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Los ricos no van a la cárcel: impunidad para ejecutivos de Larraín Vial

Editorial Ciudadana: impunidad para ejecutivos de Larraín Vial, a quienes se les ofreció una suspensión condicional del procedimiento.

Los ricos no van a la cárcel: impunidad para ejecutivos de Larraín Vial

Autor: Javier Pineda

Las “clases de ética” se transformaron en uno de los símbolos de impunidad del poder económico hace unos años. Carlos Lavín y Carlos Délano, controladores de Penta, no fueron condenados. Luego de una puesta en escena en Capitán Yáver, donde pasaron poco más de un mes, serían tratados con guante de seda por el ex Fiscal Manuel Guerra, quien en lugar de hacerlos enfrentar un juicio oral, les ofreció unas clases de ética como suspensión condición del procedimiento. Todo ello relacionado a una oscura trama con Andrés Chadwick y Luis Hermosilla.

El Caso Hermosilla ha vuelto a golpear las puertas de Sanhattan. Hace unas semanas, 8 ejecutivos de Larrain Vial eran formalizados por el Caso Factop, una de las aristas del Caso Hermosilla. Los delitos por los cuales estaban siendo investigados eran lavado de activos, administración desleal y delitos tributarios. En la formalización se les comunicó que estaban siendo investigados por los delitos asociados a la gestión de un fondo de inversión sin contar con las garantías exigidas ni cumplir con los acuerdos establecidos. Tan malo era el fondo de inversión que lo apodaron como el “Fondo Corneta” al interior de la corredora. Todo este esquema beneficiaría a los hermanos Álvaro y Antonio Jalaff.

Los ocho ejecutivos de Larraín Vial son Andrea Larraín, Sebastián Cereceda, José Correa, Jaime Oliveira, Andrés Bulnes y Claudio Yáñez, como también Manuel Bulnes, ex gerente general de la corredora y Felipe Porzio, gerente de finanzas. Para zafar, solo tuvieron que pagar una cifra aproximada de 3.259 millones de pesos entre todos y tendrán que firmar un par de veces en el año.

Nuestro sistema ya se ha acostumbrado a que la libertad tiene un precio. Bastante barato para algunos si se compara con las ganancias obtenidas a través de los propios ilícitos. Con esta suspensión condicional del procedimiento basta con que pase un año sin que estos ejecutivos delincan para que sus papeles queden en blanco y todo quede como si nada hubiese pasado.

Como decía Galeano, la justicia es como las serpientes: solo muerde a los descalzos. Y en la versión chilena: cárcel para el pobre, clases de ética para el ejecutivo.


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