Banco Central: continúa sistema binominal

La llamada política de los consensos, en este caso de los cuoteos políticos entre la Concertación y la derecha, volvió  a expresarse en la nominación de consejero del Banco Central en reemplazo de Jorge Desormeaux

Por Director

04/01/2010

Publicado en

Economí­a / Política / Portada

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La llamada política de los consensos, en este caso de los cuoteos políticos entre la Concertación y la derecha, volvió  a expresarse en la nominación de consejero del Banco Central en reemplazo de Jorge Desormeaux.  La gravedad de ello es que constituye, en medio de la segunda vuelta de la campaña presidencial, una demostración de querer persistir en el mismo esquema de conducción de política económica seguido en lo fundamental en el país desde los años de dictadura.  Esta expresión de continuismo también se manifestó en EE.UU. con la reelección para un segundo período del actual presidente de la Fed, cuya responsabilidad en la magnitud de la Gran Recesión fue muy grande, hecho que no se puede olvidar considerando los esfuerzos efectuados posteriormente para enfrentarla.

En medio de la segunda vuelta presidencial se nominó como nuevo consejero del Banco Central al economista de la Universidad Católica Rodrigo Vergara, uno de los dos nombres propuestos al gobierno por los partidos de derecha para asumir esta función.  Vergara era hasta su nominación uno de los coordinadores de los grupos Tantauco conformados por el candidato presidencial Sebastián Piñera, quien expresó explícitamente el visto bueno a las postulantes presentados. El nuevo consejero después de trabajar algunos años en el Banco Central, adonde ingresó en el periodo de la dictadura, fue coordinador del área macroeconómica del Centro de Estudios Públicos (CEP), constituido por los grandes empresarios y que es presidido por Eliodoro Matte, cabeza de uno de los mayores grupos económicos del país. Su vínculo con el empresariado se expresa también en su carácter de director hasta su designación en Entel, Besalco y Moneda.

El ministro de Hacienda, Andrés Velasco, expresó paradojalmente que con la elección de Vergara “se verifica una vez más la autonomía del banco” (23/12/09). ¿La autonomía se produce si lo proponen las fuerzas de derecha y su candidato presidencial da el visto bueno?  En verdad, es una “autonomía” que corresponde a un cuoteo político que viene desde el fin de la dictadura y que se ha expresado, por regla general, con la nominación de tres personeros de la Concertación y dos de la llamada Alianza por Chile. En los veinte años transcurridos desde la vigencia a fines de la dictadura de la actual ley orgánica del Banco Central han existido dos excepciones. Una al constituirse el primer consejo en que se nominó por dos años a un presidente de consenso entre la Concertación y la dictadura, Andrés Bianchi, después que Pinochet intentó designar a todos sus integrantes, y la segunda durante el gobierno de Lagos en que se nominó como su presidente, rompiendo el cuoteo habitual, a uno de los máximos exponentes en el país del pensamiento neoliberal, Vittorio Corbo, y se generó, por tanto, como expresión de “autonomía” una mayoría de derecha.

En el Senado la designación de Vergara se aprobó con únicamente dos abstenciones, la de Mariano Ruiz Esquide que la fundamentó en un problema de fondo, que no comparte el sistema de elección. Y la segunda de Alejandro Navarro que planteó otro tema central como es mejorar la representatividad del consejo, en el cual se ha expresado casi siempre un absoluto consenso detrás de los esquemas de política seguidos.

Uno de los escasos puntos que trascendió de la exposición de Rodrigo Vergara ante la Comisión de Hacienda fue su plena coincidencia con la no intervención del Banco Central ante los desajustes cambiarios, manifestando que el instituto emisor sólo puede intervenir cuando existe un desequilibrio de la paridad, lo cual en su opinión no existiría en la situación actual, a pesar de los efectos negativos que tiene su nivel en amplios sectores económicos. Por tanto, se sumó a una posición de no intervención que dificulta el proceso de recuperación de la economía nacional y que es absolutamente funcional a la visión de esperar que los mercados resuelvan los desequilibrios.

En la elección de diciembre se criticó mayoritariamente  el antidemocrático sistema binominal de designación de los parlamentarios. Sin embargo, en la nominación de consejeros del Banco Central subsistió el mismo esquema, propuesto por el gobierno y con el voto a favor de la casi totalidad de los senadores que conduce en la práctica – en una institución fundamental en la conducción económica del país- el predominio absoluto de visiones muy conservadoras, que se presenta arbitrariamente como expresión de un gran consenso nacional.

