Denuncian a Colegio Pumahue por bullying e indolencia de su dirección

Debido al daño emocional, el niño, víctima de los abusos, llegó incluso a intentar atentar contra su vida mientras gritaba: "¡Mis compañeros tenían razón!".

Durante siete años, un estudiante del Colegio Pumahue de Huechuraba fue sometido a maltratos, humillaciones y acoso por parte de sus compañeros y llegó al punto de intentar suicidarse.

Así lo dio a conocer Bio Bío Chile en un reportaje publicado este domingo, en el que revela que este lamentable hecho terminó con el niño internado y con una condena al plantel educativo por parte de la Justicia.

El constate acoso contra» Felipe» (nombre utilizado por el medio citad para proteger al estudiante y a su familia) escaló a tal punto de que sus agresores lo obligaron a que comiera en el suelo y también lo ahorcaron.

Todo el daño emocional que generó el violento bullying en su contra, llevó a Felipe a intentara quitarse la vida mientras gritaba: «¡Mis compañeros tenían razón!».

Sus padres presentaron una denuncian contra el colegio, la cual fue rechazada en primera instancia por el tribunal. Posteriormente se les ordenó pagarle a la familia una indemnización de $20 millones un monto que ahora buscan apelar.

Siete años de abusos, agresiones y maltratos

La historia del niño en el Colegio Pumahue comenzó en 2013 cuando ingresó al kinder tras ser inscrito por su padres para que iniciara un proyecto educativo de excelencia que venía de la mano con una formación valórica respetable. 

En primera instancia la denuncia fue rechazada por el tribunal. Luego ordenaron al colegio pagarle a la familia una indemnización de $20 millones, monto que ahora buscan apelar.

Felipe tenía —y tiene— epilepsia de ausencia infantil. No sufre de convulsiones, pero presenta episodios de desconexión por periodos indeterminados, por lo que requiere atención especial y evaluaciones diferenciadas, una condición que sus padres Camila y Alberto (sus nombres fueron modificados) dejaron en claro en la “Hoja de información y emergencia” que les solicitó llenar el plantel.

«Sin objeciones se comprometieron a implementar un equipo adicional para monitorear sus avances. También aseguraron que lo vigilarían de cerca en caso de tener que intervenir. El único requisito que interpusieron a los padres era entregar informes médicos anuales de Felipe», consignó el reportaje de Bio Bío Chile.

Sin embargo, los padres comenzaron a notar heridas físicas en su hijo, por lo que alertaron al colegio para que activaran algún protocolo.

El 12 de abril de 2016, descubrieron que el brazo de Felipe estaba lleno de moretones con diferente temporalidad y dieron aviso otra vez al reciento educativo.

Dos meses después, el 10 de agosto de 2016, se produjo una reunión donde ellos mismos alertaron que había “conductas inadecuadas” contra Felipe. El acta de entonces narra que “en los últimos eventos, José lo ha golpeado (a Felipe), ahorcado y (pegado) patadas”.

Por su parte, la profesora jefe de entonces les respondió que eran temas que ella no trataba.

“El colegio lleva funcionando 15 años de la misma forma, y era sabido por todos y cada uno de ustedes la forma en la que funcionaba, por lo tanto, seguirá funcionando de la misma manera“, escribió en un correo.

Camila y Alberto lograron identificar a los principales agresores de su hijo, José y Camilo, quienes eran compañeros de curso y todos lo días hacían bromas en su contra.

La sentencia contra el colegio, describió que en una oportunidad, Felipe fue obligado a besar a una niña, lo que le generó un trauma, por el cual recibió atenciones psicológicas.

«También lo excluían de todos los trabajos grupales y lo instaban constantemente a que se matara. En cuanto a lo físico, le tiraban lápices en la cara, lo forzaban a comer en el suelo, lo ahorcaban y lo pellizcaban. Aun peor. Le pegaban en la cabeza», describe el reportaje.

