En la ruleta rusa del crédito, el Mercado pone las balas

(Pero no explica las reglas del juego) Poca educación financiera e irresponsabilidad de las personas, pero también bajos salarios, una ideología del consumo, contratos que hablan un idioma incomprensible y una lógica del sistema que desfavorece a la gente del común, vía leyes y normativas, son algunas explicaciones para el círculo vicioso del endeudamiento, del […]

Por Wari

16/08/2010

Publicado en

Actualidad / Economí­a / Portada

0 0


(Pero no explica las reglas del juego) Poca educación financiera e irresponsabilidad de las personas, pero también bajos salarios, una ideología del consumo, contratos que hablan un idioma incomprensible y una lógica del sistema que desfavorece a la gente del común, vía leyes y normativas, son algunas explicaciones para el círculo vicioso del endeudamiento, del que una vez adentro, pocos salen ilesos.

Adela, es profesora en un colegio municipal de Rancagua. De un sueldo líquido de 450 mil pesos, destina 100 mil al dividendo de un departamento y 200 mil al pago de las cuentas que le generan las tres tarjetas de crédito de multitiendas (retail) que tiene.

Este caso lo respalda el Informe Económico de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el cual señaló que en la primera quincena de julio en Chile las personas deben destinar al servicio de su deuda un 19,3% de sus ingresos disponibles, en promedio. Es decir, de cada $100, una familia chilena dedica poco más de $19 al pago mensual de deudas, siendo las de familias de menos ingresos las más endeudadas.

Luego del descenso del endeudamiento, tras la crisis financiera global del año pasado, la CCS estima para este año que la deuda de los hogares puede crecer entre un 6 y un 7%, considerando el aumento registrado en mayo pasado de los créditos de consumo e hipotecarios de la Banca, entre otros factores.

Igualmente, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) publicó un ranking de reclamos del mercado financiero -que puede ser visto en detalle en su sitio Web-, que registró 13.636 reclamos entre enero y mayo de 2010, concentrándose un 61% en las tarjetas de crédito del retail (encabeza el índice, la tarjeta ABC-DIN) y un 33% en los bancos -donde lidera el ranking Banco Santander, seguido por Scotiabank y Banco Condell.

Casi el 40% de los reclamos se deben a cobros indebidos en intereses, cargos que nunca aceptaron (seguros) y compras o servicios que no reconocen haber realizado o contratado. El resto se concentra en el incumplimiento en las condiciones contratadas (repactaciones no aceptadas, renegociaciones no respetadas, dificultades para el cobro de seguros), la mala calidad de los servicios (cierre de cuentas, cajeros automáticos), la falta de información oportuna y cobranzas extrajudiciales abusivas, que vulneran los derechos de las personas a no ser acosadas por sus deudas.

La señora de iniciales C.D. conoce bien de estos problemas: Compró un notebook, el 6 de diciembre de 2009, en Falabella. Allí sólo le informaron que el seguro de cesantía de la tienda cubría todos los productos adquiridos antes de la fecha de un posible despido. Ella perdió su trabajo el 31 de ese mes, pero cuando quiso hacer efectivo el seguro le señalaron que solamente cubría un pago, ya que para optar al seguro total, su compra debía haber sido hecha 30 días antes de su despido.

En su nueva situación, además, le subieron los intereses al doble de lo que le cobraban cuando tenía trabajo. C.D. pidió revisar su contrato y la póliza del seguro para comprobar lo que la empresa decía, pero le comunicaron que su contrato no aparecía en el sistema ni en su base de datos. Denunció ante el Sernac, y a los 25 días le informaron que el proveedor no acogió el reclamo.

El reciente estudio del Sernac señala que de las empresas con más de 20 reclamos, la Banca no respondió en el 22% de los casos y el retail no lo hizo en un 38,3%. La tarjeta Tricard, por ejemplo, no respondió al 67%; ABC-DIN al 61%, Scotiabank/Del Desarrollo al 53%, La Polar al 52% y BBVA al 35% de las quejas.

Para el director nacional (interino) del Sernac, Juan Antonio Peribonio, esta información “nos demuestra que estamos en presencia de una materia que requiere una normativa adicional”. Mientras tanto, los bancos y casas comerciales, utilizan en los cobros todas las disposiciones legales vigentes, ya que hoy la autoridad sólo establece un amplio margen de regulación, dado por el comportamiento del mercado.

