¡Se siente, se siente, Asamblea Constituyente!

Queremos un nuevo Chile que se libre de la injusticia, Sí o No. Queremos un territorio,  un país donde seamos los propios ciudadanos quienes decidamos las reglas del futuro, Sí o No. Hay leyes que no nos gustan y queremos cambiar en beneficio de los pueblos. SI o NO.

Por Director

18/03/2015

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Editorial / Portada

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asambleaconstituyenteok

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Son ellas tres  preguntas básicas, a las que quienes responden Sí, pueden considerarse ya llamados a formar  Asamblea Constituyente,  la madre de las batallas políticas del Chile actual, donde quienes muestran interés por las República se sienten convocados ciudadanamente.

El tema es su activación y orgánica, frente a una Institucionalidad que a ratos parece incapaz de convocarla y abrir la discusión pública, amplia y fraterna, por temor a un grupo de privados que concentran dinero y “pagan” sus sueldos.

El Estado de Chile coaptado desde su nivel central,  se hace a incapaz de garantizar soberanía a los territorios y regiones. Demandas básicas como lo son la educación, la salud  y hasta la vivienda, han ido a parar casi de lleno al mercado y se ha  bancarizado el futuro de las personas.

Los derechos de ser ciudadano de Chile se han ido perdiendo y a la visa de turista se le han otorgado más facilidades crediticias y de todo tipo, que a la madre soltera chilena de dos niños, con deseos de emprender una actividad productiva, a modo de ejemplo.

Este país tan rico, en economía real, en materias primas, metálicas, marinas y derivados de la celulosa, entro otros, alcanza para todos y esa es la premisa.  Pero el nivel de concentración de la propiedad en sectores claves de la economía, el control de los medios de comunicación por estos mismos grupúsculos, hacen la tarea constituyente aún más cuesta arriba, pero no imposible para un pueblo organizado y cada vez más consciente del uso de las redes sociales y nuevas tecnologías para la comunicación humana.

Este y anteriores gobiernos, en su eterna transición a la democracia, palabra con que se enjuagan la boca, pero que solo existe como cliché, han desoído a la clase trabajadora, a los pueblos y a las regiones.

Este país convirtió la democracia en una electocracia de quien ponía más carteles o tenía más dinero para enfrentar una campaña, sin ofrecer un programa. Un pueblo votante que puede colocar,  pero que no tiene derecho a sacar (derecho revocatorio) .

Por todo ello y lo anterior, sin quererme extender más en esta oportunidad,  con más educación cívica y organización, nosotros seguimos en nuestra ruta Constituyente.

 

 

 

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