DESDE ESTADOS UNIDOS... "En contexto"

62 multimillonarios poseen tanta riqueza como 3 mil 600 millones de los más pobres

Y lo más escandaloso: el 1% de los más ricos tiene más que el resto del planeta

Lo confirma el reporte difundido por la agencia Oxfam International: la brecha entre ricos y pobres sigue expandiéndose, y el 1% de los más ricos del mundo han acumulado el equivalente a lo que posee la mitad del resto del planeta. La propia agencia Oxfam había proyectado las cifras, pero estas se adelantaron al ritmo que se había previsto, según el estudio de los resultados recientemente publicadas por Credit Suisse Private Banking & Wealth Management. En su reporte titulado “Global Wealth Databook 2015” señala que este último año, el 1% más rico posee más del 50% de la riqueza mundial, y el 10% más rico posee el 88%.

Esta aserción muestra su verdadero dramatismo en las cifras más detalladas: solo 62 personas tienen la misma riqueza que las 3 mil millones 600 mil personas más pobres, es decir, un puñado de individuos tiene más que la mitad del planeta. El crecimiento de los más privilegiados ha sido impresionantemente rápido: en 2010, eran 388 los individuos quienes poseían más que la mitad más pobre. Esas 62 personas, no obstante todos estos años de crisis económica mundial, han incrementado su riqueza en 542 mil millones de dólares. Mientras tanto, la mitad más pobre ha perdido riqueza en el orden del 41%, es decir, un billón de dólares.

Esto encaja con la corriente histórica, donde la mitad más pobre del planeta solo ha recibido un 1% del incremento en la riqueza global.

Inequidad también en el medioambiente

La inequidad en la distribución de la pobreza no sólo es en términos de capital, informa Oxfam. La población mundial más pobre vive en zonas más vulnerables al cambio climático. Pero lo injusto de la situación es aún mayor, pues la mitad más pobre de la población mundial es responsable tan solo del 10% de las emisiones globales contaminantes, causantes del efecto invernadero. El 1 por ciento más rico es responsable de 175 veces la cantidad de emisiones que el 10% más pobre. Es decir, el desarrollo económico no es sinónimo de bienestar generalizado, sino solo para cierto porcentaje de la población, y para quienes viven en algunas ubicaciones geográficas menos propensas a riesgos medioambientales.

USA: abismante diferencia salarial

El nivel de inequidad afecta profundamente la igualdad de ingreso al interior de los países. En Estados Unidos, por ejemplo, Oxfam informa que los ejecutivos de más alto nivel de las empresas han visto incrementar sus salarios un 54% desde 2009, mientras que los salarios normales de la población prácticamente no han crecido. En India, los directores de más alto nivel pueden llegar a ganar 400 veces más que un típico funcionario. Y los aumentos de la productividad, los más altos en la historia de la humanidad, no han ido acompañados de mejoras salariales, como lo demuestra el ejemplo en China, donde pese a la explosión en la producción (duplicándose entre 2005 y 2010), los salarios han crecido muy por debajo de ese índice.

La desigualdad tiene, también, un tema evidente de desigualdad de género. Por ejemplo. de entre las empresas Fortune 500 (las 500 empresas más grandes del planeta) solo 24 son dirigidas por mujeres. Y los salarios entre hombre y mujeres por trabajos equivalentes aún son recompensados de forma inferior para las trabajadoras del mundo.

En contexto…

La promesa del desarrollo sigue siendo un fuerte componente del discurso político, tanto a nivel micro-local como a nivel global. Pero la tendencia de las cifras mundiales confirma que el crecimiento económico no está generando la riqueza prometida de manera equitativa y equilibrada entre todos los sectores sociales. Es preocupante, también, la cifra que entrega Oxfam respecto de la gran acumulación de capital en paraísos fiscales, para evitar el pago de impuestos, ingresos que son sacados de los sistemas productivos de los países y que implican una pérdida gigantesca para los programas sociales amparados por el Estado. Oxfam estima que más de 7 billones de dólares están ocultos en paraísos fiscales.

El sector privado debe voluntariamente encontrar un punto de balance entre las necesidades de ganancia y reinversión, y la calidad digna de vida para los miles de millones de trabajadores que generan esa riqueza. La desigualdad y los enormes márgenes de acumulación de capital demuestran que existe un rango suficiente de seguridad para las corporaciones que dominan el mercado mundial para distribuir mejor sus ingresos entre las familias del planeta y crear un desarrollo más equitativo.

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