Estas agresiones se repitieron durante siete años hasta 2020, cuando durante un campeonato de fútbol por el Día del Alumno el niño erró un gol y fue humillado y ridiculizado por sus compañeros, ridiculizaron. Esto generó que estallara en llanto y comenzara una cataclismo interno, un episodio que el colegio nunca informó a los padres, teniendo conocimiento meses después.

Esto ocasionó que durante un año, Felipe no quisiera asistir a clases y dejara de comer, también comenzó a romper las cosas a su alrededor y se agredía a sí mismo o a quien intentara contenerlo. Mientras tanto sus padres seguían insistiendo al Colegio Pumahue que tomara acciones en el caso.

Intento de suicidio

La situación empeoró hasta que el 29 de julio de 2022 cuando Felipe estaba en la casa de sus abuelos sufrió una crisis. Al llegar sus padres lo vieron intentarse clavar unas tijeras al cuello, mientras gritaba: —¡Mis compañeros tenían razón! ¡Sería mejor para todos si me matara! No sirvo para nada. No debo existir.

Tras este intento de acabar con su vida, el niño fue internado en una clínica psiquiátrica desde agosto a septiembre de 2022. Su epilepsia también empeoró.

La respuesta del Colegio antes las constantes solicitudes de ayuda por parte de Camila y Alberto , fue asegurar después de cada reunión, que habían activado el protocolo de violencia escolar e informado a los profesores para que estuvieran pendientes.

En el juicio se ademmostró que el plantel no implementó un plan de acción, ni sese respetó lo estipulado por el Manual de Convivencia Interno.

El Comité de Buena Convivencia Escolar no cumplió con sus obligaciones y los profesores, la psicóloga y los tres directores que estuvieron durante los siete años en el Colegio Pumahue y que sabían del bullying contra Felipe, optaron por no reportar ni abrieron una investigación.

«Lo único que hicieron fue activar un protocolo el 19 de octubre de 2022, casi tres meses después del intento de suicidio. Pero aún así fue totalmente negligente porque las entrevistas con sus agresores (José y Camilo), se hicieron después del plazo reglamentario. Tampoco se adoptaron medidas de protección, ni hubo monitoreo. Mucho menos registraron los antecedentes en la carpeta con casos de acoso escolar que dirige el Comité de Buena Convivencia», planteó la periodista  Sandra Martínez Tapia.

«La postura del colegio siempre fue de hermetismo. Jamás compartieron los antecedentes con los padres, siendo que el tribunal lo ordenó. Todos los formularios de apertura de protocolos, las anotaciones, las minutas y los registros del Comité de Buena Convivencia Escolar quedaron al interior de sus firmes paredes», explicó.

Felipe continuará con tratamientos y medicación hasta 2026

Uno de los últimos certificados médicos de Felipe, emitido por su psiquiatra el 18 de agosto de 2023, revela que el niño tiene trastorno de estrés postraumático. En su conjunto, cada uno de los profesionales que lo atendió llegó a la conclusión los daños fueron por maltrato reiterado permanentes en el tiempo.

—Es importante mencionar que dentro de la evaluación, se observan de manera relevante antecedentes de acoso escolar con maltrato físico y psicológico por pares, desde 2 básico a 1 medio —describe el certificado.

Los mismos profesionales afirman que debido a la gravedad del daño causado, Felipe deberá continuar con tratamientos y medicación hasta 2026, como mínimo.

El niño fue cambiado de colegio y tiene “síntomas que son comunes a situaciones de maltrato reiterado”. Sus padres buscan apelar a la decisión en la Corte de Apelaciones de Santiago para que el colegio se haga cargo, a raíz de la negligencia cometida contra su hijo, de todos los daños materiales.

Alegan que la indemnización que recibieron no les alcanzó ni para cubrir el total de gastos médicos desembolsados.

Por su parte, los compañeros que atacaron durante siete años a Felipe siguen causando estudios en el Colegio Pumahue, plantel que entre 2014 y 2023 registra 86 denuncias según la Superintendencia de Educación, las cuales incluyen situaciones de connotación sexual, maltrato a alumnos o profesores y discriminación.

Lee el reportaje completo de Bio Bío Chile ACÁ

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