Colegios en Chile: Cuando se suspende el Estado de Derecho

Para la autoridad encargada de la educación en la región existen niños de primera y segunda categoría según la relación de convivencia de sus padres, para ella  los recintos educacionales son espacios en que no aplica ni la Constitución Política, los tratados internacionales suscritos por Chile, las leyes que prohíben discriminación, ni menos las leyes que garantizan los derechos de los hijos de padres separados, se suspende para ellos  el Estado de Derecho.  

Por CVN

04/12/2014

Publicado en

Columnas / Educación

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Si bien muchas de las falencias del ejercicio democrático se relacionan con el desconocimiento o  las incapacidades recursivas de fiscalización y de acción estatal en la promoción y práctica de los derechos de las personas, existen también  acciones  administrativas que implican una clara voluntad de no hacer cumplir la ley pudiendo hacerlo, de aplicar bajo condicionantes ideológicos y prejuicios, criterios discriminatorios  que atentan contra los principios básicos del estado de derecho como es la igualdad ante la ley

“esas leyes no son aplicables en los colegios, sabemos que este tema está lleno de prejuicios, pero a veces esos prejuicios son buenos” fueron las palabras de la SEREMI de educación de Valparaíso, Javiera Serrano, consultada esta semana respecto de la no aplicación en algunos recintos escolares de las  leyes que resguardan el derecho de los hijos de padres separados a tener como participes de sus proceso educativo a ambos padres,  y el derecho de estos padres a ser informados del devenir escolar de sus hijos, lo que se da muchas veces por la mera voluntad de uno de los padres o por el ejercicio de mutu  proprio de directivos y funcionarios escolares  que incumplen la ley y discriminanarbitrariamente a padres e hijos solo por provenir de familias  de padres separados. Los casos son múltiples y alcanzan ribetes sorprendentes cuando es la propia SEREMI que sin inmutarse manifiesta:   “yo personalmente he visto en salas de profesores una colección de fotos de papás que no pueden saber de sus hijos ni ir a buscarlos  porque la madre dijo que no podían y eso es muy difícil de cambiar porque las comunidades educativas son muy cerradas y así han funcionado siempre” añadiendo otra funcionaria ministerial que el control posible del ministerio a lo que ocurre en estos casos dentro de los recintos educacionales particular-subvencionados “es nulo, dado que se entiende la educación como un producto que se comprapueses un  contrato entre uno de los padres con el establecimiento  sin poder el Estado intervenir en ello”

A lo ya escandalosas que pueden ser estas afirmaciones a primera vista departe de altos funcionarios de gobierno en medio del debate por la nueva regulación del sistema educativo, le subyace una cuestión más profunda y grave respecto de los derechos de las personas y de cómo los órganos del estado velan por su respeto y promoción. Para la autoridad encargada de la educación en la región existen niños de primera y segunda categoría según la relación de convivencia de sus padres,  según ella  los recintos educacionales son espacios en que no aplica ni la Constitución Política, los tratados internacionales suscritos por Chile, las leyes que prohíben discriminación, ni menos las leyes que garantizan los derechos de los hijos de padres separados, se suspende para ellos el Estado de Derecho. Por eso no se cuestiona la existencia de padres que  tienen hoy prohibido el acceso a cuestiones tan básicas como reunirse con profesores, saber  las calificaciones de sus hijos, asistir a las reuniones de apoderados o a eventos escolares, por un rumor o el mero prejuicio del otro padre, de un profesor, inspector o directivo.

En la teoría del derecho existen posturasconservadoras que afirman la necesidad de separar a los habitantes del mundo entre personas y no-personas, en palabras de GüntherJakobs: derecho para ciudadanos y derecho para enemigos, donde los segundos pierden las garantías básicas de la ciudadanía por ser sospechosos de crímenes que no se han cometido. Padres separados y sus hijos son hoy tratados como enemigos por los colegios y  las autoridades que debiesen resguardar sus derechos.

El padre no custodio es considerado por muchos establecimientos del sistema educacional un sujeto sospechoso y peligroso, uno que sin mediar resolución judicial alguna es potencialmente puesto en diarios murales de salas de profesores tal cual delincuente, lo quesin justificación  es tolerado y amparado por la autoridad ministerial. La presunción de inocencia como  base fundamental del pacto social es pasada por alto.

Esta visión ideológica de la autoridad es  inaceptable, según ella el padre no custodio es culpable hasta que demuestre su inocencia, y se vuelve más terrible aun cuando la SEREMI plantea como solución “la creación de un registro de papás buenos” para los padres separados, que generecertificados con que se pueda acceder a los derechos que la legalidad garantiza a todos los padres, algo así como la Rudis del esclavo gladiador, que certificaba su paso de esclavos a hombres libres y sujetos de derecho, un certificado que solo sería exigido a padres no custodios, como si por haberse separado fuesen ciudadanos de segunda categoría, como si sus hijos tuvieran menos derecho a tener a  ambos padres  participando de su vida  que sus compañeros.

La escuela es el ente socializador por excelencia y su función primordial es la transmisión de valores democráticos y de respeto a las personas, es por eso que este tipo de manifestaciones no pueden ser obviadas. Las autoridades tienen el deber, más allá de su voluntad, de hacer cumplir la ley, bajo esa consideración queremos entender que las posiciones ideológicas planteadas no son más que una primera respuesta a una problemática hasta ahora poco conocida y que no representan a la totalidad del aparato público, esperamos en adelante se generen las acciones necesarias para que todos los hombres mujeres y niños gocen y puedan ejercer sus derechos sin distinción y por cierto,  que sean  las mismas autoridadesquienes  se pongan  a la cabeza del cambio cultural necesario en estas temáticas.

Camilo Améstica Zavala es sociólogo y vocero de la ONG Custodia Compartida

@camesticaz

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