Entrevista a Claudio Aguayo, Doctor en Science Education de la University of Waikato

Desde el fuego hasta las tablets: el aprendizaje humano y el esfuerzo de una adaptación constante

La educación, tanto para el desarrollo individual como colectivo, debe ser un proceso inacabado, permanente, lo que de forma implícita significa ser adaptable a los cambios y contextos particulares, porque conlleva un alto sentido de congruencia entre los individuos (alumnos y maestros), los ámbitos y los recursos disponibles

La educación, tanto para el desarrollo individual como colectivo, debe ser un proceso inacabado, permanente, lo que de forma implícita significa ser adaptable a los cambios y contextos particulares, porque conlleva un alto sentido de congruencia entre los individuos (alumnos y maestros), los ámbitos y los recursos disponibles.

Hoy en día, como lo fue en el pasado y como lo seguirá siendo en el futuro, el reto es adoptar con precisión el uso de las nuevas tecnologías para la formación del individuo, la sociedad en sus entornos específicos. Por eso, es necesario que, a partir de un pensamiento interdisciplinario, se apoyen procesos cada vez más complejos con los conceptos y fundamentos que sirven para preservar ese principio adaptativo y especialmente coherente en la educación; un ejemplo de este caso de “la educación y aplicación de nuevas tecnologías” es la “autopoiesis”, un concepto de la biología.

Para analizar este desafío, Claudio Aguayo, biólogo y Doctor en Science Education de la University of Waikato, respondió a las siguientes preguntas sobre las que profundizará en la charla que ofrece este jueves 24 de mayo, a las 19:15 hrs., en la sede del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, IFICC.

Claudio Aguayo

– Las herramientas tecnológicas están al servicio de cualquier campo de desarrollo e innovación humana, pero específicamente en la educación el reto es que «el asombro» que despiertan se «transforme en aprendizaje duradero». ¿Por qué han detectado que el aprendizaje debe ser duradero con herramientas que implícitamente son de cambios vertiginosos?

Desde un paradigma de la complejidad, ambos entes, la educación y la tecnología, ocurren y se desenvuelven dentro de un entorno que es complejo, dinámico, cambiante, y por sobre todo, impredecible.

En este contexto, se entiende que el aprendizaje es, o debiese ser, un proceso duradero en el sentido de que los individuos y comunidades deben constantemente adaptarse a su medio cultural, social, ecológico, tecnológico, y espiritual, por nombrar algunas dimensiones claves. Ese proceso de aprender constantemente a través del tiempo es lo que entendemos como un aprendizaje duradero. Las condiciones y características del entorno socio-cultural están en constante cambio y evolución. Para poder desenvolverse coherentemente en dicho entorno a través del tiempo, individuos y comunidades deben aprender continuamente, idealmente de manera duradera.

Por otro lado, la tecnología vista como herramienta ha existido siempre, ya sea en la prehistoria cuando aprendimos como especie a dominar los elementos de la naturaleza (fuego, riego, agricultura), o en los tiempos modernos a través del desarrollo de nuevas tecnologías digitales. En ese sentido, ambos, tecnologías como herramienta para aprender, y aprendizaje como proceso de adaptación constante, van de la mano en un proceso continuo que tiene la especie humana de adaptarse a las condiciones cambiantes de su medio, según el conocimiento y las herramientas tecnológicas del momento.

El asombro en educación, en este contexto, es un mecanismo que facilita dicho proceso de aprender, en el sentido de facilitar un aprendizaje que es significativo, de importancia y relevante para un individuo o comunidad (en el sentido social del término), lo que lleva a querer aprender o saber más, para así poder adaptarse al entorno cambiante, dinámico, e impredecible. Es por eso que decimos que el reto en la educación es que el asombro debe, idealmente, transformarse en un proceso de aprendizaje duradero, lo que puede ser llevado a través del tiempo con las nuevas tecnologías que están en constante evolución.

