Banco Central finalmente reduce su tasa de interés

El Consejo del Banco Central de Chile decidió por segundo mes consecutivo recortar en 25 puntos base la tasa de interés de política monetaria (TPM), con lo que la dejó en 4,5% anual

Por Director

20/11/2013

Publicado en

Economí­a

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El Consejo del Banco Central de Chile decidió por segundo mes consecutivo recortar en 25 puntos base la tasa de interés de política monetaria (TPM), con lo que la dejó en 4,5% anual. Esto luego de que el mes pasado el ente rector aplicara el primer recorte tras haberla mantenido sin cambios en 5,00% durante 20 meses.

En un contexto de desaceleración económica gradual, pero evidente, y de inflación en doce meses ubicada en el límite inferior de la banda que tiene como objetivo el Banco Central, su consejo decidió finalmente reducir la tasa de interés de política monetaria, que es la aplicada en sus operaciones con la banca comercial, a 4,75% nominal anual.  Lo hizo tardíamente después de permanecer a la expectativa de si el elevado nivel del consumo podía conducir a generar presiones inflacionarias, lo que nunca se produjo y era aún menos posible considerando la revaluación del peso.  El ministro de Hacienda subrayó que ello debería aumentar la competitividad de las exportaciones, afectada casi permanentemente durante la actual administración por la apreciación de la moneda nacional.  Una de cuyas razones provino precisamente de arbitrajes cambiarias para aprovechar el diferencial de tasas entre la del país y la existente en grandes mercados financieros mundiales. La fundamentación dada por el instituto emisor a la reducción, basada especialmente en la desaceleración interna y la debilidad de la economía  mundial, en los hechos cuestionó la proyección de crecimiento de 4,9% con que se elaboró el presupuesto 2014, que de ser inferior reduce la estimación efectuada de ingresos fiscales, conduciendo a que las disponibilidades de recursos a disposición del próximo gobierno sean aún menores.  Sin embargo, las políticas monetarias precisan de políticas fiscales en la misma dirección.

 

 El Banco Central, después de veinte meses en que la mantuvo inmodificada, procedió el 17 de octubre a reducir en un cuarto de punto porcentual su tasa de interés de política monetaria (TPM) a 4,75% nominal anual.  El comunicado dando cuenta de la determinación se fundamentó en el hecho que “se ha ido consolidado un escenario de mediano plazo más débil, caracterizado por un menor crecimiento mundial, menores términos de intercambio para Chile, condiciones financieras externas menos favorables (…)”, mientras que internamente “la actividad económica ha continuado evolucionando a un ritmo moderado (…), la demanda final ha reducido su tasa de expansión” y “diversos indicadores anticipan que ésta continuará desacelerándose”.  Reacciona así, después de varios meses de permanecer en la indefinición sobre como actuar, buscando enfrentar el proceso de desaceleración que vive la economía, cuya continuación proyecta hacia adelante.

El Estudio Económico de Chile 2013, dado a conocer por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), cifró el proceso de desaceleración de la demanda interna total que lo reduce del 7,3% alcanzado en 2012 a una estimación de 4,4% en 2013 y de 4,0% en 2014, con una reducción bastante acentuada en la inversión productiva que desciende de una expansión de 12,0% el año pasado a 6,5% en 2013 y 6,3% en 2014.  Este proceso lo proyecta hacia  el próximo año con menor fuerza.

El análisis del Banco Central y de la OCDE es diferente al efectuado por La Moneda en el proyecto de presupuesto 2014 cuando  para intentar explicar su estimación  de crecimiento en ese año de un 4,9%, la directora de Presupuestos, Rossana Costa, lo defendió –frente  a las interrogantes que se le plantearon en el Congreso- señalando, en oposición a los hechos, que “en el plano externo hay una previsión de mayor crecimiento para el mundo en su conjunto”[1].  La OCDE  lo estimó en un 4,5%.  Un menor crecimiento del estimado al elaborarse el presupuesto significa que los ingresos fiscales el próximo año serían inferiores a los presupuestados, acentuando la estrechez de recursos  que le afecta y cuestiona aún más la teoría del oficialismo de que las  necesidades fiscales a enfrentarse pueden resolverse en base a crecimiento económico, actitud con la cual pretenden negar la necesidad de la reforma tributaria.  En la cena anual de la Sociedad de Fomento Fabril, Sebastián Piñera enfatizó que la “reforma tributaria más poderosa es el crecimiento”, ejemplificando con que “cada punto porcentual de crecimiento le agrega al país US$600 millones cada año” (17/10/13).

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, calificó de un falso dilema el optar por el crecimiento económico para recaudar más en lugar de subir los impuestos con el riesgo de afectar el crecimiento.  Las posiciones extremas, añadió, son absurdas, constatando que la tasa de impuestos corporativos “sigue siendo bastante baja y de ahí el debate sobre el FUT” (24/10/13), que sostuvo debe revisarse para ver “si todavía cumple el propósito para el cual fue creado”.

