DESDE ESTADOS UNIDOS... "En contexto"

Mientras Obama llora en TV por niños asesinados por armas, otros miles son deportados con sus familias

El presidente de Estados Unidos continúa con políticas fuertemente contradictorias en el tema de la inmigración: comenzó una nueva ola de redadas contra indocumentados

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A pocas horas de haberse iniciado las redadas anunciadas la semana pasada contra miles de familias de latinoamericanos que estaban aplicando a asilo junto a sus hijos pequeños, el presidente Barack Obama compartió lágrimas por las víctimas, especialmente los niños… pero de la violencia de las armas.

En una conferencia de prensa llevada a cabo en la Casa Blanca, Obama detalló las medidas ejecutivas que aprobará para restringir el acceso a las armas como forma de aminorar las posibilidades de nuevas masacres como las que han saturado su periodo de gobierno. Obama recordó con lágrimas (ver video) a las víctimas menores de edad de la violencia, en especial los de la escuela de enseñanza básica Sandy Hook de Newtown, Connecticut, de primer grado. Una veintena de ellos fueron masacrados con armas de alto calibre por un desequilibrado en diciembre de 2012. Obama dijo que “cada vez que pienso en esos niños, me hace sentir enojado”. Agregó que el derecho a la vida, a la libertad, a la búsqueda de felicidad ha sido robado de las víctimas de la violencia de las armas, derechos que han sido quitados “de cada familia que nunca imaginó que sus seres queridos serían sacados de sus vidas por una bala, por una pistola”.

Al mismo tiempo, los organismos de seguridad relacionados con la inmigración procedieron a iniciar este lunes las anunciadas redadas para un universo de 100 mil familias cuyos casos de asilo no han sido aceptados por la administración de Obama. Las mismas familias a las que, en las palabras de Obama, se les niega “el derecho a la vida, a la libertad, a la búsqueda de felicidad…”

Se trata de miles de personas que han emigrado en grupos familiares a Estados Unidos huyendo de la pobreza y la violencia de países como El Salvador, Honduras y Guatemala. La desesperación ha llevado a muchas familias a enviar a sus hijos sin compañía de adultos a intentar cruzar la frontera con México. El gobierno de Obama se ha negado hasta ahora a tratar el tema como un problema de crisis humanitaria, prefiriendo, en cambio, el camino legal y represivo. Mucha de la violencia y la actividad pandilleril y de las mafias centroamericanas son alimentadas por el país con el mayor consumo de drogas ilegales del planeta: Estados Unidos.

La prensa de Estados Unidos informa que las primeras operaciones policiales contra los inmigrantes comenzaron en Texas y Georgia. El secretario del Departamento de Seguridad Interior (Department of Homeland Security), Jeh Johnson, defendió este pasado lunes las redadas, diciendo que son necesarias para desanimar el cruce ilegal de emigrantes. En ese sentido, el funcionario de gobierno fue extremadamente transparente sobre los motivos de la medida, que claramente no tiene como factor a considerar la crisis humanitaria que empuja a las familias a arriesgar sus vidas en el cruce fronterizo. Tampoco está relacionado con problemas de seguridad del Estado que el país enfrente por estas familias, o un posible impacto económico. El objetivo es desincentivar la llegada de más familias.

“Reconozco la realidad del dolor que las deportaciones, en efecto, provocan. Pero debemos cumplir la ley de forma consistente con nuestras prioridades” y también con nuestros “ valores”, dijo el encargado de la seguridad fronteriza, Jeh Johnson. Es decir, la autoridad señala claramente que se trata de un tema político, que ninguno de los partidos políticos ni el Poder Ejecutivo han sabido remediar.

Muchos grupos y organizaciones de defensa de los derechos humanos de los inmigrantes advierten sobre lo irregular de las redadas. “En vez de asegurar un acceso a asesoría legal y proceso justo de forma que el derecho a asilo puede ser apropiadamente determinado, el gobierno federal está enviando estas familias de vuelta al terror y la violencia de la cual escaparon”, dijo Ali Noorami, Director Ejectivo del National Immigration Forum.

En contexto…

Obama lleva adelante nuevamente una política en franca contradicción con el discurso electoralista que el Partido Demócrata difunde para encantar el voto de los ciudadanos latinos, grupo clave en la elección presidencial de este año. Mientras que por una parte Obama aparece defendiendo la promulgación de alguna ley que regularice a los más de 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, al mismo tiempo ordena acciones que dañan profundamente al corazón de la inmigración hispana en el país. Obama ha deportado desde que llegó a la presidencia a más de 2 millones de personas, un récord que supera a cualquier otro presidente, incluidos los republicanos. Para aumentar su contradictoria política en esta área, Obama aprobó recientemente medidas ejecutivas que salvaron transitoriamente de la deportación a jóvenes traídos al país como menores de edad junto a sus padres. Y por otro lado, aprueba ahora medidas masivas de persecución y expulsión contra miles de familias, también con niños menores.

Obama vive en permanente confusión política, intentando por un lado mostrar a los grupos conservadores y republicanos que cumple la ley en lo relacionado con la inmigración indocumentada, y al mismo tiempo buscando el voto hispano. Una política fallida que aún no termina de decantarse.

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