Chile es insolvente

No es ninguna coincidencia que los temas que serán debatidos en el XV Foro de la Federación Internacional de Asociaciones de Psicoanalistas, -que se llevará a efecto en Santiago del 15 al 18 de octubre próximo-, serán el Narcisismo y la importancia de la Imagen en una sociedad globalizada

Por Director

01/09/2008

Publicado en

Economí­a

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No es ninguna coincidencia que los temas que serán debatidos en el XV Foro de la Federación Internacional de Asociaciones de Psicoanalistas, -que se llevará a efecto en Santiago del 15 al 18 de octubre próximo-, serán el Narcisismo y la importancia de la Imagen en una sociedad globalizada.

Chile y los chilenos han cultivado su imagen con un cuidado cercano a la paranoia y cada vez que emerge otro escándalo que muestra que todo el show no es sino “El Cuento más grande que se ha  vendido”, surgen voces desde la presidenta para abajo que en vez de corregir el problema advierten de no referirse al tema para no afectar la imagen del país. La Ostra debiese reemplazar al Huemul en el escudo nacional.

Uno de los regalones de los mercados financieros chilenos es la calidad de su deuda, la notación del “riesgo país”, y Chile fue uno de los primeros en América Latina a ver su deuda calificada de “Investment Grade” (riesgo AAA a BBB-). Como muchos otros epítetos, este es inmerecido. El Estado de Chile es insolvente de cara a cientos de miles de acreedores. Como lo lees.


DEFINICION DEL RIESGO

Yo estuve involucrado de cerca en el tema de la crisis de la deuda de los ochenta y pude interactuar con muchos de sus principales actores. La definición de un mal riesgo está basada en dos criterios: capacidad y voluntad para pagar. Con todos sus excedentes acumulados Chile, obviamente, no tiene problemas de capacidad. No obstante, su falta de voluntad es horrorosa. La deuda incluye no solo la deuda exterior (en la que parecen concentrarse la mayor parte de los observadores), sino también las obligaciones internas.

La insolvencia chilena que conozco se refiere a estas últimas. Y los chilenos pensaron que pasaría piola porque la mayor parte de los analistas y periodistas extranjeros ni las miran. Fuerte de sus cerca de 32 años de experiencia en la región, la agencia de notación KAQA (se pronuncia como se escribe) por “Kouyoumdjian Armen Qualification Agency”, clasifica por medio de la presente la deuda chilena como BJ- (Below Junk minus, o sea “por debajo de la basura, menos”), en la conocida notación KAQA.


CIENTOS DE MILES DE ACREEDORES IMPAGOS

Me referiré a tres tipos específicos de insolvencia, cada uno de los cuales involucra a una enorme cantidad de personas, demasiado numerosas para ser descritas como ejemplos “aislados”. De las tres categorías de acreedores impagos, la situación de dos de ellos ha sido reconocida por las autoridades como de morosidad, aunque con explicaciones poco convincentes. Desde todo punto de vista los acreedores son gente modesta a quién nadie da nunca nada, por lo que la mayoría está resignada de haber sido expoliada una vez más. Los periodistas extranjeros no les consideran y ellos mismos no pueden darse el lujo de pagar los caros gabinetes de abogados de Wall Street o de hacer embargar el próximo avión de la fuerza aérea que aterrice en las proximidades.

El primer caso está relacionado con la reforma del sistema de pensiones, que se suponer ser la realización emblemática de este gobierno. La reforma está siendo introducida gradualmente no porque no haya dinero, sino para no estropear las bellas decimales de las cuentas públicas. La primera medida programada fue la pensión básica de unos U$120 mensuales (60 mil pesos) para decenas de miles de personas que nunca cotizaron en un fondo de pensiones. Debía haber sido pagada a contar de julio. Dos meses más tarde la mayor parte de sus potenciales beneficiarios no la ha recibido a pesar no solo de calificar para ella sino de perder días enteros en las oficinas pertinentes. Lo conmovedor del caso es que parte del excedente fiscal fue ahorrado con el objetivo declarado de poder hacerle frente a “futuras necesidades del sistema de pensiones”.

