La mentira del sueldo mínimo y nuestra oportunidad Constituyente

Mínimo por qué, por horas trabajadas, mi % conseguido de la utilidad generada que no es inversión, lo que determinó un patrón, lo que dijo el mercado laboral que se quiere comer al Estado y la CUT

Por Director

01/07/2014

Publicado en

Chile / Economí­a / Editorial / Portada / Trabajo

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Mínimo por qué, por horas trabajadas, mi % conseguido de la utilidad generada que no es inversión, lo que determinó un patrón, lo que dijo el mercado laboral que se quiere comer al Estado y la CUT.

No todo lo que nos cuenta la TV es una mentira, pero el espejismo de falsos argumentos se tiende a imponer desconociendo el asambleísmo, el sindicalismo de quienes vienen construyendo desde lo colectivo.

En Chile las asambleas de trabajadores, de estudiantes y hasta las llamadas ciudadanas nacidas al calor de conflictos socio- ambientales provocados por el capitalismo salvaje, han salido a decir basta, pero dichos acuerdos carecen de valor institucional, aunque nuestro canto se entone alto.

Es por ello que se hace urgente e importante poner esos acuerdos en papel y hacerlos manifiestos. Usar las murallas si este no está a mano, que corra el boca boca y que su medios masivos de  desinformación mercurial y guardianes del capital se estrepiten a la misma fila o al menor reduzcamos la brecha tejida de la ultra concentración  en relaciones de al menos,  uno a 10.

El salario mínimo será siendo una mentira mientras no existan salarios máximos en un emprendimiento colectivo y productivo.

El salario mínimo de 225 mil pesos sería una burla en nuestra cara, viendo el tamaño que tenga la empresa y no debemos aceptarlo,  menos por una jornada laboral tan extensa. Poner un fijo país tan bajo con una canasta familiar en alza no comparable del costo de la vida,  un látigo y cadena.

Esperemos los parlamentarios con tan suculentos pagos en representación de las grandes mayorías, sepan estar a la altura y reformen por completo las manchas del Código del Trabajo dictatorial que aún impera.

El Ciudadano

Ilustración: Matador

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