Se cumplen 30 años de la histórica victoria de Maradona y Argentina ante Inglaterra con camisetas improvisadas

De todas las historias de la selección argentina campeona en México es probablemente la más insólita

Por Alex Ripne

22/06/2016

Publicado en

Deportes

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De todas las historias de la selección argentina campeona en México es probablemente la más insólita. Pero a 30 años de la histórica jornada en que Diego Maradona consiguió «la venganza» trasandina tras la Guerra de Las Malvinas al anotarles un gol con la mano y driblear a medio equipo rival en el tanto más importante en la historia de los mundiales, los protagonistas sacaron el inédito episodio a la luz.

Sobre una mesa de ping pong cuatro empleadas del club América de México, vestidas con sus uniformes de color rosa, están zurciendo camisetas. Más precisamente, están cosiendo los escudos de la AFA sobre unas camisetas azules de Le Coc Sportif.

Argentina tenía contrato con Le Coc Sportif desde 1979. Para ese Mundial, Bilardo, que suele estar al tanto de cada detalle, había pedido camisetas confeccionadas con el sistema Air-Tech. El diseño, conocido también como panal de abejas, tiene un formato que permite que el aire circule entre la tela y el cuerpo. La transpiración se escurre y no se pega la indumentaria a la piel. Una condición fundamental para los partidos en el Mundial de México, ya que los partidos se jugaron, en mayor medida, en el mediodía del Distrito Federal, y con muy elevadas temperaturas.

En la primera rueda, la selección jugó siempre con esa camiseta en celeste y blanco. Pero en los octavos de final, ante Uruguay, y como suele suceder para evitar confusiones, ambos usaron ropa alternativa. Los charrúas una blanca, en lugar de la tradicional celeste, y la Argentina la azul.

El problema es que Le Coc Sportif sólo utilizó el Air Tech en las camisetas principales, pero no en las azules. Sin este beneficio la ropa acumula los líquidos y su peso aumenta y los los poros no liberan correctamente la transpiración. Los jugadores terminaron el partido muy cansados.

Carlos Bilardo no quiso repetir la experiencia y se negó a jugar con esas camisetas ante los ingleses. Rubén Moschella, dirigente de la AFA encargado de estos asuntos, le mostró las camisetas que tenía y le explicó que la firma francesa no tenía otras. Y que no las iba a fabricar. Menos en tan poco tiempo. «Yo pedía caladas y estas no son caladas», se quejaba amargamente el entrenador.

El entrenador tomó una camiseta, una tijera y empezó a perforar la ropa: «Vez, así quiero, que sean caladas». Lo que siguió fue que Moschella tuvo que salir a buscar ropa de Le Coc Sportif por el DF. Recorrió varios locales de ropa deportiva y encontró dos modelos aproximados a lo que la Argentina podía usar y que tuvieran en stock la suficiente cantidad para jugar los partidos. «Uno era brillante, como usaban la mayoría de los equipos del Mundial y otro más opaco», contó Moschella.

Se los llevó a Bilardo, pero el técnico seguía disconforme. En medio de una nueva discusión, Diego Maradona pasó cerca y dijo: «Esta es linda, Carlos», le dijo señalando la brillosa.

Con la aprobación del capitán, empezó la segunda parte del proceso. Hubo que conseguir escudos de la AFA, para cumplir con las normas reglamentarias. Pero el diseño del escudo había cambiado poco tiempo antes los que se conseguían en México no tenían los laureles rodeando la insignia. A esa altura no importaba, había que seguir adelante.

Tampoco se consiguieron números similares a los que se habían utilizado hasta ese momento, hubo que comprar de urgencia unos que se usaban por entonces en el fútbol americano.

Cuando Moschella consiguió reunir todo el material, había que conseguir personas que pudieran coser las camisetas y se le pidió el favor a las empleadas del club América. Terminaron el trabajo horas antes del partido. Una odisea improvisada e insólita en medio de una Copa del Mundo, aunque sólo parezca cuestión de zurcir y bordar.

Lo del partido lo sabe todo fanático del deporte rey. Maradona y sus goles tuvieron como testigos a 114.580 aficionados que estaban en el estadio Azteca, el templo del fútbol mexicano que celebró medio siglo el pasado mes de mayo.

El que no vio la mano, pero sí validó el tanto, fue el árbitro de Túnez Ali Benneceur, quien todavía hoy defiende su decisión al señalar que lo marcó como bueno porque su línea, el búlgaro Bogdan Dotchev, corrió al centro del campo.

1497836En 2015, durante un viaje a Túnez, Maradona se reunió con Benneceur y le ofreció su amistad eterna al regalarle una camiseta de la selección de Argentina con la dedicatoria “para Alí, mi amigo eterno”; el árbitro le correspondió con una foto del día del juego.

Para unos fue el sello de esa tarde. Para la gran mayoría, el arrebato futbolero del «10» que se llevó sólo a medio equipo inglés y finiquitó cuando un botín rival le despedazaba el tobillo zurdo es lo que quedará en la memoria colectiva. La afrenta del mejor jugador de esa copa del mundo quedó grabada para siempre. Y no hay otro episodio que haya logrado superar semejante jornada que fue el punto de inflexión para que Argentina consiguiera el que hasta hoy es su último campeonato del mundo conseguido con un equipo inolvidable.

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