El segundo caso, que fui el primero en denunciar hace años, se ha transformado en objeto de una investigación parlamentaria encabezada por el diputado de la UDI Gonzalo Arenas. Ya he escrito de esto anteriormente pero vale la pena presentar los hechos una vez más. El tema concierne un subsidio destinado a las familias de bajos ingresos para compensarles el incremento de las tarifas de la electricidad cuyo aumento de un 36% para cada kWh en los últimos doce meses es totalmente injustificado dado que las empresas generadoras de energía, -que acaban de publicar sus resultados del primer semestre-,  lejos de sufrir el impacto del precio del petróleo han hecho una fortuna a costa de los consumidores. El subsidio (un monto único de unos U$36, o sea unos 18 mil pesos). Debía ser pagado a un millón y medio de familias de bajos ingresos bajo la forma de una rebaja de sus facturas de electricidad.

Ud. debía recibir un formulario junto a su factura para enviarlo a la compañía en caso de calificar para el subsidio, ¡y listo!

La primera mala señal vino cuando llamé en nombre de nuestra “nana” a la compañía eléctrica local para preguntar cómo funcionaría en la práctica lo del subsidio y me contestaron que ellos “no tenían ni idea”. Las cosas empeoraron cuando ella no recibió el formulario junto a su factura, ni tampoco la mayoría de la gente de su barrio cercano a Viña.

Cuando fueron a las oficinas de la compañía eléctrica les respondieron que calificaban para el subsidio y les hicieron firmar un formulario. Nunca apareció ninguna rebaja. Yo le envié un mensaje al ministro de la Energía Sr. Tokman a través de uno de sus colegas del Gabinete, y llené un formulario de queja a través de los sitios web de la compañía eléctrica y del ministerio. Nunca hubo ni siquiera un acuse de recibo de ninguno de los dos, aunque el ministro hizo alguna declaración admitiendo que “habían algunos problemas” con el pago del subsidio. Pero no llegó la rebaja y, en agosto,  el diputado de la UDI decidió formar una comisión para investigar cómo es posible que medio millón de ciudadanos aun estén  esperando su dinero.

Tokman respondió que “sólo son 200.000”. Esto es lo mismo que un miembro de un grupo de violadores que alega tenerla corta para pedir clemencia. Peor aún, afirmó que quienes no han recibido la rebaja son gente “que no puede ser identificada”. ¿Realmente?  ¿Y qué pasa con los formularios que llenaron mi “nana” y sus vecinos, para no mencionar los formularios que yo mismo llené en los sitios web del ministerio y de Chilquinta? Como dice el proverbio Yiddish: “Lo que no ves con tus ojos, no lo inventes con tu boca”.

Ultima, pero no menos importante en la lista de deudas impagas, el dinero que me deben a mí (y de seguro a muchos otros empleadores). Siguiendo las instrucciones oficiales, junto con el salario del mes de mayo le pagué a mi “nana” un “bono de invierno” de unos U$40 (20 mil pesos) en nombre del Estado de Chile. Deduciendo de esta suma su cotización para Fonasa y otros montos, la República de Chile me debe unos 28 dólares. Una vez no es costumbre, el sitio web del INP disponía de una oportuna y detallada descripción del procedimiento para recuperarlos. Solo había que hacer la declaración y el pago en línea para ser reembolsado: un cheque sería enviado a mi domicilio.

Esperé tres meses y no apareció ningún dinero. Entonces envié una queja a través del sitio web del INP. Pérdida de tiempo porque me respondieron que “solo los jefes de servicio de las oficinas del INP están autorizados para emitir órdenes de pago”, de modo que tenía que ir personalmente a la más cercana.


