Las tareas pueden tener un impacto negativo en los niños

Es evidente que el exceso de tareas para la casa afecta la salud mental y física de los niños, y existen algunos estudios que se están haciendo cargo de observar este problema. ¿Hasta qué punto son aceptables? ¿A qué edad se les debe dar esta responsabilidad a los niños?

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En estos días están surgiendo renovadas críticas contra las tareas escolares en diferentes lugares del mundo, argumentando que privan a los niños de su legítimo derecho a jugar y distraerse. En un ambiente académico que se se vuelve cada vez más competitivo para ellos, esta preocupación merece un análisis.

Sin duda, las tareas para la casa son un fenómeno global. En un estudio de 2007 del centro de estudios Trends in Math and Science Study (TIMSS), se reportó que los estudiantes de los 59 países encuestados llevaban tareas a su casa, y mundialmente, menos del 7% de los niños de cuarto grado reportaron no tener tareas.

El estudio de TIMSS es uno de los pocos que ofrecen datos concretos para comparar a una cantidad considerable de naciones y saber cuántas tareas escolares se les está dando a los niños. Los datos presentan variaciones extremas. Por ejemplo, en Algeria, Kuwait y Marruecos, más de uno entre cinco niños de cuarto grado reportaron tener demasiadas tareas, mientras en Japón, muy pocos estudiantes (menos del 3%) dijeron que hacían más de cuatro horas de tareas cada tarde -en un día normal de colegio-, informa IFLScience.

Estos datos no sólo dan una aproximación panorámica, sino que también rompen algunos estereotipos comunes. Por ejemplo, en Asia del este, Hong Kong, Taiwan y Japón -países que normalmente tienen el mejor rendimiento en matemáticas-, pocos estudiantes dijeron tener sobrecarga de tareas, con una tasa que está por debajo del promedio internacional.

En Países Bajos ocurrió algo similar: casi uno de cinco estudiantes de cuarto grado dijo que no tenía tareas para la casa en días normales de escuela, aunque el año 2007, los niños de este nivel estuvieron entre los 10 mejores del mundo en matemática.

En el caso de los países asiáticos mencionados arriba y de Países Bajos, no hay una correlación entre la cantidad de tareas y los logros en el aprendizaje.

De acuerdo a los datos de TIMSS, los niños de Estados Unidos tampoco se salvan de las tareas escolares. Aunque sólo un 12% de los estudiantes de cuarto y octavo declaró tener sobrecarga de tareas de matemática –por debajo el promedio de 21% de los 59 países incluidos en el estudio.

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Entonces, la pregunta es: ¿Se relacionan las tareas con el éxito escolar?

De acuerdo a las observaciones hechas en Estados Unidos, claramente la respuesta es no. Globalmente, las tareas tampoco se asocian con alto rendimiento a niveles nacionales.

Aunque el estudio de TIMSS no refleja exactamente si las tareas están ayudando a los estudiantes o los están perjudicando, sí ofrece una mirada hacia cuánto trabajo -o exceso de trabajo- se están llevando los niños a la casa y cuáles son las condiciones que favorecen estos niveles de exigencia.

El estudio encontró algo que ya no parece ser muy sorprendente. Las más altas cargas de trabajo escolar para la casa se dan en países que tienen bajos ingresos y gran desigualdad social.

El impacto de las tareas en los niños

Los datos de TIMSS también mostraron que incluso los niños de niveles escolares más básicos están siendo sobrecargados con tareas muy exigentes. Casi 10% de los niños de cuarto grado a nivel mundial (1 de cada 10 niños) reportó que pasaba muchas horas haciendo tareas cada tarde (o noche). Mundialmente, uno de cada cinco niños de cuarto dijo que pasaba 30 minutos o más haciendo tareas de matemáticas, tres o más veces a la semana.

Estos datos de sobrecarga de tareas deberían preocupar a los padres, los profesores y los legisladores.

Estudios empíricos han ligado el exceso de trabajo escolar con la disrupción del sueño, indicando una relación entre la cantidad de tareas, el estrés y la salud física (o falta de ella).

Cómo se define exceso de tareas es algo que varía con la edad y el grado escolar. También podría influir la cultura y las expectativas familiares. Los jóvenes adolescentes de segundo ciclo básico o de enseñanza media (secundaria), pueden estudiar por más tiempo que los chicos menores.

Pero para los niños de educación básica y preescolar, incluso 30 minutos de tarea cada tarde-noche, combinados con otras fuentes de estrés escolar, pueden tener realmente un impacto negativo. Investigadores en China, han relacionado las horas de tareas diarias con el problema de la disrupción del sueño; algo que en la infancia es verdaderamente grave.

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Aunque muchas naciones tengan implementados sus planes de tareas para niños de nivel elemental y esto sea algo normal, no hay ninguna evidencia que demuestre los beneficios académicos de hacer tareas.

Más aún, cuando los padres y los niños tienen conflictos en torno a las tareas y surgen fuertes emociones negativas, producto del estrés, las tareas se llegan a asociar con un bajo rendimiento académico.

Las tareas pueden ser un elemento importante que deba introducirse gradualmente cuando los estudiantes ya han alcanzado cierto nivel escolar (desde segundo ciclo básico a enseñanza media o secundaria). Esto puede ser una forma de fortalecer habilidades de estudio y estrategias más autónomas, y adquirir un estilo de aprendizaje para cuando decidan continuar con una educación superior formal.

Pero quienes gestionan las políticas educacionales y diseñan los planes, deberían mirar con más atención a las relaciones que existen entre los altos niveles de desigualdad social y las tareas. Más que ver las tareas como una «solución», los legisladores deben cuestionarse el sistema educacional y preguntarse qué facetas de éste impulsan el estudio y cuáles lo perjudican. Es importante entender qué está provocando la sobrecarga de tareas que afecta a los niños, los padres y los docentes.

Las escuelas y profesores deben establecer una comunicación fluida con los padres, para asegurarse de que las tareas asignadas no sean excesivas o demasiado exigentes para el nivel de los estudiantes, y que éstas tengan un efecto positivo.

Tal vez los profesores puedan optar por un enfoque más personalizado al momento de dar tareas. Si son cuidadosos en seleccionar los trabajos y consideran la edad del estudiante, su situación familiar y su necesidad de desarrollar ciertas habilidades, entonces las tareas pueden ser ajustadas y repensadas, de manera que provoquen un impacto positivo en los niños, para que su experiencia con el colegio no sea una causa de estrés.

También hay que considerar la situación de los docentes, quienes normalmente trabajan bajo presión para alcanzar metas arbitrarias, que deben planificar sin tiempo suficiente o que tienen muy poca autonomía en relación al curriculum. En esta situación es que las tareas para la casa resultan una solución que parece fácil, porque lo que se les exige a los docentes no se puede cubrir en clases.

Cualquiera sea la razón, el hecho es que hay un porcentaje significativo de niños en todo el mundo, que en lugar de estar aprovechando su infancia, están cargados de trabajo. Este sólo hecho podría tener consecuencias negativas para su relación con el estudio y las ganas de aprender.

 

El artículo original fue publicado inicialmente en The Conversation, por Gerald K LeTendre, catedrático en Educación de la Universidad de Pennsylvania, EEUU. La traducción/adaptación es de El Ciudadano.

 

 

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