Editorialmente El Mercurio subrayó, como es de suponer, esta característica.  ”(…) ha sido de gran importancia –destacó (…) que se haya buscado que las sensibilidades de los grandes bloques políticos se sientan representados en el Consejo, sin perjuicio de que, razonablemente, haya habido un sesgo marginal a favor de la coalición gobernante” (23/12/09). Así se expresa, precisamente, el binominalismo, el que ha conducido a un elevado consenso en el marco del esquema económico dominante.   Todas las principales decisiones en este plano frecuentemente han sido consensuadas.

Los gobiernos de la Concertación privilegiaron desde un comienzo esta forma de actuar. Su primer ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, ha destacado que durante su gestión “llevamos adelante una política sistemática para construir acuerdos transversales en todos los temas importantes. (…) la idea de construir a partir de la política económica un sentido de unidad nacional (…) fue un elemento central durante toda la gestión” ministerial a su cargo. Es decir, constituye una opción de política consciente.  Este es el sello dado igualmente a la conducción del Banco Central y que se vuelve a confirmar.

El director ejecutivo de Expansiva-UDP, el ex vicepresidente del Banco Central Jorge Marshall, considera que “este marco de acuerdos básicos es una enorme activo que hemos construido entre todos y que debemos cuidar, porque es indispensable para el anhelado salto al desarrollo” (29/12/09).  ¿Se producirá un “salto al desarrollo” si las riquezas naturales del país siguen siendo expoliadas, como acontece con la gran minería del cobre en manos de capitales privados, si los excedentes fiscales obtenidos por la elevada cotización del metal rojo, por encima de lo que se considera destinable a gasto público, es colocado en activos financieros en el exterior en vez de destinar una parte de ellos precisamente para lograr ese objetivo, o si se mantiene una estructura tributaria profundamente regresiva y subsiste una legislación laboral que coloca en desventaja abierta a los trabajadores, para citar algunos ejemplos?  Debe recordarse que Expansiva nació con la activa participación del actual ministro de Hacienda Andrés Velasco, que jugó un papel determinante en la propuesta de consejero del Banco Central.

Marshall en el artículo ya citado hace una observación sobre la cual es conveniente meditar:  “la incertidumbre electoral se mantuvo –observó- (…) alejado a los mercados”, ejemplificando con la conducta empresarial, los precios de las acciones y la paridad cambiaria.  Ello lo que muestra es el convencimiento  por los “mercados” que un esquema económico  -que la crisis demostró sus múltiples falencias- no está en su visión puesto en juego en la elección presidencial.

De este modo, en los hechos, se garantiza la continuidad del esquema económico seguido cuando en la compaña presidencial se produce un debate marginal sobre alternativas diferentes.  Una visión progresista, palabra puesta de moda, exige al contrario romper con la política de los consensos económicos, que tiene como una de sus actores precisamente al directorio del Banco Central y, por tanto, su orientación.

En EE.UU., a su turno, con mucha anticipación a la fecha en que estaba obligado a hacerlo, ya que su período en la dirección de la Reserva Federal concluye en enero, Barack Obama anunció a fines de agosto la continuidad de Ben Bernanke en el cargo. “Como experto en las causas de la Gran Depresión –manifestó el presidente norteamericano al hacer su anuncio- estoy seguro que Ben nunca imaginó que sería parte de un equipo responsable de evitar otra” (31/08/09). Su coequipo durante la administración demócrata ha sido el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, quien estuvo al frente de la Fed de Nueva York hasta enero de 2009. De inmediato, la decisión provocó polémicas. La gestión de Bernanke es controvertida tanto por el papel desempeñado durante la crisis como por constituir una señal a futuro –igual que en Chile- de continuismo en las políticas, cuando las lecciones de la crisis plantean la necesidad de modificarlas.

Sin duda Bernanke tiene el mérito de haber enfrentado la crisis después del derrumbe del banco de inversiones Lehman Brothers con medidas de política monetaria no convencionales, después que las tradicionales no habían dado, como era previsible, resultado. “Ha sido mucho más agresivo y creativo –comentó Paul Krugman destacando ese rasgo- de lo que cualquier otra persona hubiera sido en su lugar, en parte, porque es un estudioso de la Gran Depresión, y en parte, porque se tomó en serio la década perdida de Japón (…)” (30/08/09).

Pero al mismo tiempo, tiene alta responsabilidad en la profundidad alcanzada por la crisis. “Como profesor de la Universidad de Princeton, luego uno de los directores de la Fed y por poco tiempo asesor de George Bush –recordó The Economist- Bernanke contribuyó a levantar el edificio de la ortodoxia macroeconómica que resultó tener tantas fallas” ((31/08/09). Privilegió unilateralmente –al igual que el Banco Central de Chile- la inflación como objetivo central. Rechazó utilizar políticas monetarias para desactivar las “burbujas” que se estaban formando.