COMPLEJOS ELEMENTOS A CONSIDERAR

Es importante distinguir entre los créditos a empresas y los créditos a personas. “Los primeros son productivos, los segundos  -de los que trata este reportaje- son usura pura, ya que la autoridad no limita su cobro”, afirma Manuel Riesco, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda).

En Chile, el Banco Central establece la Tasa Máxima de Interés Convencional (TMIC) para operaciones de crédito, la que no puede exceder en más de un 50% anual el interés corriente –promedio mensual cobrado por los bancos y sociedades financieras- que calcula la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF). Es decir, si pide 100 pesos pueden cobrarle, en un año, hasta 50,9 pesos de interés (pagaría, en el peor de los casos, hasta 150,9 pesos), explica Hernán Calderón, presidente de la Corporación de Consumidores y Usuarios de Chile (Conadecus).

Desde 2006, la SBIF es el organismo encargado de regular las materias asociadas a la mantención operativa y uso de las tarjetas de crédito que son aceptados como instrumentos de pago, incluyendo, además, aspectos de transparencia de la información y atención a los clientes.

Calderón sostiene que, comparativamente, la TMIC en Chile es “usurera”, ya que en países como Estados Unidos es de un 26% y en la mayoría no supera el 30%. Asimismo, define como una “atrocidad” que la SBIF fije el interés corriente “mirando las pizarras de los bancos”, considerando la concentración progresiva del sistema financiero en sólo 20 bancos.

Aunque Manuel Riesco señala que “ésta es una de las áreas mejor reguladas a partir de la crisis de 1982”, la labor de fiscalización de SBIF “deja todavía muchísimo que desear”.

Alex Villalobos, director de Asistencia al Cliente Bancario de la SBIF, considera que la TMIC se rige por una ley “antigua (de 1981), que tiene un procedimiento de cálculo bastante atrasado”, pero que está fijado por ley, “por lo que nosotros no podemos hacer nada al respecto”. No obstante, indica que Chile es uno de los pocos países en que existe esta regulación, ya que en la mayoría existe un régimen de libertad en el cobro de tasas y comisiones.

Respecto al interés corriente, aclara que lo que opera “no son las tasas de pizarra, sino las tasas de interés efectivamente cobradas en la actividad de los bancos”. “No se puede decir que esta es una actividad poco competitiva, cuando no hay ningún estudio que lo sustente ni llegue a conclusiones definitivas. Las medidas que tienden a fijaciones hablan de bajos niveles de competitividad en la industria que sea”, concluye Villalobos.

Para Stefan Larenas, presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (Odecu), hay razones “más de fondo”, que radican en la Ley de Operaciones de Crédito (Ley 18.010). Promulgada en 1981, a su juicio “legitima la usura”, ya que si una persona se atrasa en pagar, la institución tiene el derecho de exigirle el 50% sobre los intereses vencidos: “Si me atraso un mes (o el tiempo que se estipule en contrato), el artículo 9 de esa ley, indica que pueden cobrarme lo que debo, más el 50%. Es decir, cobro de intereses sobre intereses”, explica.

Pero Villalobos aclara que esto “no es efectivo” en ninguna de las instancias que funcionan bajo la SBIF. “Lo que hay son situaciones en las cuales no se cancelan los totales que corresponden en cada oportunidad y, por tanto, las diferencias pasan a ser crédito de nuevo. Si yo debo y no cancelo, esa parte se transforma en nuevo crédito, aumentan el capital. Y eso lleva intereses, que son los que la gente dejó de pagar”.

El Presidente de la Odecu indica, también, que la llamada “cláusula de aceleración” es “abusiva”, ya que “si he pactado en diez cuotas y he pagado dos, pero me atraso en la tercera, pueden cobrarme de inmediato las siete restantes con intereses”. Asimismo, afirma que las condiciones actuales de repactación son completamente desfavorables, porque, “amenazado de embargo, uno firma cualquier cosa. Además, al repactar, no saco nada con pagar el ‘monto mínimo’, porque sólo pago los intereses, cuando (para disminuir la deuda) también se debe pagar el capital o me paso toda la vida pagando  intereses”, señala.

