La Arepera Socialista venezolana

Es hora de almuerzo en Caracas y una larga fila de personas espera en la entrada de los siete locales de una cadena de comida rápida para poder comer una arepa rellena con queso, pollo o verduras

Por seba

13/04/2011

Publicado en

Economí­a / Mundo / Política / Portada

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Es hora de almuerzo en Caracas y una larga fila de personas espera en la entrada de los siete locales de una cadena de comida rápida para poder comer una arepa rellena con queso, pollo o verduras. La fila de a poco avanza y la gente prefiere esperar pese a la innumerable oferta de Mc Donalds, que atiborran la ciudad, y otros restoranes en las cercanías.

La arepa es el pan de los venezolanos y de los colombianos. Es preparada con harina de maíz y se rellena con diferentes productos, como queso, pulpo, mariscos o jamón. Se come en la mañana, acompañando el almuerzo o en las tardes y en los últimos años su consumo había bajado debido a la penetración de la comida rápida en las principales ciudades.

La Arepera Socialista recibe sus insumos de empresas nacionalizadas y cooperativas productivas, lo que le permite mantener una red que beneficia tanto a productores como consumidores bajo la regla de un precio justo. En Caracas el precio de un almuerzo tradicional es de los más altos de Latinoamérica por la especulación.

Eduardo Samán

Su gestor fue el ministro Eduardo Samán, quien en diciembre del 2009 inauguró el primer local en Parque Central, pleno centro de Caracas junto al presidente Hugo Chávez. El precio de la arepa era de 5 Bs. ($625).

Hoy son 7 locales en el país y se llenan a las horas de almuerzo debido a sus precios: una arepa rellena cuesta 7 Bs. ($875) y un almuerzo 18 Bs. ($2.250). El precio es casi la mitad de lo que cuestan dichos productos en el mercado tradicional.  Sólo el primer local atiende entre 2.500 y 3.000 personas al día.

Entre las variedades de arepas que ofrece están las rellenas de queso blanco o amarillo,  carne mechada, pollo, pulpo, reina pepeada, pulpo, atún, pepitota o caraotas negras. Sus insumos provienen de Conservas Alimenticias La Gaviota, la Corporación Venezolana Agraria (CVA), Lácteos Los Andes y de otras empresas socialistas.

CONTROL EN GESTIÓN ALIMENTARIA

Esta cadena de comida rápida y tradicional forma parte la nueva red estatal de venta minorista, la que fue ideada luego del sabotaje a la producción de alimentos llevada a cabo durante el paro del 2003. En esa fecha el empresariado venezolano, opositores radicales a Chávez, manejaba más del 90 por ciento del mercado alimentario venezolano y no dudó en parar la producción y distribución de alimentos, lo que afectó  drásticamente a la población.

La Arepera forma parte del Sistema Socialista de Distribución y Producción de Alimentos de Venezuela, que gestiona Mercal, red de mercados populares, el supermercado Bicentenario y PDVAL.

El proyecto incluso concitó la atención del embajador de estadounidense, Patrick Duddy, quien en un cable titulado ‘Haciendo el socialismo más fácil de tragar’, da cuenta de la apertura de la cadena de comida tradicional venezolana. El diplomático comenta que las arepas se venden a la cuarta parte de su precio, da cuenta también la caja registradora está en una esquina y los clientes pagan al acabar de comer diciendo ellos mismos lo que han consumido sin que nadie les controle. «Dejadles comer arepas» -concluye en tono arrogante el embajador.

UNA TIENDA DE COMIDA SIN CAJA

“En el diseño del local no contemplamos la caja. La idea es que con el avance del socialismo esa estructura debía desaparecer –cuenta Samán– porque la idea no era sólo fundar una arepera, sino que formar a la gente en valores socialistas en vez de reproducir una lógica que considera al alimento como una mercancía”.

Finalmente la caja quedó al fondo del local y en un principio se pagaba luego de consumir y sin registro. “Hubo un 80% de cumplimiento al principio. A los meses el 95% de quienes allí comían pagaban” -cuenta Samán.

Si bien el precio con que partió la Arepera Socialista fue de 5 Bs. por arepa, la segunda fase contemplaba sacar la caja y poner un buzón receptor de donaciones; y abrir de 7 de la mañana hasta las 2 de la madrugada.

También se minimizó la decoración como escenario de consumo y en el diseño del local se amplió el espacio donde laboran los trabajadores. En un principio la mitad de los trabajadores eran voluntarios. El mismo ministro iba 4 horas a la semana a sacar la basura y a lavar los basureros.

Por M.B.R.

El Ciudadano

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