El banco norteamericano JP Morgan vinculó la decisión del Banco Central a los efectos negativos que produce la revaluación del peso, que en el momento de la reducción de la TPM estaba nuevamente bajo los $500 por dólar.  “Interpretamos el recorte temprano de tasa –sostuvo en su texto- como señal de que el Banco Central ve que el reciente fortalecimiento del peso ha ido demasiado lejos” (19/10/13).  El tipo de cambio que en agosto, fruto ante todo de la inestabilidad causada en los mercados financieros, llegó a $519,80 en cambio el 17 de octubre –día en que se adoptó el acuerdo del Banco Central- se cotizó en $496,89. En septiembre su promedio mensual fue de apenas $502,97 y durante octubre se había cotizado constantemente, con una única excepción, bajo los $500.  JP Morgan considera que el instituto emisor pretende que la paridad peso-dólar suba más que la desaceleración del consumo, intentando así neutralizar su incidencia negativa en la demanda interna. “Pensamos –sostiene que $520 – $525 tiene más sentido”.

Felipe Larraín, al comentar el acuerdo también lo vinculó con su impacto cambiario, destacando que contribuiría a “mantener un tipo de cambio competitivo, incentivando al sector exportador y permitiendo contrarrestar los efectos de una menor demanda interna” (18/0/13).  En el tercer trimestre, ingresaron al mercado chileno según cifras del Banco Central más de US$6.000 millones y, especialmente en septiembre lo hicieron US$4.315 millones, después que en los meses anteriores salieron masivamente.  Las altas tasas de interés existentes en el país estimularon operaciones de arbitraje desde países donde se encuentran muy bajas, particularmente  economías industrializadas. Es un tardío reconocimiento oficial al efecto negativo en la balanza comercial del país experimentado por la revaluación del peso, que no únicamente perjudica a sectores exportadores sino igualmente a los rubros del sector transable que compiten con productos importados, beneficiados además por una apertura extrema de la economía.

En enero-septiembre la balanza comercial registró un saldo positivo de únicamente US$838 millones, anotando en el tercer trimestre sucesivos números mensuales negativos, con una brusca modificación  en relación a las cifras anotadas hasta el 2012.  Las exportaciones experimentaron un crecimiento en los nueve meses de apenas 1,1% con relación a igual período del año anterior.  Al efecto cambiario se sumó que en 2013 se produjo una desaceleración del intercambio comercial mundial.  La Organización Mundial del Comercio proyecta que en 2013 crecerá solo 2,5%, cuando un año atrás lo cifraba en 4,5%.  Cifra que aparece marcadamente optimista dado que en el primer semestre únicamente lo hizo en un 1,2%.  Con todo, si se incrementa en 2,5% sería el porcentaje más bajo desde 1981, cuando las grandes potencias industrializadas de ese tiempo (EE.UU., Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido) empujaron el mundo a una contracción al subir bruscamente las tasas de interés.  En las dos últimas décadas, según la OMC, el promedio anual de incremento en los intercambios comerciales internacionales fue de 5,4%.  La desaceleración es apreciable.

En cuanto a las importaciones del país  en los primeros nueve meses del año se experimentó un crecimiento de 4,2%, al mantenerse aún relativamente alta la demanda interna.  Ella, sin embargo, debe seguir un curso de desaceleración.  El comunicado del Banco Central destaca la moderación del ciclo global de inversiones en minería.  “(…)  el consumo –constató Gonzalo Sanhueza, economista jefe de Econsult RS- se va a ir desacelerando paulatinamente.  Pero –enfatizó- lo que genera recesiones no son las variaciones del consumo, sino que de la inversión, que es el componente de la demanda agregada más volátil.  Lo que está mostrando el Central –concluyó- es que el ciclo de inversión pasó y eso va a restar crecimiento a la demanda agregada, y que además podemos enfrentar un shock externo (…) menos expansivo de lo que se esperaba” (18/10/13).  A ello debe agregarse un presupuesto 2014 claramente contractivo.

Las políticas monetarias, entre ellas las reducciones de las tasas de interés, tienen un efecto diferido en el tiempo.  De otra parte, el logro de los objetivos que persiguen, como lo demuestra le experiencia de economías avanzadas durante la crisis financiera en curso, es más dudoso obtenerlo en períodos de descenso en la actividad económica.  Por ello requieren de ir acompañadas de políticas fiscales en la misma dirección, lo cual no acontece actualmente en el país.  En el terreno estrictamente monetario, la disminución de tasas acordada no puede constituir una acción no sostenida en el tiempo y debe buscar que produzca efectos que favorezcan la competitividad de los productos originados en el país tanto en el exterior como en el mercado interno.

Por Hugo Fazio

El Ciudadano

 



[1] Véase, Carta Económica 13/10/13.

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