Iván quedó sin trabajo a fines de 2008 y no pudo seguir pagando sus cuotas en La Polar. Su deuda en ese momento era de 900 mil pesos. En este tiempo, la tienda realizó dos repactaciones sin su consentimiento y su deuda hoy alcanza los 3 millones 600 mil pesos. Ahora está afligido y teme un embargo.

M.R, por su parte, debía, originalmente, 1 millón 900 mil al Banco BCI. Hoy, tras dos repactaciones, la entidad no le permite abonar; sólo le ofrece renegociar el pago de 60 cuotas de 111 mil pesos, con lo que su deuda subiría a 6 millones 660 mil pesos.

Pero ¿no es ilógico cobrar la totalidad de una deuda a un moroso, considerando que no ha podido pagar ni siquiera parte de ella? El ejecutivo de SBIF explica que esto ocurre cuando las entidades financieras ya han dado más de una chance a los deudores. “El gran error es pensar que los bancos prestan SUS dineros, cuando en realidad son de terceros. Al beneficiar a un deudor, se perjudica a la persona que puso su dinero en la entidad, a través de cuentas de ahorro o cuentas corrientes”, advierte.

Sobre las condiciones desfavorables a la hora de repactar, explica que ésta se efectúa en condiciones de mercado “más desfavorables, porque son las personas de mayores niveles de riesgo. Esto tiene una cierta lógica, que es perversa, que a uno puede o no gustarle. Porque lo otro es decir: ‘a las personas que no pudieron pagar (el Estado) las va a subsidiar, pero eso generaría abusos, ya que como los valores morales y éticos no son los que predominan en nuestro país, los subsidios estarían cayendo por todos lados, como pasó hace 40 años atrás”, concluye Villalobos, refiriéndose a la época de la Unidad Popular.

COSTOS ASOCIADOS E IRREGULARIDADES

Johanna Scotti, directora regional metropolitana del Sernac, aclara que, además de los intereses, los costos asociados a las tarjetas de crédito son las comisiones por administración de la cuenta, los seguros y los impuestos (por giros), sumados al dinero solicitado. “En algunas tiendas el interés es menor, pero al sumar estos otros costos, se supera la cuota mensual en comparación con otra tienda. Por eso, ante el libre-mercado, recomendamos cotizar y tomarse todo el tiempo antes de firmar los contratos”, señala.

Pero, ¿cuál es la probabilidad de que el cliente se equivoque, considerando el caudal de información que debe cotejar y el poco tiempo del que dispone? “Alta -responde Scotti-. Casi hay que tener conocimientos de matemática avanzada para calcular el costo total”.

Juan Antonio Peribonio, comparte esta visión, y señala que “el mundo financiero es desconocido para las personas y es muy difícil que el consumidor pueda lograr un nivel de información óptima para contratar un crédito”.

Larenas, de Odecu, considera que ni el retail ni los bancos “se preocupan de que los contratos sobre créditos sean comprensibles para el consumidor”, por tanto, es necesario desarrollar y fortalecer la educación financiera, lo que “otros gobiernos ya han impulsado. Por ejemplo, Obama, en el paquete de rescate a la Banca, exigió a los emisores de tarjetas que eliminen la letra chica y las cláusulas abusivas”, comenta.

La nueva Ley de Bancos en Estados Unidos, aparte de regular los temas antes mencionados, establece una Superintendencia de Protección al Consumidor de Crédito, con amplias atribuciones, “un piso –según Riesco- que toda la legislación bancaria mundial debería adoptar rápidamente”.

Al revisar el portal reclamos.cl -donde los usuarios se identifican con nombre y RUT, para filtrar falsedades- se aprecian numerosas denuncias relacionadas con este ámbito: “Hace menos de un año que ingresé a Scotiabank mediante la contratación de una cuenta corriente que no cobraba monto alguno por mantención hasta que uno cumpliese los 30 años. Pero hace tres meses se me cobran cargos de mantención por 8 mil pesos, lo que nunca firmé (…) Soy una persona joven con un sueldo muy bajo como para que estos cobros injustificados me den lo mismo”, versa una queja.

