Brasil defiende su industria nacional. ¿Y Chile?

La reciente publicación de las Cuentas Nacionales confirmaron que el país vive un agudo proceso de desindustrialización, registrado tanto en los gobiernos de la Concertación como con la actual administración

Por Director

29/04/2012

Publicado en

Economí­a / Mundo / Portada

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La reciente publicación de las Cuentas Nacionales confirmaron que el país vive un agudo proceso de desindustrialización, registrado tanto en los gobiernos de la Concertación como con la actual administración.  Ello es una consecuencia del modelo económico en aplicación que entrega la evolución del país a los intereses de los grandes actores privados.  “Chile –como ha escrito el destacado académico Ricardo Hausmann- es laissez-faire en extremis”, no cumpliendo el Estado el papel que le correspondería desempeñar.  Un ejemplo inverso lo entrega Brasil donde se adoptan medidas para defender la industria nacional que se ve constreñida por la apreciación del real, consecuencia en gran medida de las decisiones de política económica adoptadas tanto en EE.UU. como en Europa que debilitan sus monedas y conducen a fuertes flujos de capital hacia los países emergentes.  Permanecer indiferente ante esta situación golpea a amplios sectores e incide en la evolución sectorial y regional del país.    El Banco Central de Chile dejó de intervenir en el mercado cambiario, mientras el gobierno promueve en todas las reuniones donde participa una mayor apertura económica global, como lo volvió a plantear Piñera en días recientes durante su gira por Asia, cuando se requiere una política radicalmente diferente.

El gobierno brasileño está empeñado en la defensa de la industria nacional, afectada fuertemente por la competencia de producción sustitutiva externa favorecida por la apreciación del real, que también repercute negativamente en la competitividad de su producción en el exterior.  “No queremos perder –declaró su ministro de Finanzas, Guido Mantega- nuestro sector manufacturero.  Brasil no es un mero exportador de materias primas.  No vamos a sentarnos a ver –enfatizó- como otros países devalúan sus monedas para darles una ventaja competitiva” (17/03/12).  Esta devaluación la realizan, detalló Mantega, a través de inyecciones de liquidez, como la Fed norteamericana o el BCE, o interviniendo en el mercado de divisas.  La revaluación afecta los niveles de actividad económica.  El 2011, la tasa de crecimiento fue de 2,7%, luego del 7,5% el 2010, por debajo de la meta de 3,2% fijado por el gobierno de Dilma Rousseff.  Las cifras de producción industrial de enero mostraron una caída de 2,1% con relación al mes anterior encabezada por una fuerte reducción en la fabricación automotriz.

En cambio, las autoridades chilenas no reaccionan frente al proceso de desindustrialización.  Las Cuentas Nacionales de 2011, elaborado tomando como base el año 2008, cifran la participación de la industria manufacturera sobre el total en 10,8%.  En 2003, con la antigua base en ese año, era de 16,4%.  La reducción es muy fuerte, no se explica solo por modificaciones metodológicas.  Es una consecuencia del modelo social en aplicación desde los años de dictadura.

La estructura exportadora del país sigue descansando prioritariamente en recursos primarios o de bajo valor agregado.  Las exportaciones mineras continúan constituyendo un elevado porcentaje del total, en 2011 representaron un 61,3% y las de cobre un 54,2%.  Desde que comenzó el superciclo en el precio del metal rojo el porcentaje de ventas mineras más altas sobre el total se produjo en 2007 (64,7%) y las de cobre en 2010 (57,8%).  Lo negativo es que tanto  durante el período de la Concertación como durante la administración Piñera los recursos extraordinarios percibidos por este motivo o se han transformado en altas tasas de utilidades para las empresas exportadoras privadas, ante todo controladas por capitales extranjeros, o en aumentos de ingresos presupuestarios que cuando provienen de una cotización del cobre por encima del definido como de tendencia no se pueden gastar según la limitativa regla fiscal, pasando a ser un superávit que preferentemente se ha colocado en fondos soberanos fuera del país.  No se han utilizado para transformar la estructura productiva.

La característica unilateral de la economía nacional se aprecia nítidamente al examinar el ranking 2011 de las empresas exportadoras. Entre las diez mayores todas son sociedades mineras con la única excepción de Celulosa Arauco y Constitución, del grupo Angelini, que también exporta preferentemente recursos primarios. En las diez siguientes se repite la misma situación, dado que la única no proveniente de la minería es CMPC Celulosa, del grupo Matte. Las exportaciones de celulosa explicaron en el año pasado un 4,6% de las ventas totales. Paralelamente,  el listado evidencia un elevado grado de concentración. Once empresas explican aproximadamente la mitad del total exportado, encabezadas por Codelco (20,1%), seguida por Minera Escondida (7,7%) y Los Pelambres (4,6%). La primera sociedad no productora de commodities es Lan, que aparece en el lugar número 29, con una participación de 0,49%.

“Yo asocio este problema –ha señalado Ricardo Hausmann, destacado académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard- a la renuncia del Estado chileno a cumplir sus funciones.  (…) yo hice –añadió- una comparación de Chile con otros países ricos en recursos naturales como Australia, Canadá y Noruega.  Estos tres países tienen mucha más riqueza en productos naturales per cápita que Chile.  Y exportan diez veces más manufacturas que Chile y exportan veinte veces más servicios que Chile per cápita.  Entonces no es verdad –refutando una reiterada afirmación efectuada en el país-  que la razón porque Chile se ha especializado en esos pocos sectores sea por la asignación eficiente de recursos.  Para mí –recalcó- es una muestra de la insuficiencia de asignación de recursos, en la falta de atención a las necesidades de insumos públicos (…)  En la idea de que el mercado lo resuelve todo.  (…)  Chile es laissez-faire en extremis.  Veo una incapacidad ideológica de reconocer al Estado como lo que es” (31/01/12).

