Fútbol: pasión y capitalización

De todas las cosas sin importancia, el fútbol es, de largo, la más importante.

Por Arturo Ledezma

09/07/2015

Publicado en

Crónica / Deportes / Mundo

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Ese mágico deporte significa más de como lo define la RAE. (Juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos).

Para muchas personas es suerte, es justicia e injusticia, es una pasión, una alegría, una esperanza, una tristeza, una desilusión, un sueño, una droga, el cielo, el infierno, la vida y la muerte.

El problema es que a esas ‘muchas personas’ se les olvida lo que también es el fútbol.

Tristemente, el más bello espectáculo ha pasado a ser un show. Es el opio del pueblo, como diría un sabio anónimo que recreó la famosa frase del líder comunista chino Mao Zedong cuando se refería a la ‘religión’.

Es importante que todos los que lo amamos no olvidemos lo que es en realidad —o en lo que se ha convertido—.

El fútbol es un negocio, es compra, es venta, es dinero —mucho, en realidad—, es intercambio, es comercio, es un elemento de control y de distracción, es política, es interés doble, es promiscuidad, es indigno, es sucio, es guerra, es mil cosas malas.

Pero, también, es millones de cosas buenas. Lo que lo hace bello es la diversidad, eso lo es todo. Las diferencias lo poetizan. El lío es que somos seres hundidos en una cloaca de egocentrismo. No dejamos que nada que no sea igual a lo que pensamos exista. Y lo peor es que no abrimos los ojos para darnos cuenta que somos parte esencial de este circo.

Mientras que los jugadores lo ven como un trabajo, nosotros lo vemos como un dios. De ahí surge la discriminación. Pensamos en nuestra pasión; ellos en su familia, en su vida.

No hay que juzgar sin conocer. Hay que saber que detrás de todo esto hay un sinfín de temas ocultos. Amemos las diferencias y el respetuoso debate. Al jugador que se va al equipo rival. A las mujeres que viven por el deporte y a esas que, acompañando a su pareja, opinan y pelean como expertas. Disfrutemos y deleitémonos en esta: la más perfecta basura.

En conclusión, el fútbol es, simple y absolutamente, fútbol.

por Pipe Sierra en Pulzo

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