Según Calderón, si consideramos los 7,3 millones de chilenos con ingresos permanentes, habría cuatro tarjetas por persona, que, en promedio, pagan 6 mil pesos mensuales por “cargo de mantención” o “servicio de administración” -único cobro, informa la Superintendencia, que puede realizarse sin que la tarjeta haya sido usada en el período-.
Esta cifra ascendería a 72 mil pesos al año y, aunque no hay estudios específicos, basta sumar para concluir que el solo hecho de tener una tarjeta, implica “ganancias siderales” para los emisores, opina.

Según la normativa, los cambios en estos cobros deben ser informados al titular de la tarjeta con, al menos, dos meses de anticipación, para que éste evalúe si continúa su relación con la tienda.

El 2004, Conadecus presentó una demanda colectiva en contra de Banco Estado (aún en proceso), por el cobro de una comisión que originalmente no aparecía en el contrato de Cuenta Vista. El 2005, junto al Sernac, también demandaron colectivamente a Ripley, Corona, La Polar, ABC, DIN, por cobrar durante tres meses por sobre la TMIC. Al año siguiente, “llegamos a una devolución de 15 mil millones de pesos, para unos 5 millones de consumidores”, cuenta la directora Regional del Sernac.

MIENTRAS MENOS GANO, MÁS ME ENDEUDO

En nuestro país no hay una base de datos global de endeudamiento. No obstante si se analiza el informe entregado por la CCS la semana pasada, en él se indica que el monto destinado al pago de deudas alcanza su mayor valor en el primer quintil de menores ingresos, el cual destina el 25% de su ingreso a este propósito. En los demás quintiles, el porcentaje se reduce y fluctúa entre 17% y 18%. Esta situación, a juicio de Manuel Riesco, “demuestra la relación entre bajos salarios y endeudamiento”.

Para Stefan Larenas, de Odecu, el crédito “llegó para quedarse”, debido a que los salarios de las personas no alcanzan para comprar determinados bienes de inmediato y al contado. “La gente lo ocupa casi como prolongación de su salario”, afirma.

Por otro lado, el tipo de economía actual se estimula con el consumo, por tanto, “todos están contentos de que aumente el endeudamiento, ya que dinamiza la economía”, continúa. “Pero una cosa es esto y otra muy distinta es el sobre-endeudamiento por razones artificiales, como las señaladas”, concluye.

Para el economista del Cenda, “lo principal es que hay una desprotección del consumidor, que queda a merced de una industria financiera muy concentrada, que abusa cobrando tasas muy elevadas”. Riesco afirma que “el carácter de los créditos de consumo, es diametralmente diferente a los créditos a empresas. En este último caso, el dinero prestado permite realizar negocios que crean valor, parte del cual se paga al Banco. En el caso de los préstamos a personas, se trata sencillamente de una manera de expropiar una parte de sus ingresos. Es usura pura y simple, que antes la Iglesia Católica, con bastante razón, prohibía estrictamente”, afirma.

DESAFÍOS DE LA NUEVA NORMATIVA

Actualmente, hay un proyecto de ley de regulación a tarjetas de crédito en la Cámara de Diputados que, si bien se enfoca principalmente en evitar fraudes mediante el “Pin Pass” (clave para transacciones electrónicas), también busca “aumentar la información sobre tarjetas y uniformizar las indemnizaciones”, explica Scotti.

Conadecus, por su parte, ha planteado otros temas en la Comisión de Economía de la Cámara. Por ejemplo, que la nueva norma regule las comisiones por mantención, “ya que hoy estos cobros varían en un 500%”, explica su presidente. Asimismo, que ésta fije la tasa de interés corriente        -“ya que la concentración y falta de competitividad en el sistema bancario no beneficia a los consumidores”-, para que la TMIC no supere un 30% anual.

Desde el Sernac aclaran que “la única manera de modificar esto es a través de ley, ya que es una intervención al mercado”.

Por otro lado, Conadecus ha exigido que los cesantes con deudas no sean reportados al Boletín Comercial (organismo de la Cámara de Comercio de Santiago que lleva el registro oficial de protestos y morosidades financieras y comerciales) ni se les cobre judicialmente. Igualmente, recalca que “deben ser las empresas las que se responsabilicen” cuando se otorgan tarjetas a personas sin renta demostrable o domicilio confirmado.

