Entrevista al vocalista de Weichafe

Ángelo Pierattini: “En Chile impera una esclavitud solapada”

Con una mirada que expresa distancia de la élite y sus paradigmas, el músico marca posición respecto del actual estado de nuestra sociedad. Autogestión, compromiso con la educación, desprecio por la clase política y fomento de la comunidad son sus máximas.

Por Daniel Labbé Yáñez

23/05/2017

Publicado en

Chile / Entrevistas / Portada

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“Imbécil con honor / Inútil ganador / No importa lo que digas / No tienes poder”, expone la estrofa de la rabiosa “Poder”, una de las canciones que componen “Mundo Hostil”, el último disco de Weichafe. Esta es la placa que tiene el perfil más político en la historia de esta banda, una de las más importantes de la escena rockera en Chile y cuyo nombre alude al “guerrero mapuche” en la lengua de éstos indígenas.

Ángelo Pierattini, vocalista y guitarrista del grupo, en conversación con El Ciudadano, hace una acerada crítica a la situación política y social que se vive en el país. Apunta a la élite y sostiene que “está tranquila porque tiene una Constitución que la avala, tenemos un Congreso con altos índices de corrupción y aún no pasa nada”.

Junto con eso, Pierattini recalca que en estos tiempos “no necesitamos liderazgos, necesitamos comunidad”.

En la trayectoria de Weichafe el discurso político ha sido progresivo. ¿Cómo fue el proceso de tomar posición?

Nuestra posición es ciudadana, eso lo queremos dejar claro. Nuestra filiación tiene que ver con la vida cotidiana, ese es nuestro partido y desde ahí nos situamos. Creemos que el capitalismo es un sistema corrupto, que no funciona sin corrupción, sin la extrema pobreza y sin la esclavitud. La fuerza de los poderosos está en no permitirnos reflexionar y no permitirnos ser conscientes de lo que vivimos a diario. Ese es el juego de ellos, de noquearte para que no reflexiones, noquearte para que no tengas una mirada crítica consiente y participativa.

Se intenta vender la imagen de que el artista sigue out a pesar de que el ambiente social está movido. ¿Queda la sensación que son los mismos los que dan opinión?

Encuentro complejo eso. Creo que los medios se acercan a las mismas personas siempre porque hay que mantener un status quo en todos los frentes. Respecto de los artistas, creo que cada uno tiene un discurso, ya sea desde la música o desde las letras y en Chile se malentiende lo que es tener un discurso, ya que siempre tiene que ser un discurso social-político, y a veces hay bandas que no hablan de eso; hablan de otros ámbitos del ser humano y eso es complementario. Que el artista se cuide de dar opinión lo instauró Don Francisco, Kike Morandé o la Cecilia Bolocco. En los 80 cada artista que daba su opinión era aislado… fueron estos tipos los que instalaron un arte popular sin contenido social o político, cosa que siempre tuvo la música chilena.

La tradición musical chilena siempre tomó posición.

La música popular chilena, a partir de los 60 empezó a decir cosas, ya no sólo “te amo”, empezó a participar, a buscar letras desde la mirada del ciudadano. La música chilena, tal como la conocemos, partió por la nueva ola, que era entretención, y que luego se abrió a estos contenidos.

¿Eso tiene que ver con estados culturales o procesos sociales o que la industria musical ya no aprieta como antes?

Estamos viviendo el momento del posmodernismo, que es una respuesta a los 90. En los 90 había una exigencia de tener un contenido político social tan fuerte que desencadenó una generación posterior cansada de ese lugar común y entonces se comenzó a diversificar el discurso, porque comenzaron a convivir los diferentes temas: a unos les interesa lo político y otros querían fiesta. Esto último hay que tomarlo en serio y no decir estos “hueones están hablando puras hueás”, porque están siendo catalizadores de una consecuencia más de la represión.

¿Eso tiene que ver con un proceso de creación de un sujeto más individual que colectivo?

Creo que son dos cosas. Primero, hay un hambre por crear líderes nuevos, lo que es una ridiculez. El liderazgo debe ser colectivo. Esas estructuras con una cabeza fracasaron. Es cosa de ver la historia para darse cuenta que ninguna ideología ha sido exitosa siguiendo a un líder. Se puede leer como individualismo. Pero también, como que se quiere colectivizar todo, queremos poner nuestras experiencias en la mesa.

Pero está la barrera que imponen los “expertos”.

En Chile se habla mucho de los expertos pero ellos no han hecho nada, porque no tienen contexto. Hablan de implementar un plan que se hizo en Noruega pero Chile no es Noruega, hay una lectura pobre del contexto, de cómo funciona Chile. El otro día un tipo decía que el metro valía $290, no hay una conexión directa.

