AC/DC (Antes de la Constituyente – Después de la Constituyente)

No se gestó la ansiada unidad por una candidatura única

Por Ángela Barraza

02/04/2014

Publicado en

Chile / Editorial

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No se gestó la ansiada unidad por una candidatura única. Dimes y diretes, falta de conducción o exceso de ésta hizo que la unidad en torno a un programa de consenso básico se desmembrara en varios cuerpos que se repartirán los votos de un amplio sector en descontento con el modelo. Ha quedado casi en bandeja, la segunda vuelta y el posterior triunfo para Bachelet.

Ello hoy duele a quienes piensan la política y las comunicaciones como herramientas para un cambio social profundo y fraterno. Duele entre quienes no queríamos medias tintas ni males menores, pero el guión binominal se nos viene una vez más.

Más críticos podemos pensar que no dimos el ancho, y estamos recién comenzando a entender que el proceso simplemente necesita aún crecer en fuerzas que ya pululan pero no cuajan porque estamos acostumbrados a que la institucionalidad de este país resuelva. Institucionalidad “tan avanzada” o podrida, y que tanto se ufana de sus sólidas bases que si no fuese por la represión a su pueblo manifestada, ya hubiese sido refundada.

Hoy se debate en nuestro país el futuro de venideras generaciones si hablamos de derechos. En una sociedad donde el hecho se impone a los derechos, hay quienes frente a la violencia del capitalismo hemos salido a decir ¡Basta!, y a la vez traemos propuestas y soluciones para combatir la doctrina del César “divide y vencerás”.

Hoy nos debatimos quienes quieren seguir manteniendo con cerraduras las compuertas y quienes hemos encontrado nuestra ventana con una gran AC.

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Así, llegará el momento que hablaremos de AC-DC, antes de la constituyente y después de la constituyente. Habrá historiadores que tomen como punto de partida las asambleas ciudadanas institucionales que abrirán de la mano del PC el futuro gobierno y quienes consideren que el proceso de civilidad por excelencia partió antes en barrios, sindicatos, frentes ambientalistas y regiones, sin una vía institucional, un ejemplo de ellos los encuentros nacionales de asambleas territoriales que ya se están desarrollando.

Y es que el origen de la Asamblea Constituyente no es cuestión menor. Tampoco su composición y mucho menos que la solución a la demanda ciudadana por participación, sea solo el abrir una venta de consulta que no tenga poder deliberativo, eso simplemente, sería un insulto a la democracia, una Nueva Pillería.

Será entonces lo importante el espíritu libertador que sigamos manteniendo rumbo al verdadero Bicentenario que se aproxima en esta bolsa de postergación de los pueblos llamada Chile. Será importante entonces el diálogo y la recuperación del ser gregario frente al nihilismo. Se hará necesario plasmar en cada hoja, muralla de barrio, en Redes Sociales y donde fuesen nuestros más profundos deseos de justicia social y ambiental.

Estimada(o)s lectores(as), solo va quedando una respuesta, más organización, más acción directa. Sumar frentes, sumar y crear nuevas asambleas ciudadanas territoriales. Que los procesos de discusión y deliberación no queden en el aire, que los escribas de los pueblos de Chile tomen nota en cada rincón de este país de qué es lo que queremos quienes somos solo consultados por un voto “arreglado” que rayaremos, al menos, con una gran AC.

Y es que la asamblea constituyente debe ser junto a otros temas transversales como el agua, la educación, el gran paraguas bajo el cual nuestra fragmentada izquierda, grite tres veces: Unidad, unidad, unidad. Invitamos a ella a los verdes liderados por Sfeir, a los progresistas por Marco Enriquez- Ominami, a la gente de Igualdad con Roxana Miranda, al movimiento Todos a la Moneda liderados por Marcel Claude y por qué no, aunque algunos les cause extrañeza, a aquellos seguidores de Franco Parisi, que también dicen vamos por una Asamblea Constituyente a la ecuatoriana.

A ellos, a todo su electorado y a todos quienes no se sienten representados por ninguno, se nos viene un gran desafío. Ya lo dijimos, habrá en Chile un AC y un DC donde más tarde que nunca se abran las grandes alamedas.

El Ciudadano Nº148

Edición impresa de noviembre 2013

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