Además, hace hincapié en la necesidad de regular cobros aparecidos en las tarjetas que los consumidores “no han pedido” -como seguros de vida, incendio, robo- o “son absurdos”, como los “seguros de cesantía a jubilados o seguros de cesantía a trabajadores independientes”. También, señala la urgencia de un registro nacional de seguros, ya que “si calculamos las cantidades que al año no se pagan nos vamos a encontrar con muchas sorpresas”.

El gobierno del presidente Piñera (quien como empresario introdujo en Chile las tarjetas de crédito, con Bancard y Fincard), ha manifestado su intención de regular el sector, creando un Sernac Financiero. Según Scotti, esto está “recién en etapa de estudio”, pero se ha indicado que establecería una base datos única sobre deudas en todo el sistema, para evitar el sobreendeudamiento, ya que, según Calderón, hoy existen “infinitas” fuentes a recurrir para alguien que ya está endeudado.

El director (I) del Sernac indica que un Sernac Financiero “más allá de cómo se ejecute su implementación, deberá dotar de herramientas eficientes para la protección a los consumidores”. Quizás así, se estanque la cifra de más de cuatro millones de chilenos informados hoy a Dicom y el Estado fije, al fin, todas las reglas del juego para este lucrativo negocio que ha legalizado la usura.

Recuadros

LAS CIFRAS DE LA BANCA Y DEL RETAIL

Las tarjetas de crédito no bancarias, a marzo 2010, con 12 emisores que agrupan 14 marcas de tarjetas, llega a 16.249.029 plásticos vigentes. De los cuales hay poco más de 4 millones y medio que registraron transacciones en el período.

La mayor cantidad la tiene CMR Falabella con 1.654.911 tarjetas, y la menor Xtra, con 1.231.

El número de tarjetas de crédito vigentes del sistema financiero (liderado por Visa, que en marzo de 2010 tenía 2.156.357 vigentes), es de 4.431.465, lo que en 2009 significó un monto de 2.580 millones 169 mil pesos en transacciones.

De los emisores bancarios, Santander es el que más tarjetas vigentes tiene (1.687.112), seguido por Banco de Chile (1.008.673).

VALOR DE COMISIONES

El valor de las comisiones por mantención/administración (anual) de tarjetas de crédito no bancarias en marzo de este año, en algunos casos varía de acuerdo al promedio mensual de compras de un cliente o si paga al contado, llegando incluso a no ser cobrado. Las comisiones más baratas son de Falabella, París y Presto, que no superan los $16.500, siendo la más cara la de Johnson’s Multiopción, con $145.728 y ABC-DIN con $143.632

TASAS DE INTERÉS

Considerando la tasa de interés a marzo 2010, dos ejemplos: Por un avance en efectivo de $100 mil, en 6 cuotas, se puede pagar desde $115.213 (Johnson’s), hasta $118.434 con tarjeta Presto, sumando intereses y comisiones.

Por la compra de un electrodoméstico de $100 mil, en 6 cuotas, se puede terminar pagando desde $ 112.934 con CMR Falabella, hasta $125.133 con tarjeta Johnson’s, ya que esta tienda cobra casi 10 mil pesos por transacción en este ámbito.

EDUCACIÓN FINANCIERA

Aparte de la nutrida y detallada información que puede encontrarse en los sitios Web oficiales de Sernac y SBIF (¡de consulta obligatoria para quien vaya a endeudarse!), organizaciones de consumidores e iniciativas privadas han levantado otras fuentes de información:

-Odecu, desarrolla el sitio misdeudas.cl, portal de atención al consumidor endeudado, que busca mejorar la comprensión del fenómeno del endeudamiento, así como crear una oferta independiente de información, análisis y asesoramiento, para personas endeudadas y sobreendeudadas.

-SBIF, ha desarrollado dos sitios: bancafacil.cl y clientebancario.cl, en los que se encuentra información didáctica, asistencia y asesoría y varios simuladores de tarjetas de crédito, cuotas en créditos de consumo, ahorro y préstamos según sueldo.

Por último, CMR Falabella y Visa, presentaron a fines de junio, “Chile Fútbol Financiero”, juego interactivo que busca enseñar conocimientos sobre administración de finanzas personales: www.cmrfalabella.futbolfinanciero.cl

Por Cristóbal Cornejo González

El Ciudadano N°84

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones