La segunda economía del mundo se abre paso en el continente

China consolida su influencia en América Central y el Caribe

El establecimiento de relaciones diplomáticas en República Dominicana refuerzan su posición en la región

Por Manuel Lopez

03/05/2018

Publicado en

Economí­a / Latinoamérica / Mundo

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China consolida su posición en América Central y el Caribe gracias al establecimiento de relaciones diplomáticas plenas con la República Dominicana, un paso de gran importancia política y comercial que, por supuesto, no ha pasado desapercibido en Estados Unidos, aseveró en una nota el portal Sputnik.

El Gobierno dominicano ha explicado que ha sido una «decisión largamente meditada y consultada con amplios sectores políticos y económicos» del país caribeño, «tomando en cuenta principalmente las necesidades, potencialidades y perspectivas de futuro para el pueblo dominicano», manifestó en un comunicado difundido por el portavoz y director general de Comunicación, Rodrigo Rodríguez-Marchena.

El Ejecutivo del presidente Danilo Medina está convencido de que esta resolución «será extraordinariamente positiva para el futuro» de los dominicanos, porque abrirá «enormes oportunidades de cooperación», no sólo en el campo comercial, sino también en el financiero, tecnológico, turístico, educativo o energético.

El sector del turismo —uno de los mayores aportes al Producto Interior Bruto dominicano— se puede ver muy favorecido por esta nueva coyuntura política, teniendo en cuenta que 135 millones de turistas chinos visitan anualmente destinos internacionales y que muchos de ellos lo hacen con un fuerte poder adquisitivo, es decir, gastan mucho dinero cada día que descansan fuera de sus casas.

Antonio Ciriaco Cruz, director de la Escuela de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), consideró que el acuerdo bilateral es ventajoso. «La República Dominicana tendrá y puede tener con China un mayor financiamiento para proyectos de infraestructura, proyectos a largo plazo para carreteras, un mayor aporte para la construcción de presas y plantas de energía. Todo esto puede mejorar la competitividad del sector empresarial. Esa es la tendencia de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, donde hay importantes inversiones chinas».

La Asociación Dominicana de Empresas de Inversión Extranjera (ASIEX) evaluó como «positiva» la noticia. «Nuestras expectativas con esta apertura diplomática es que sus beneficios se traduzcan en un futuro mediano en mayor generación de empleos formales para la economía dominicana y la creación de nuevas oportunidades de inversión y negocios en armonía con las reglas de competencia nacional y las reconocidas mundialmente», manifestó Patricia Bobea, directora ejecutiva de la organización.

«Nosotros lo que hemos querido estar es del lado de la Historia. No era posible que la República Dominicana siguiera sin tener relaciones con la segunda economía del mundo, que es China«, respondió pragmático el presidente Medina cuando aclaró por qué había tomado esa decisión.

China es, efectivamente, la segunda economía global y su base manufacturera y exportadora es líder mundial. Tiene el sistema bancario con más depósitos del mundo, su población es el consumidor con una demanda más creciente de productos y su territorio es tanto el destino como el origen de algunas de las empresas más innovadoras del mundo, en terreno que van desde la inteligencia artificial hasta las ciencias de la salud.

El radical cambio de rumbo implica el reconocimiento por parte de la República Dominicana de que sólo existe una China en el mundo y de que Taiwán forma parte inalienable del territorio chino. Como consecuencia de ello, Santo Domingo ha roto relaciones diplomáticas con la antigua isla de Formosa.

Las autoridades taiwanesas respondieron sin tardanza al anuncio realizado por el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, y su homólogo de la República Dominicana, Miguel Vargas. Acusaron a Pekín de romper los históricos lazos bilaterales con la promesa de préstamos por más de 3.000 millones de dólares destinados a construir viviendas, carreteras, ferrocarriles y otras infraestructuras.

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