¿No existe vínculo entre arriba y abajo?

Claro. Creo que hay una necesidad de la ciudadanía de poner sus problemas arriba de la mesa, no creo que eso sea individualismo. Lo que está diciendo es que la vida de un ciudadano común es importante para el desarrollo de un país, algo que suena muy lógico.

“EL PLAN ES MANTENER EL ESTATUS QUO”

¿Falta de sentido común en la élite?

No hay sentido común de la élite: levantan al que quieren y aplastan al que quieren. La política que se hace en Chile se hace cuando se necesitan votos. La misión principal de los políticos es conseguir votos. Su labor no es mejorar las cosas, es ser elegido, tener su espacio de poder y seguir manteniendo el estatus quo –cosa que les interesa mucho- porque este país a nivel global es un productor de materias primas, y por lo tanto, Chile para el mundo es un país de esclavos. Esta élite lo que hace es sostener esclavos, con mayores o menores derechos pero, finalmente, el sistema que impera en Chile es una esclavitud solapada.

Ahora hay manifestaciones de la ciudadanía como el movimiento estudiantil o el No+AFP, pero pareciera que a la élite aún no le asusta, que aún tiene control ¿Te da esa sensación?

En el disco “Pena de ti” hablamos de esto. Con este control que mantiene el poder total, en el fondo nos dicen “sal a protestar, ahí están las calles”, luego mandan a los pacos y los noticieros muestran los descalabros del final de la marcha. La élite está tranquila porque tiene una Constitución que la avala, tenemos un Congreso con altos índices de corrupción y aún no pasa nada. Cacha que Longueira apareció de nuevo. Estuvo un rato guardado y ahora está juntando firmas para la UDI.

¿Eso muestra una forma de hacer las cosas durante la transición?

La Concertación construyó una desconfianza, con el accionar de su gobierno traicionaron la promesa de la vuelta a la “democracia”, ahora sabemos que el “dedo de Lagos” fue más maqueteado que el viaje a la Luna. Hay un trato ahí, entre los poderes fácticos y estos locos. Instalaron esta “democracia” con el dictador metido en el Ejército y luego metido en el Congreso… es una locura.

Algo así como Alicia en el país de las Maravillas…

Tenemos que entender que somos un país con una función a nivel mundial, los tipos que dirigen este país ni siquiera viven aquí. Pregúntales a los palestinos, en Siria la cagaíta que tienen. Pasan presidentes o dictadores, pero el plan es mantener el estatus quo para quedarse en el país y apoderarse de las riquezas. Esta hueá está entera privatizada, aquí el empresariado sigue teniendo ganancias en momentos de crisis económica.  Los tipos no invierten pero siguen ganando más plata que la chucha.

“ES UN DEBER DEL ARTISTA ESTAR CONECTADO CON LA EDUCACIÓN”

¿La élite se traduce en el ámbito artístico?

En el ámbito artístico es una red de amigos, una élite. Uno se da cuenta. Por ejemplo, yo que vengo fuera de esa hueá, todos se conocen, fueron al mismo colegio. Se ayudan unos a otros, pero llega un hueón de afuera y es súper cuestionado, a ver qué onda, como se comporta…

¿Les hicieron el test de la blancura?

Siempre postulo que si Los Prisioneros no se hubieran acercado a Fusión no los hubiéramos conocido nunca con las mismas canciones o con la misma actitud de Jorge González. Si ellos no hubieran salido de San Miguel, lamentablemente, la manera de comunicar es acercarse un círculo de élite que funciona como vitrina. Esta independencia que supuestamente tenemos, cosa que no creo, depende que estos personajes hagan que un artista avance o no. Y otros estamos en la resistencia de estos hueones.

Ahora trabajas en un proyecto con profesores de música y sus alumnos ¿De qué va el proyecto? ¿Cuáles son los objetivos?  

Se gesta a partir de la necesidad de que en la educación pública no hay -o solo existe a voluntad del profesor- una estructura para conectar las clases de música con los otros trabajadores de la música como los artistas, compositores, etc. Lo que queremos hacer es contarle nuestra experiencia al profesor para que tenga una visión y la pueda integrar a su plan pedagógico, cosa que nosotros admiramos más que la chucha. Esto parte de la admiración de su trabajo y de ver la forma de cómo lo podemos hacer más integral.

No se ve mucho ese vínculo artista-educación.