UNA MAÑANA EN EL INP

Jueves 28 de agosto, 10:30 AM. Entro en las oficinas del INP de la calle Arlegui en Viña del Mar y voy directamente al sótano en donde está el servicio en cuestión. Como no había visitado el local durante largo tiempo me di cuenta que había sido enteramente renovado.  Muebles modernos, alfombra nueva, pantallas planas en los escritorios, y un dispensador de números para la fila de espera. No hubiese desentonado en Escandinavia, excepto que antes de comenzar a hablar noté las típicas características chilenas como por ejemplo que solo uno de los escritorios estaba funcionando, que no había ninguna pantalla para anunciar el número que debía ser llamado, y que por consiguiente el dispensador salía sobrando. Afortunadamente solo había dos personas delante de mí y me atendieron rápidamente. Le expliqué al agente que me atendió que venía a recoger el dinero que le había avanzado al Estado de Chile hacía ya tres meses, y que este había prometido pagarme directamente en mi casa, sin hacerlo.

Aun cuando obviamente el INP tenía la información de mi contribución en sus bases de datos, yo había traído copia del pago del mes de mayo. El agente lo miró y dijo: “Falta la segunda página que tiene los datos del empleado”. Pero yo tenía esos datos. Entonces el tipo trató de abrir otro frente: “¿Trajo el certificado que prueba que ella recibe asignación familiar?” ¡Pero su hijo tiene tres años lo que hace que Uds. deben estarle pagando la generosa asignación de cinco mil quinientos pesos desde hace años! “Ah, pero cada vez que Ud. viene a reclamar un reembolso tiene que traer el papel”. Yo no tenía que estar aquí, con o sin papeles. Las instrucciones del mes de mayo en su sitio web decían claramente que el dinero me sería reembolsado automáticamente. De aquí no me muevo, ni voy a gastar otros mil pesos en transporte para volver. Quiero mi dinero. “Déjeme ver si puedo ayudarle”. El tipo tecleó en su computador e imprimió dos copias del certificado de la asignación familiar. Tenía en el computador el certificado que me estaba pidiendo a mí, ¡el muy joputa! Joder por joder (en castellano en el original), no hay otra forma de decirlo.

Le dije que era escandaloso ser tratado de la suerte, mientras que ninguno de los miles de patrones que todos los meses les roban sus cotizaciones a sus empleados está en la prisión en la que debiese pasar el resto de su miserable vida. Me respondió que un cheque me sería enviado a mi domicilio. Espero por él que así será. Recuerden que estoy entrenado en las ametralladoras .50

O bien voy a pedir una orden de embargo para uno de los Bancos que administra platas del Estado de Chile.

La conclusión que se impone de los ejemplos que preceden es que el Estado de Chile no paga sus obligaciones. Sin contemplaciones queda clasificado como BJ- (KAQA).


PROBLEMAS DE COMUNICACION

Puede que los problemas evocados más arriba se deban a problemas de comunicación con quienes manejan la billetera. Hace un par de semanas prometí contar la historia de las  dificultades de contacto con Hacienda. Este es un momento tan bueno como cualquier otro para hacerlo.

En el pasado abril recibí en mi correo electrónico un mensaje de un consejero de Hacienda invitándome a una reunión destinada a discutir las reformas del mercado de capitales en su dimensión internacional (como lo mencioné en una nota anterior). Respondí aceptándola y fui a la reunión.  Esta debía tenerse en el mismo piso de las oficinas del ministro pero fue desplazada a otra sala algunos pisos más abajo. Se nos sugirió que bajásemos por las escaleras pero cuando el convocante a la reunión intento encender las luces resultó que la ampolleta estaba quemada, así es que tomamos el ascensor. Fue una reunión interesante aunque algo teórica, pero tuvo el mérito de llevarse a cabo. No tiene sentido describir aquí los detalles puesto que los abordé en mi nota sobre la reforma del mercado de capitales.

Adelantémonos a julio de este año. Una semana antes de la asamblea anual de la Comunidad Armenia en Chile recibí un mensaje del Secretario de la Comunidad: “¡Hacienda quiere entrar en contacto contigo! Les di tu Email. Parece ser la oficina del ministro”.

Pero, ¿por qué me contactaron a través del secretario de la Comunidad Armenia? No solo el propio ministro recibe copia de mis notas (de las cuales tú puedes extraer mis dos direcciones de correo electrónico), sino que además le di mi tarjeta de visita a su principal asesor con ocasión de la última presentación de la OCDE, asesor que por otra parte debía explicarme como es que +7 es un número negativo, pero nunca lo hizo. Como premio lo tronaron para arriba, al Banco Central.

“No, no me contactaron en las oficinas de la Comunidad, sino que llamaron a mi teléfono celular”. ¿Figura tu celular en el sitio web de la Comunidad Armenia? “No, no figura. En realidad no lo publicito en ningún sitio y cuando llamaron, pensaban que era tu celular”. Curioso, curioso. El secretario de la Comunidad se llama Jaime González, lo que en ningún caso suena como Armen Kouyoumdjian (recuerda que en los días posteriores al golpe de Estado de septiembre de 1973 el ejército arrestó a Jacques Karahanian, -ex presidente de la Comunidad Armenia-, al confundir su nombre con el de Oscar Garretón, pero el ejército de Chile normalmente no tiene doctores egresados de las universidades estadounidenses de élite).

Esperé 24 horas y no pasó nada. González me envió el número de la persona que originalmente había llamado a su celular.  A las 8:00 PM la llamé, sabiendo que allí se trabaja hasta tarde. También quería estar seguro de que la llamada venía de Hacienda y no de un escuadrón de la muerte. Le expliqué a la dama que pensaba que Hacienda disponía de mis señas visto que en abril me habían pedido asistir a una reunión. No osé preguntarle cómo había dado con el teléfono celular de Jaime González pero en respuesta a mi sorpresa por su ignorancia su único comentario fue “Aquí trabaja mucha gente”.

Bueno, pero tal vez Uds debiesen hablarse unos a otros más a menudo e incluir la compra de un Rolodex (tarjetero rotativo) en el presupuesto del 2009. Me dijo que necesitaba enviarme una tarjeta de invitación para un desayuno con el ministro. Por consiguiente le envié un correo electrónico con todas mis señas excepto la dirección de mi apartamento en Cannes y el código de nuestro sistema de alarma en Viña. Me llego la invitación, fui al desayuno (buena comida, mucha gente importante, excepto yo desde luego, sin tiempo para preguntas y respuestas como suele ser la norma en Chile).

Adelantemos otro mes, hasta la segunda semana de agosto. Un correo electrónico llega, directamente a mí, con otra invitación del ministro, esta vez para un seminario sobre los Fondos Soberanos, el 3 de septiembre (que estoy esperando ansioso para escuchar porqué Chile tiene 30 mil millones de dólares invertidos afuera cuando sus escuelas y colegios públicos están literalmente cayéndose sobre las cabezas de sus alumnos por falta de mantenimiento). El correo incluía una invitación en documento adjunto. Le envié un acuse de recibo a la persona indicada (distinta de la de los correos anteriores), que me respondió con una frase que es una joya y que en pro de conservar el efecto literario quiero citar en el español original:

«Por alguna razón no he podido obtener su dirección, puesto que la invitación original la enviaremos por mano. ¿Donde la hacemos llegar?» De modo que le respondí que ya habíamos tratado ese tema hacía apenas un mes, y que había enviado al ministerio todas mis señas (indicándole a quién).

En todo caso envié de nuevo todos mis datos, de los que acusó recibo sin comentarios. Pocos días después, una invitación fue entregada por mano en mi apartamento de Santiago.

Por si acaso, como San Pedro, continúan queriendo entrar por la puerta estrecha, y puede que la próxima vez la invitación me llegue a través del Club español de Viña (mi mujer es socia…).

(POLITICAMENTE INCORRECTO) HUEVADA DE LA SEMANA

Pregunta: ¿Por qué la Sra. Linah Mohohlo, gobernadora del Banco de Botswana, está entre los oradores del seminario sobre los Fondos Soberanos de la semana que viene? Normalmente solo los países modelos son invitados a aparecer en la escena oficial chilena.

Respuesta: Porque el futuro de Chile también es negro.


Por Armen Kouyoumdjian – 1 de septiembre 2008 – (Versión española de Luis Casado)

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