Entrevista a Pablo Viollier

«Cuando el servicio es gratuito, tú eres el producto»: El escándalo de Facebook en la mirada de la ONG Derechos Digitales

La filtración del método utilizado por Cambridge Analytica para recopilar los datos de más de 50 millones de usuarios de Facebook y utilizarlos en la exitosa campaña de Donald Trump, vuelve a poner en la palestra el debate respecto al real alcance de la privacidad de los usuarios de redes sociales. Por Diego Chandía

El reciente caso de la obtención ilegal de datos desde más de 50 millones de usuarios de Facebook por parte de la empresa Cambridge Analytica, los que fueron utilizados en favor de la campaña presidencial de Donald Trump, entregó protagonismo a uno de los debates fundamentales que rodean el uso de redes sociales: la privacidad. ¿Dónde termina la enorme cantidad de datos que millones de personas entregan a través de ese canal?

Hace tiempo que el uso de estas plataformas transcendió el espacio de la interacción entre amigos y pasó a convertirse en el medio a través el cual la gente conoce, se informe y, en muchos casos, decide sobre su vida y el quehacer social.

El Ciudadano conversó con Pablo Viollier, analista de políticas públicas de la ONG Derechos Digitales, organización que se dedica a promover «el desarrollo, la defensa y la promoción de los derechos humanos en el entorno digital». Viollier realiza un repaso del caso que envuelve a Facebook y deja de manifiesto las problemáticas asociadas a la privacidad y el uso indiscriminado de datos personales.

Pablo Viollier

¿Cuál es el análisis que hacen como institución respecto al caso de Cambridge Analytica?

Lo interesante del caso es que deja en evidencia algo que los académicos vienen diciendo hace tiempo: el consentimiento informado ya no constituye una real garantía para los usuarios. La defensa de las compañías siempre es «bueno, pero el usuario consintió a estos términos y condiciones». Pero lo cierto es que ya está demostrado que a los términos y condiciones tú puedes poner cualquier cosa y la gente de todas formas lo va a aceptar. Además, estos servicios son tan omnipresentes, que es muy difícil decirle a alguien que se salga de Facebook, porque significa aislarse de la vida social, de la forma en que la mayoría de nuestros pares también se relacionan. Hoy se requiere una regulación y protección del usuario que vaya más allá de simplemente pedirle su consentimiento.

¿Se puede resguardar la privacidad?

Lo importante es entender que nunca se va a poder realizar un resguardo absoluto. Lo que está en entredicho aquí es el modelo de negocios de las redes sociales. El modelo es entregar un servicio que es «gratuito», pero su real negocio es el perfilamiento y la recopilación indiscriminada de datos personales; y datos personales sensibles. Eso para vender a los avisantes, a quienes quieren hacer publicidad, en el fondo tu perfil con todos tus gustos, tu rango de edad, etc. Lo que nosotros decimos siempre es que cuando el servicio es gratuito, tú eres el producto. Al final del día tú estás pagando el servicio con tus datos personales. Ese es el modelo de negocios y tu nunca vas a poder resguardarte completamente.

Considerando el servicio que ofrece Facebook, ¿cómo funciona el negocio del intercambio de datos?

Cuando tú ofreces un producto, quieres que esa publicidad llegue justo a las personas que son susceptibles de comprar tu producto o votar por ti en caso de un candidato. Cada vez que le llegue a una persona que no está en ese rango de edad, que no vive en la comuna en que tú eres candidato, es dinero que desperdiciaste. Facebook hace esto a través de una recopilación gigantesca de datos personales de todas tus actividades. A qué le haces clic, a qué hora te conectas, con quién te relacionas, etc.

¿Qué esperan para el futuro de la seguridad y privacidad digital?

Yo creo que el escándalo ha llegado a un punto crítico donde es imposible para los reguladores europeos y de EEUU seguir haciendo la vista gorda. De esta situación como organización esperamos dos cosas: la primera es una superación de la lógica del consentimiento, es decir, dejar de ver esto como una cosa del derecho civil de ciudadanos libres que entregan su consentimiento, y darse cuenta que esto es un fenómeno social y que los ciudadanos requieren una protección respecto del tratamiento de datos personales por terceros. Lo segundo es dejar de entender esto como un asunto de derechos individuales.

Esto no se trata de personas independientes teniendo problemas con Facebook, se trata de cómo este fenómeno nos afecta como sociedad. Ya estamos viendo cómo el uso indiscriminado de información recopilada está siendo utilizada para campañas electorales; cómo las redes sociales generan la burbuja de filtro donde el algoritmo les muestra solo lo que quieren ver y por tanto empiezan a ver una versión cada vez más acotada de la realidad, sin poder contrastar con visiones distintas; somos testigos de cómo el modelo de negocios de las redes sociales está teniendo efecto, no solo en la individualidad, sino que en cómo se relaciona la sociedad, cómo nos comunicamos, cómo funcionan los medios e, incluso, cómo funciona la democracia.

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