Entrevista a Tania Tamayo

Autora de libro Todos somos Manuel Gutiérrez: “En Chile hay vidas que importan menos que otras”

La periodista profundiza en la historia familiar del joven asesinado por un carabinero y analiza el estado actual de la represión en Chile. "Los derechos humanos se están violando todos los días", sostiene, y agrega: "Uno tiene el deber como periodista de poner el ojo aquí y ahora".

Tania Tamayo portada

La periodista Tania Tamayo (Caso Bombas, la explosión en la Fiscalía Sur) habla del principal protagonista de su último libro como “el Manuel”. Y lo hace con autoridad, porque en Todos somos Manuel Gutiérrez (Ediciones B, 2015) consigue sumergirse profundamente en la historia de la corta vida del muchacho asesinado por un policía el 25 de agosto de 2011. Lo hizo entrando en su casa, tomando once con esta familia evangélica, escuchando “con respeto” y entendiendo que hablar de ellos podía finalmente “ser importante para hablar de Chile”.

 ¿Cuándo y por qué decides que es importante conocer la vida de Manuel Gutiérrez y de su familia?

Son dos etapas distintas. La primera tiene que ver con que por distintas razones me fui acercando al caso, estuve en el funeral casi como por una cosa personal, pero también porque sentía que se podía reportear, vislumbraba cierta diferencia en ese caso con otros. Entonces escribí un par de reportajes y ocurrió algo bien bonito que es que fueron leídos por la familia, uno principalmente. Les gustó mucho el hecho de que se hablara del Manuel, que fuera estrictamente dedicado a él. Y por otro lado, el por qué abordar a la familia tiene que ver un poco con el tema del género; estaba leyendo en esa época un par de libros argentinos de crónica y encontré que hablar de una familia y de una tan especial como esa podía ser importante para hablar de Chile, del machismo, de la desigualdad, de la pobreza, principalmente, y la idea era hacerlo con respeto. Y en medio del reporteo me fui dando cuenta que había mucho ahí, más de lo que yo creía.

¿Cómo te recibieron? ¿Les planteas que quieres hacer una investigación que tenga este espíritu, adentrarse en la familia?

El destino es bien sabio porque como yo había escrito este reportaje que había llegado a manos de ellos, tenía ya una carta de presentación, entonces no fue tan difícil que creyeran en mí. Recuerdo que llamé y me contestó la hermana (de Manuel), Jacqueline, y me dijo que le presentara el proyecto. Y yo llegué con toda la fe de que si les explicaba bien de qué se trataba lo iban a aceptar. Y lo aceptaron, les gustó, pero también porque habían leído el reportaje y habían quedado muy contentos y lo habían guardado y habían visto ahí un respeto hacia la figura de Manuel, más que hablar como desde los prejuicios o las caricaturas de un chico evangélico asesinado.

¿Durante cuánto tiempo pudiste estar con ellos y cómo fue ese proceso?

Empecé a ir generalmente a la hora de la once -tomábamos once, de eso me acuerdo mucho-, y empecé a conocerlos muy de a poco y ellos muy de a poco también fueron conociéndome. Por ejemplo, a la mamá fue a la que entrevisté con mayor dificultad, porque ella no vivía ahí y además tenía un poco de miedo de dar entrevistas. Los papás me costaron un poco más y yo creo que también desde ellos había -no un prejuicio ni tampoco un miedo- sino que una pequeñísima desconfianza de abrirse desde el corazón y contar la historia. Fueron sesiones muy dolorosas todas, porque generalmente llegábamos a un momento en que todo el mundo lloraba, era muy terrible, y para mí también no era fácil porque, por un lado, tenía que silenciar un poco mis prejuicios respecto a la Iglesia Evangélica, por ejemplo, a la forma en que ellos viven y, además, adentrarme para poder ser fiel con la historia. O sea, todo lo que yo pienso de la Iglesia Evangélica o de la homofobia no tenía que estar ahí. Entonces solo me dediqué a escuchar, a escuchar los llantos, pero también estas historias tan bonitas y esta manera tan inteligente, porque además son todos muy locuaces y muy inteligentes, entonces tampoco era tan difícil que fuera surgiendo la historia del Manuel. Eso, hasta temas muy delicados que también surgían sorpresivamente y yo siempre de alguna forma les adelanté cómo se iban a tratar.

¿El caso de la violación de la abuela de Manuel, por ejemplo?

Sí, de la abuela.

¿Eso cómo surge?

