

NLANDS-V-BRAZILsmaller-¿Alguna vez ocurrió que jugadores de África o Latinoamérica se quedaron en un país europeo que organizó un Mundial o en Estados Unidos?

-Es un tema delicado y hemos sido muy estrictos. En el Mundial de Dinamarca, 40 jugadores de distintos países africanos desaparecieron de las concentraciones de sus equipos y a los que no regresaron por su cuenta, los tuvieron que rastrear. Son personas adultas a las que no les podemos obligar a nada, pero sí hablar y hacerles comprender que la idea es no manchar la imagen del campeonato.

Nosotros tuvimos un caso complejo en el Mundial de Italia, cuando dos jugadores africanos que jugaban para Argentina –así como hay refugiados argentinos jugando en la selección italiana- querían quedarse en aquel país. Habían llegado a Buenos Aires huyendo de la guerra civil de Liberia, en un barco que creían que los llevaba a Europa. El desafío era doble. Lo habíamos hablado acá pero allá las cosas cambiaron. Les tuvimos que hacer entender cuáles eran las libertades que tenían en Argentina y que en Europa no las iban a poder tener.

-Estuviste en más Mundiales que Milutinovic, contanos otra anécdota…

-El Mundial de Suecia fue un llamado de atención para darnos cuenta de los distintos niveles de pobreza. Un día fuimos a comer con los jugadores de otras selecciones y los europeos se levantaron para pagar con tarjeta. Los muchachos nuestros no sabían qué estaba ocurriendo. Ni alucinaban con esa posibilidad. Después comenzamos a entender: el problema en nuestro país comienza por una marginación económica.

En Europa el mayor problema no era económico, sino desde las adicciones por las cuales la sociedad los excluía rápidamente y en la que a ellos les costaba mucho reinsertarse, aún teniendo el dinero. En cada país hay un problema diferente de exclusión. No hay una sociedad perfecta ni absoluta.

-¿Quién es Mumy?

-Mumy es una chica que vive en Ciudad Oculta. Es la mayor de siete hermanos de una familia con los padres separados. Tiene una gran vocación por el fútbol y el año pasado viajó con la Selección para el Mundial de Polonia. En esa convivencia nos conmovió con las historias de crudeza que había vivido.

Se hizo conocida en el partido ante Estados Unidos, cuando el árbitro cobró un penal a favor de Argentina y mientras las chicas norteamericanas reclamaban, Mumy sorprendió a los rivales y al propio juez cuando le dijo que no fue penal, lo que generó la emoción y el aplauso de todo el público.

“Lo que nosotros aprendemos con el torneo es a ser justos y aquello era una injusticia”, expresó Mumy ese día. Estas actitudes son las que generan satisfacción, más que ganar la Copa. El fútbol te da enseñanzas para la vida y eso es lo más importante.

Seeing-¿Con qué apoyo cuenta la organización?

– La HWC tiene apoyo privado, un acuerdo con la UEFA y un vínculo con las Naciones Unidas en cuanto al desarrollo de actividades sociales. Hoy la red está más fuerte y equilibrada, teniendo en cuenta que se fue formando de organizaciones muy endebles.

Nosotros tenemos la colaboración de la Secretaría de Deportes y acuerdos con empresas de transporte para que los chicos que viven lejos puedan venir a entrenar. Algunos municipios también han ayudado para que su representante pueda estar presente en las prácticas. Pero aún nos falta una estructura importante de recaudación de fondos, para poder cumplir como debemos la tarea de apoyo, contención y realizar acciones de mayor impacto.

-¿Cuáles son los proyectos para el futuro?

-En Argentina tenemos el proyecto de darle un alcance nacional. El año pasado incorporamos chicos que ni siquiera conocían Buenos Aires. Queremos interactuar con las provincias y tratamos de agrandar los eventos regionales para un día poder hacer un nacional de torneos de la calle.

Este año hicimos un campeonato con habitantes de paradores y hogares de la ciudad de Buenos Aires y una vez al mes organizamos la liga urbana por la inclusión, en la que participan organizaciones de barrio y clubes sociales. Hace dos años creamos la primera edición de la Copa América de Fútbol Calle, que sirve para dar opciones a más personas de poder jugar en la Selección.

546b5a9797578_medium-¿Qué aspectos de un partido pueden transmitir valores fuera del fútbol?

-Para nosotros es muy importante el saludo olímpico antes de iniciar cada partido. Eso señala la camaradería, el espíritu de juego y contribuye a bajar la violencia, sabiendo que hablamos de chicos que viven en ambientes conflictivos. Acá los árbitros tienen una consideración importante, porque para nosotros su figura representa el respeto y el cumplimiento de la ley, tan difícil de encontrar en este tipo de comunidades.

Nos resulta trágico que los jugadores profesionales tengan malas reacciones cuando cobran tanto dinero y aquí no sólo no hay violencia y nadie cobra dinero, sino que hasta a veces tienen que hacer un esfuerzo supremo por estar presentes. Por el entorno en el que viven los chicos, uno puede pensar que estén expuestos a momentos de ira, pero el fútbol demuestra una vez más ser una gran herramienta para poder llevar a cabo una acción de progreso y un cambio positivo. Esa es la grandeza del torneo.

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El programa, que busca ser sostenible en el tiempo, ha adquirido mayor notoriedad en los últimos años y se han sumado embajadores de la talla de Emmanuel Petit, Eric Cantona, Colin Farrel –que hizo el documental Kicking It- y hasta Alex Ferguson, quien ha dirigido un partido de la selección escocesa de modo emblemático.

Un sueño alrededor de la pelota fue suficiente. La desigualdad había disfrazado de utopía la posibilidad y el anhelo de que una persona de la calle pueda vestirse con los colores de su país para jugar una Copa del Mundo. Pero que eso era sólo el comienzo de una nueva vida, en la que demostrarán las habilidades adquiridas a través de la pelota. Destrezas que nada tienen que ver con el fútbol.

“El cambio es simple pero efectivo. La HWC es el mejor ejemplo para saber que en este mundo difícil, todo es posible”, sostiene Young, uno de los fundadores. “Cada año, el campeonato demuestra el poder que tiene el fútbol no sólo para el crecimiento de los jugadores, sino para mejorar la vida de los ciudadanos a través de otra visión. Una que les enciende la mente y el corazón. Esos son los verdaderos goles del torneo”.

Javi Gumucio

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