“Aunque merece crédito por ser creativo y valiente al orquestar un programa de relajamiento monetario inusualmente agresivo –comentó Stephen Roach, vicepresidente de Morgan Stanley Asia- es importante recordar que sus acciones pre-crisis tuvieron un rol igualmente crítico en el surgimiento de la peor recesión desde los treinta. Es como si a un médico culpable de negligencia se le diera crédito por inventar una cura milagrosa. Quizás el paciente necesite otro doctor. Bernanke –agregó- cometió tres grandes errores previos a Lehman. Lo principal es que tenía muy arraigada la convicción de que los bancos centrales deben ser agnósticos cuando se trata de burbujas” (30/08/09). Por tanto las dejó crecer y hubo dos de gran magnitud: la inmobiliaria y la financiera, que actuaron como factores dinamizadores de la crisis.

“También –continuó Roach- Bernanke fue el autor intelectual de la noción de exceso global de ahorro, que exoneró a EE.UU. de sus tendencias pro-burbujas y puso la culpa en los ahorrantes de superávit en Asia”. Los desajustes en cuenta corriente son factibles siempre que haya países acumuladores de déficit y de excedentes de otra parte. No se pueden analizar considerando sólo una cara de la medalla.

Mirando a futuro, lo grave reside en la tercera observación de Stephen Roach. “(…) Bernanke –señaló- es la misma clase de libremercadista que metió a la Fed en este lío. La explosión de derivados, el endeudamiento extremo y los excesos de crédito hipotecario fueron abusos a los que Bernanke y Greenspan pudieron decirle no. (…) le faltó la visión y el valor para oponerse a las tendencias más imprudentes de la era del exceso. El mundo necesita banqueros centrales –recalcó Roach- que eviten problemas, no a los que se especialicen en el diseño en el control de daños post crisis. Por esa razón –concluyó- no debería ser nominado” (10/09/09). No se aprende de los errores y Obama mantiene en la dirección de la economía a responsables de ellos.

Bernanke “¿acaso no debiera estar abogando por una regulación financiera mucho más dura?”, se preguntó el ex economista jefe del FMI Simon Johnson. Insistiendo: “¿hay señal alguna de una agenda así? Lo más probable –concluyó- es que tengamos otra burbuja” (30/08/09).  “¿En qué acabará –se interrogó a su turno Paul Krugman- todo esto? (…) es difícil no tener la sensación de que nos estamos perdiendo una oportunidad esencial, estamos en lo que debiera ser un giro decisivo, pero sin decidirnos a dar el giro” (30/08/09). El nuevo período de Bernanke a cargo de la Fed fue la ratificación de que no existía voluntad política para producirlo.

El proceso de confirmación en el Senado de su segundo período al frente de la Reserva Federal no fue simple, recibió duras críticas, especialmente por el salvataje de grandes consorcios financieros. “Sólo por el salvataje de AIG –expresó el senador republicano de Kentucki, Jim Bunning- deberían mandarlo de vuelta a Princeton” (04/12/09).

En sus intervenciones ante el Senado previas a su ratificación Bernanke constató que no previó que se produciría “una crisis de esta magnitud” y que la Reserva Federal fue lenta en proteger a los adquirentes de viviendas de la burbuja inmobiliaria, señalando que se debería haber obligado a los bancos a tener un “colchón” de capital mayor. “Es un error –explicitó- que no volverá a suceder” (04/12/09). En sus exposiciones hizo un alegato en defensa de su gestión al frente de la Reserva Federal, en el que recibió el apoyo explícito del secretario del Tesoro, Timothy Geithner.  Es un binomio con altas responsabilidades durante el gobierno de Bush que en la administración Obama las mantiene en un caso y la aumenta en el otro.

La revista Time le otorgó a Bernanke la distinción de Personaje del Año 2009, aunque constató que no percibió el peligro de la crisis y fue uno de los propiciadores de la concepción de la Gran Moderación calificativo que popularizó.  En otras palabras, que los conocimientos adquiridos por los gobiernos y los bancos centrales sobre los ciclos económicos serían suficientes para que no se produjesen consecuencias mayores.  “El problema central de la prevención  de la depresión –escribió en el año 2003 con un razonamiento similar el premio Nobel de Economía Robert Lucas- está resuelto”.

¿No habría sido más adecuado otorgar el galardón, que fue otra de las alternativas consideradas por Time, al “trabajador chino”?  Estudios de Deutsche Bank indican que “en 2010, cerca del 50% del crecimiento mundial vendrá de China” (27/12/09).  ¿O concedérselos al “cesante” victima de la política de la “Gran Moderación”?

Por Hugo Fazio

El Ciudadano

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