Los artistas necesitamos tener más conexión con la educación. Eso es una deuda que tenemos, porque es un deber del artista estar conectado con la educación local. Por este proyecto, estuve en un colegio público donde no tenían actividades extraprogramáticas, donde no pasaba nada; en otros, donde no tenían clases de música. En mi caso, yo quería ser músico y sin la motivación que tuve en la casa no lo hubiese sido, porque el colegio no me entregó ninguna hueá, nada.

¿Aquí es donde se percibe más fuerte la desigualdad?

El estudiante de educación pública tiene una opción muy lejana de tener acceso y dedicarse al arte, no así el de la educación privada. La centralización de la que se habla en Chile, para el caso de la música, no significa que está concentrada en Santiago… yo trabajo con cabros de San Bernardo o Cerro Navia y están tan aislados como un músico de Puerto Montt. Chile está centralizado en Ñuñoa, Providencia y Santiago Centro… y con cuea en Santiago Centro. Ahí está la élite artística, en el centro del centro. Por ejemplo, un loco de Puente Alto, para desarrollarse profesionalmente, lamentablemente, debe irse de su barrio. Nosotros tuvimos que hacer eso cuando chicos.

¿El Frente Nacional de la Música (FNM) cómo se ha desarrollado? ¿Es una contraparte de la Sociedad de Derecho de Autor (SCD)?

Hay un tema con la SCD, una especie de tergiversación. Pasa que la SCD es una recaudadora de derechos, que tiene algunos ribetes para mejorar procesos de desarrollo de músicos. Desde fuera se ve como un gremio pero no es un sindicato. Es una caja que recauda el único derecho que tenemos, que es el derecho de autor. Tiene cosas buenas y otras que no tanto.

¿Y cuál es la diferencia?

El FNM y Nekoé, que es una ONG de artes visuales, nacen en respuesta a cómo nosotros fuimos educados, a lo mal educados que fuimos. ¿Qué es lo que podemos aportar? Nosotros ponemos a disposición nuestra experiencia. Y mostrar qué fue lo que hicimos para poder desarrollarnos para no depender de esa élite, aunque tuviéramos que convivir con ella. Si vemos que las instituciones no están en sintonía con eso y no hacen nada por mejorar los procesos educativos, no vamos a esperar que ellos lo hagan. Nosotros vamos a levantar una experiencia independiente que pueda aportar a los cabros.

¿La idea es que se replique?

Claro, porque no tenemos la capacidad de estar en todo Chile. Lo ideal es que se replique la acción. En la educación pasa lo mismo que en el Transantiago: todos critican pero nadie entrega soluciones. Entonces, el plan es decir “hagámoslo nosotros”. No necesitamos liderazgos, necesitamos comunidad.

¿FRENTE AMPLIO? “LE FALTA CONTEXTO”

¿Qué piensas del Frente Amplio?

Todavía lo encuentro inconsistente, porque aún siguen levantando liderazgos individuales. Están con una retórica que habla, más o menos, de un colectivo y creo que comunicacionalmente no han sido certeros. Todas las otras opciones están podridas, y esta opción creciente ha tenido tratos con la Nueva Mayoría y los tratos se pagan. Hay cosas que hacen ruido: Jackson llamó a votar por Bachelet y después se desmarca, él salió electo por un convenio que se hizo. Es peligroso.

¿El proyecto no te motiva?

Cuando me dicen “vamos contra la derecha”, no sirve. Para mí no es un motivo que no salga Piñera, encuentro que es demasiado inmediatista, no es un proyecto de largo aliento. Por ejemplo, lo que hacemos con el FNM funcionará en dos generaciones. Es un granito de arena. Es en proyectos de largo aliento lo que me interesa participar. Pero en estos proyectos, donde todo se mueve por un voto, donde lo más importante es que votes pero da lo mismo cuál es el plan o qué me propones, vota no más. Eso no me interesa, es muy pobre. Están demasiado preocupados por el hueón del lado. Las cosas tienen que darse por una necesidad ciudadana, no llegar con una ideología dura pero sin contexto, la idea es llegar a hacerse el contexto en la base.

¿El Frente Amplio no tiene contexto?

Al Frente Amplio le falta contexto, es un movimiento revolucionario para el progresista, para el socialdemócrata. El progre me tiene hinchadas las pelotas, no le creo. No se puede construir un mundo mejor arriba de un sistema que es miserable, hay que echarlo abajo porque es un sistema que funciona a través de la manipulación, la corrupción y la esclavitud. Te habla de una libertad que te da sólo la opción de elegir un televisor. Ese tipo de revolución sin revolución no me interesa.

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