Es que todo surge en conversaciones. Y todo surge además porque ellos son completamente antiaborto, entonces por ahí en un momento la Jacqueline dice “bueno, si mi mamá fue producto de una violación quiere decir que es una prueba de que a pesar de todo vale la pena la vida…”. Por eso te digo que para mí hay momentos que, claro, van en contra de mis paradigmas, pero no podía ser yo ahí. Finalmente era tan importante también conocer por qué hay gran parte de Chile que piensa de esa manera y por qué la Iglesia Evangélica, por ejemplo, tiene tanta fuerza.

Manuel 3

Manuel Gutiérrez

“NADIE EN LOS GUTIÉRREZ CREE AHORA QUE LO ÚNICO IMPORTANTE ES LA JUSTICIA DIVINA”

¿Qué fue lo que más te conmovió de lo que conociste?

Me conmovió, por un lado, la pobreza de estar eternamente sin camas y tener que compartirlas. Me conmovió que el Manuel desde chico nunca tuviera una cuna, sino que de guagüita durmiera con sus otros dos hermanos en una misma cama y a los pies de los hermanos, que también eran chicos en esa época. Pero también me conmovió la dignidad o lo que ellos entienden por dignidad y cómo lo llevan tan orgullosamente, cómo se criaron en esta población que a veces está muy relacionada con el tema del narcotráfico. Esta mamá que quería tenerlos distantes de eso, cómo les prohibía los garabatos. Son detalles de forma, pero que hablan mucho del chileno medio o del chileno más humilde que piensa que andar bien limpiecito o no decir garabatos es una forma de salir un poco de la pobreza.

Cuando uno va leyendo tu libro se va dando cuenta que esta familia está cruzada por la tragedia, con el tema de la violación, con un hijo en silla de ruedas, lo de Manuel… ¿Ese es un tema para ellos? ¿Se observan de esa manera?

No. Es que sabes que es bien dificultoso para uno como periodista hacer una mirada que no es la típica mirada. Probablemente están más acostumbrados o tal vez sienten que a partir de ciertos dolores uno se puede levantar. Yo creo que todo en ellos, todo lo que les ha ocurrido es como una causa para levantarse en la vida, excepto la muerte del Manuel. O sea, yo creo que eso es una gran tragedia, más que cualquier otra, como que no hay un nivel de comparación, porque eso fue lo único que los destrozó y los hizo mirar en un Chile del que no tenían mucha conciencia tampoco.

Uno puede evidenciar que, por ejemplo, Isaac (hermano de Manuel) toma una postura un poco más rebelde frente a esta situación. Yo he conversado con Gerson (otro hermano) y lo observo de manera distinta a Isaac. Es decir, hay diferencias entre ellos mismos en cómo enfrentan esto…

Sí, hay diferencias, es como somos todos los chilenos, que tenemos distintas opciones de vida también. Ahora, lo importante que ocurrió en el recorrido de los Gutiérrez es que a partir de este asesinato, este hecho tan dramático, hay un cambio en todos, en unos más que otros, pero no hay nadie que ahora crea que lo único importante es la justicia divina. O sea, ellos a partir de esto empiezan a entender que la única manera de poder exigir justicia es saliendo a la calle, levantando la voz.

¿Y esto es compartido por todos?

Por todos. Tal vez un poco menos por la mamá, porque ella es mamá y porque a esa edad no es fácil cambiar de paradigma, pero en general a todos les parece que es importante haberse acercado a los movimientos sociales. Porque en un principio son súper reticentes, demasiado.

Tú describes al papá en ese sentido, como alguien que estaba “a la derecha”…

Bueno, él postuló a la Escuela de Carabineros. Son gente de derecha o que era de derecha, lo que uno entiende por derecha: antiaborto, cierta homofobia también. Pero ahora son otras personas, es como impresionante. O sea, la Jacqueline –siempre ha sido inteligente- pero es una chica que elabora unos discursos tremendos y que se rebela y que se enfrenta a sus hermanos evangélicos, además diciendo que nadie puede exigirles o ponerse en su lugar, por lo que han recibido muchas críticas también. Están demasiado conscientes de lo que sucede en Chile y de cómo las élites constituyen cierta realidad y les importa un bledo lo que pasa en las poblaciones; las élites de la Nueva Mayoría, de la derecha. O sea, en el fondo lo que le pasó a Manuel tiene que ver con tantas cosas que no hemos resuelto.

EL DESCONOCIDO CASO DE PAULA LAGOS

Tamayo dedica uno de los capítulos de su libro al caso de Paula Lagos, una menor de 17 años, también evangélica, que en 1998 recibió una bala mientras esperaba su turno al lado de un carro de papas fritas en La Florida. Después de tres meses de agonía murió. Fue también un carabinero quien disparó.