El crítico análisis efectuado por Hausmann se confirma con la información de inversiones a materializarse por sector económico en el lapso 2011-2015 publicado por la Corporación de Bienes de Capital, con cifras del último trimestre del año pasado. El monto total calculado fue de US$ 72.679 millones. De esa suma, US$33.649 millones (un 43,3%) corresponde a proyectos mineros y US$ 18.684 millones al sector de energía (25,7%). O sea, estas dos áreas representan un 72,0% del total. El país seguirá teniendo a futuro, y en particular durante la administración Piñera, un proceso de inversiones absolutamente unilateral, seguirá entregado en lo fundamental a la “libre decisión del mercado”, con una marcadamente insuficiente presencia del Estado. En la práctica, las decisiones son adoptadas por grandes intereses económicos, en correspondencia con la rentabilidad a obtener.

El catastro de inversiones revela también las direcciones que adquiere el crecimiento regional del país. Un 52% de las inversiones se efectuará en las regiones de Atacama, y Antofagasta, centro de inversión minera, que requiere para su materialización significativas inversiones en energía. En Atacama, con inversiones en 2011-2015 por US$22.573 millones, un 68% se orienta a minería y un 27% a energía. Por su parte, en Antofagasta se cifran en US$15.512 millones, un 77% en minería y un 14% en energía. Este incremento condujo a un auge inmobiliario, que repercutió en un alza significativa en el precio de los terrenos.   En febrero  las ofertas de sitios  en el centro de Copiapó alcanzaron a 24UF el metro cuadrado, cotización similar a la que se produce en sectores de Providencia, La Reina y Lo Barnechea.

“Brasil no está tomando medidas proteccionistas –subrayó Mantega-, Brasil está tomando medidas defensivas (…) no podemos mantener nuestros fronteras libres, mientras otros están usando mecanismos no competitivos”.  La inyección de liquidez de EE.UU. y el BCE impactan a la baja la cotización de sus divisas, al tiempo que generan un flujo de liquidez hacia países emergentes, que presiona a la revaluación de sus monedas.  Frente a ello, Brasilia aumentó los impuestos aplicados a recursos provenientes del exterior.  A comienzos de marzo amplió el gravamen de 6% establecido a compromisos con el exterior de dos hasta cinco años.  “Un aumento en los préstamos dentro de las empresas en el extranjero –comentó Financial Times- ha levantado las sospechas de que los extranjeros están utilizando sus filiales en Brasil como un vehículo para especular sobre el mercado de bonos y evitar otros controles de capital” (13/03/12).  Frente a este flujo de recursos incluso el FMI justifica el control de capitales.  “Nos parece bien –señaló Nicolás Eyzaguirre hablando a nombre de la institución- cierto grado de control de capital, especialmente en el corto plazo” (20/03/12).

El presidente del Banco Central de Chile, Rodrigo Vergara, interviniendo en la reunión anual del BID efectuada en Montevideo, constató igualmente que hay un factor de preocupación provocado por los flujos de capital hacia el mundo emergente causando una tendencia a la apreciación de sus monedas, lo que hace explicitó “aún más complejo” el manejo de la política monetaria.  Sin embargo, el instituto emisor dejó en diciembre de intervenir en el mercado cambiario para detener el proceso revaluatorio del peso.  Seguramente porque su revaluación  tiene una incidencia antiinflacionaria, en momentos que la preocupación central del instituto emisor vuelve a estar en el alza de los precios, como lo comprueban las declaraciones  de Vergara.   “(…)  el nuevo balance de riesgos –declaró- se ha movido hacia la inflación” (25/03/12).  Desde que cesó la intervención, cuando la paridad promedio mensual se ubicó en $517,17 por dólar, la moneda nacional se apreció, sin que se tomasen medidas para frenarlo, disminuyendo en enero a $488,99 promedio y en febrero a $477,41.  Vergara descartó una intervención el mercado cambiario al sostener que la paridad “se encuentra en niveles consistentes con sus fundamentos y equilibrios en el largo plazo”.

El director de la Dirección de Comercio Exterior (Direcom), Jorge Bunster, ha destacado que los 22 acuerdos comerciales que tiene Chile con 58 países facilitarían que en un contexto internacional más débil, como el previsto para 2012,  el país aproveche “sus ventajas competitivas” (30/01/12).  La política de relaciones internacionales privilegia suscribir nuevos acuerdos comerciales  propiciando al mismo tiempo en los foros internacionales en que participa una mayor apertura de la economía global.  Los nuevos convenios, como el que entró en vigencia durante la reciente visita presidencial a Vietnam, tiene un efecto marginal  dada la magnitud del proceso de apertura de la economía chilena.

Chile requiere una política de comercio exterior diferente, no basado en la apertura económica a todo evento y tratando por lo demás desproporcionadamente para la dimensión del país de ser líder en el tema a nivel global.  La línea central debería orientarse a profundizar la integración con los países de la región, establecer mecanismos que defiendan a la producción nacional frente a importaciones sustitutivas y establecer formas de incidir sobre los precios de sus principales productos de exportación, lo que hace necesario la intervención activa del Estado y no dejar todo entregado a los grandes actores en el mercado.

Por Hugo Fazio

El Ciudadano

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