Libertar la democracia

Parecen los derroteros escritos en un guión con designios del poder binominal coludido

Por Director

26/07/2013

Publicado en

Editorial / Portada

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Parecen los derroteros escritos en un guión con designios del poder binominal coludido. Pero cuando los escribas de los Pueblos comienzan, a masificar sus letras, hacer públicas sus demandas establecida al calor de una fogata y la asamblea,  tiembla la agenda dirigida por partidos políticos en crisis de representatividad, protegida por  acuerdos millonarios con el  poder económico que les  permite seguir imponiendo candidatos del centralista Santiago en regiones para mantener sus escaños en el Congreso.

En paralelo una carrera presidencial en la que se puede quebrar el espejismo sí aquellos candidatos contra el modelo en curso y que no están amarrados de pies y cabeza por ningún titiritero, logran una candidatura unitaria tras primaria ciudadana y consulta a todas esas bases que esperan participar y apoyar a quien tenga el más claro reflejo del Programa que los Pueblos han manifestado.  ¿Habrá voluntad, ganarán los peros?

Este programa amplio y participativo se han venido gestando a lo largo del país Chile en torno a temas centrales como son el derecho a  Educación Gratuita y de Calidad,  la administración de los Recursos Naturales, la necesidad de una Asamblea Constituyente y Nueva Constitución, entre otros de orden central para el desarrollo país como lo son las condiciones laborales, el derecho a Negociación Colectiva y el fortalecimiento por tanto de la democracia.

La construcción de dicho programa para algunos, es para otros el fruto del accionar de la soberana Asamblea Constituyente de Chile que sin tener a la fecha una vía institucional,  ha venido en medio de conflictos ambientales locales y demandas territoriales  definiendo constituyentemente lo que desea para las presentes y futuras generaciones.

En ese contexto político –social, hoy  la agenda social intenta ser  raptada por el acomodadizo establishment para  solo abrir válvulas de escape al descontento social, dilatando las soluciones demandas para presupuestos de 5 o 10 años más. A ellos podemos decirles que ¡basta ¡,  la plata está y así que dejen de jugar con nosotr@s.

A estas alturas para nadie es un misterio que “El Dorado” está por sobre todo los Andes, que nuestros metales han sido saqueados mediante Concesiones heredadas de la dictadura y otras abiertas tras pasar por un Comité de Inversiones Extranjeras (CINVER) que junto a otras instituciones como el Servicio de Impuestos Internos (SII), el Servicio de Aduanas, sirven de testigo encubierto del saqueo y brujuleo.

Mientras tanto la desigualdad creciente y el stress de cómo llegar a fin de mes agobiante. El pequeño empresario y el  mediano  obligado a pagar un 19% de tributo, el mismo de grandes empresas evasoras nacionales y trasnacionales que funcionan  pagando patentes Municipales que pueden igualar y ser menores a las de un pequeño almacén de barrio.

Chile un país en que los hechos nos llevan a la indignación, donde el hecho imponiéndose sobre el derecho a toda costa, violenta  nuestras vidas. Un país donde tribunales y toda una orquesta toca para la batuta del poder y el dinero, donde las policías no deliberantes,  son obligadas a salir a la calle a reprimir al pueblo obedeciendo órdenes que en el fondo, protegen al poderoso.

Así se les ve en las calles equivocando algunos, no todos,  el lema de un amigo en tu camino. Buscan  al ciudadano “descarriado” de baja monta y al  pez gordo lo dejan seguir devorando nuestras vidas.

Cerramos esta editorial señalando que institucionalidades como el Defensor del Pueblo , el Ombudsman siguen brillando por su ausencia en Chile, también la Iniciativa Ciudadana de Ley, los plebiscitos comunales que ya son Ley (20.568 ) descansa sin un fondo para que los vecinos puedan   implementarlos libremente, ni educación al respecto de su potencial transformador.

Cerramos golpeados, agotados de tanta injusticia, pero juntando las fuerzas necesarias una vez más para seguir adelante, en la senda de una revolución democrática no sólo con ideas, si no con trabajo y acción directa desde esta nuestra trinchera, la de las comunicaciones.

Por Bruno Sommer

El Ciudadano

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