¿Cómo llegaste a la historia de Paula Lagos?

Estaba hablando con uno de los abogados de la familia, Cristián Cruz, y en un momento me habla del caso de Paula, que también estaba en la Justicia Militar, y me dice que era una niña que también era cristiana. Entonces me pareció impresionante y ahí lo buscamos, me metí en una población donde ya no vivía, hicimos una búsqueda bien de periodista de investigación, bien ardua, y encontramos a la familia. Y claro, para ellos era como reabrir este caso, fue súper impresionante que yo llegara también.

¿Y qué concluyes cuando ves las similitudes entre estos dos casos?

Portada libro Todos somos Manuel GutiérrezConcluyo, con la mirada más pesimista que puede existir, que todavía en Chile hay dos Chile. Y lamentablemente ahí siento que la izquierda, o lo que conocemos como “la izquierda”, tiene que hacer un mea culpa también por dos grandes cosas: Una, porque efectivamente hay una mirada sobre los derechos humanos que está demasiado puesta en la dictadura. Entonces entendemos que tener, por ejemplo un Museo de la Memoria, nos exculpa, cuando no es así, cuando la represión, la fuerza policial es exactamente la misma o muy parecida. Y por otro lado me pareció que (la muerte de Paula Lagos) era tan como simbólico que fuera en el momento en que Pinochet estaba detenido en Londres, porque a ninguno de nosotros en ese momento nos hubiera importado, sobre todo a quienes teníamos posturas políticas tan definidas por ese hecho, y probablemente a la gran mayoría nos pareció que era muy bueno que hubiera ocurrido. Pero en ese momento estaba ocurriendo algo mucho menos noticioso y era que se había muerto una niña en una población por estar parada comprando papas fritas, al lado de un carro de papas fritas. Entonces, ¿qué pasa en Chile que aquí hay vidas que no importan o que importan menos que otras? Porque ella no pertenecía a un partido político, no tenía ninguna relación con ningún tipo de poder y nada, se van muriendo los jóvenes así. Puede ser por esto mismo, pero también por la droga, por riñas entre bandas rivales, pero hay vidas que importan menos que otras y de eso hay que ser conscientes.

“LOS DERECHOS HUMANOS EN CHILE SE ESTÁN VIOLANDO TODOS LOS DÍAS”

¿Qué imagen de Manuel Gutiérrez pudiste construirte al final de la investigación? ¿Cómo lo dibujarías?

Lo dibujaría, por un lado, como un adolescente súper normal, coqueto, simpático, gracioso, pero, por otro, como un joven, un niño con un mundo interior súper complejo. O sea, ellos mismos lo decían: había momentos en que el Manuel estaba en silencio y no hablaba, le preguntaban qué le pasaba y la frase que siempre repetía era “ustedes no saben todo lo que me pasa”. Probablemente tiene que ver con las peleas de los papás, con las discusiones, grandes discusiones, tremendas peleas, pero tal vez porque él era más sensible, entonces él percibía, tenía cierta –que es lo que todos dicen- sabiduría, que iba mucho más allá que la que un chico de 16 años puede tener.

Desde la misma familia ha existido la intención de que Manuel no sea considerado un mártir, sin embargo, tú el libro lo subtitulas como “Vida y muerte de un mártir de la democracia”. ¿Por qué tomas esa decisión?

Porque me pareció que era súper importante establecerlo así, independiente de que fuera por opción o no; claramente no lo fue, pero es un símbolo de lo que nos ocurre hoy. Y tenía toda la intención de recalcar que aquí habían muertos jóvenes en contexto políticos. Tiene mucho que ver con la política, él no se murió en su casa viendo televisión, él se murió porque un carabinero disparó y lo hizo con financiamiento, estructura y jerarquización del Estado. O sea, el arma que ocupó ese carabinero es un arma del Estado y luego de eso, además, el Estado se encarga de ponerte toda esta estructura infernal que es la Justicia Militar y terminar otorgándole 400 días. Entonces por eso me pareció que era súper importante constituirlo, por lo menos en la bajada, como un mártir, no por opción, pero efectivamente lo fue.

Miguel Millacura

Miguel Millacura

¿Y qué te parecen los 400 días de presidio que le dio la Justicia Militar al carabinero Miguel Millacura, confirmada hace poco por la Corte Suprema?

Me parece tremendo. La familia estaba súper desilusionada. Y me parece tremendo porque se estableció que no había dolo, cuando efectivamente lo que hizo este hombre fue disparar a una pasarela en donde iba arrancando un grupo de jóvenes. O sea, no es que él disparó al aire, él disparó a la pasarela y la bala rebotó en la base de la pasarela y por eso llegó 69 metros más allá al pecho del Manuel. Pero que hubo una intención, la hubo. Y, además, recuerda que este hombre –que había sacado esta arma sin permiso- luego la lleva y reemplaza las balas. O sea, hubo una consciencia de lo que se estaba haciendo todo el rato. Y luego al mentir, al faltar a la verdad… O sea, me parece que era demasiado evidente que esta persona tuvo intención –como dice el abogado- de salir de cacería.

¿Y por qué crees tú que en plena democracia hay Manueles Gutiérrez, Matías Catrileos y hasta dos detenidos desaparecidos, como son José Huenante y José Vergara?

Sigue ocurriendo porque efectivamente hubo una parte de la sociedad que le importó -a partir de los años `90 y a la vuelta de esta “democracia”- mantener un sistema económico que traía muchos beneficios, aparentemente, pero que en lo concreto y en el contenido más profundo desarrollaba y mantenía una desigualdad atroz. Y por otro lado, lo que te decía hace un rato, el tema de los derechos humanos es un tema que está tan institucionalizado. Son muy pocas las instancias, con excepción del Instituto Nacional de Derechos Humanos, en donde efectivamente se entienda que los derechos humanos en Chile se están violando todos los días y no solo de estos chicos que son emblemáticos, sino que todos los días en las movilizaciones, las niñas son manoseadas por carabineros; los carabineros salen de civil con revólveres en el bolsillo, amenazan a los jóvenes. O sea, es tremendo. Hay una realidad ahí que nadie quiere ver. Las autoridades no la quieren ver y son resabios de la dictadura que se han mantenido absolutamente. Ahora, claro, el tema es que extrañamente siempre son jóvenes tan llenos de vida y de intenciones. Y no sé si esto alguna vez va a tener algún cambio, que haya una conciencia y una real intención de hacer un cambio en nuestras policías, por ejemplo.

“UNO TIENE EL DEBER COMO PERIODISTA DE PONER EL OJO AQUÍ Y AHORA”

Hay una deuda institucional con la construcción de justicia y memoria actuales…

Manuel Gutiérrez interiorHay gente, familiares de los 119 (víctimas de la Operación Colombo) que están súper conscientes de que la única manera de hacer resistencia es a partir de levantar la voz por situaciones que están ocurriendo hoy. Por ejemplo, está el caso de José Huenante, que es un caso que además era un menor de edad. Ahora, por qué te digo esto: porque yo creo –y vuelvo a lo mismo- que no solo el Museo de la Memoria, sino que varios sitios de memoria más, tienen el deber de establecer cierta actitud política en términos de atención a lo que está sucediendo. O sea, no puede ser que en Chile hoy hayan detenidos desaparecidos. Y no puede ser que ni el gobierno de Lagos ni el de Bachelet no hayan hecho nada. Yo creo que hay que estar atentos ahí y a mí me pasa mucho que, personalmente, siento que –y por eso el libro del Caso Bombas y el de Manuel Gutiérrez- uno tiene el deber como periodista de poner el ojo aquí y ahora. Todos sufrimos con el tema de la dictadura, nuestras familias, pero me parece que es importante cambiar el foco.

Uno podría pensar que hay una intencionalidad de la Concertación y ahora de la Nueva Mayoría de traer a colación el tema de la dictadura porque eso significa votos. En cambio, hablar de las violaciones a los derechos humanos hoy les jugaría en contra…

Además que, si te fijas, dentro de esa misma lógica de mirar al pasado también hay cierta desigualdad, porque están siempre los casos emblemáticos. O sea, el caso del campesino X de Paine no es conocido y no va a ser conocido nunca. Yo no sé hasta qué punto la izquierda tiene esa culpa de finalmente seguir manteniendo casi como la misma jerarquía social-clasial dentro de la importancia de ciertos crímenes. Entonces está este tema que va a ser eterno, el de los milicos que están presos en condiciones maravillosas, y el de los derechos humanos que van surgiendo cada cierto tiempo, en períodos de elecciones, pero son derechos humanos que están dentro de ciertos códigos que no molestan. ¡Por supuesto que el caso de Rodrigo Rojas de Negri es lo más impresionante y terrible que hemos podido observar!, pero si no entendemos que tan importante como Rodrigo Rojas es José Huenante o Manuel Gutiérrez, independiente de que no haya tenido partido político y haya sido su familia hasta de derecha, no estamos entendiendo nada.

Por Daniel Labbé Yáñez

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