– ¿Cómo cambia el sentido de educar con la tecnología? ¿Qué nuevos elementos ha sumado a los análisis y aportes a las propuestas existentes en la pedagogía?

El gran error de los sistemas educativos modernos es querer replicar pedagogías tradicionales a través de las nuevas herramientas digitales. Por ejemplo, el hecho de digitalizar un libro en formato digital ejemplifica un mal uso de la herramienta en educación. Las nuevas tecnologías digitales proveen posibilidades de aprendizaje que son únicas, e inexistentes en los contextos educacionales basados en estrategias pedagógicas tradicionales.

El uso de las nuevas tecnologías digitales, como lo son los smartphones, tablets y otras herramientas y experiencias posibles gracias a la tecnología digital (por ejemplo realidad virtual y aumentada) en educación es un campo reciente del conocimiento. El punto es que aún estamos recién entendiendo el cómo deberíamos usar las nuevas tecnologías a través de pedagogías que deben ser innovadoras y propias de aquellos sistemas donde las tecnologías están integradas según dichas herramientas. La idea es lograr procesos de aprendizaje efectivos que sólo son posibles con las nuevas tecnologías. Un ejemplo concreto fue Pokemon Go, o realidad aumentada geolocalizada, donde las posibilidades para enseñar y aprender usando realidad aumentada no son posibles sin dicha herramienta digital.

Por eso, el gran reto es entender, innovar y crear sistemas educativos y de aprendizaje usando las nuevas tecnologías, e ir creando nuevas teorías, conocimientos, y pedagogías de cómo usar las nuevas tecnologías efectivamente, en consideración de que las nuevas tecnologías están en constante evolución rápida. En ese sentido, se requiere de expertos que unan investigación en educación usando nuevas tecnologías, con prácticas pedagógicas innovadoras y únicas en el aula. No se trata de eliminar los celulares de las aulas, se trata de incorporarlos e integrarlos al proceso de aprender usando nuevas tecnologías y pedagogías. Esto se puede lograr de manera armoniosa cuando se consideran los valores, por ejemplo, el amor, la compasión, el entendimiento y la hospitalidad en el uso de las nuevas tecnologías en el aula. Pero los valores son sólo los fundamentos básicos desde donde se deben construir nuevas pedagogías que han de ser propias del uso de la tecnología en el aula.

Un ejemplo pedagógico para el uso transformador de las nuevas tecnologías en el aula es lo que se conoce como “heutagogia”, donde ambos estudiantes y profesores adquieren el rol de “aprendices / educandos” (learners en inglés), donde juntos co-crean entendimiento y conocimiento a través del aprendizaje auto-determinado y auto-guiado, el cual es posible con las nuevas tecnologías. Aquí el profesor pasa a ser un alumno más, entregándole el poder de dirigir el aprendizaje a los alumnos según los intereses individuales propios y únicos de cada persona. Según el tipo de desarrollo cognitivo de los alumnos (educación básica, secundaria, terciaria, magister o doctorado, etc), el profesor sirve de facilitador proveyendo distintos niveles de guía (mayor intensidad de guía en estudiantes más jóvenes, versus menor intensidad de guía en estudiantes con mayor independencia cognitiva).

Por otro lado, las estrategias pedagógicas ideales basadas en nuevas tecnologías también se definen según las características particulares de la cultura donde están inmersas. Culturas con distintas cosmovisiones de la realidad debiesen integrar la tecnología de manera acorde a su cultura y marcos epistemológicos. No es lo mismo integrar nuevas tecnologías en un colegio o entorno educacional inmerso en una cultura indígena de cosmovisión particular, como por ejemplo un entorno Maorí o Mapuche, que en un colegio marcado por una tradición occidental.

Por último cabe mencionar aquí que el uso de la tecnología en educación debe integrar también elementos no-tecnológicos, por ejemplo, contacto directo con la naturaleza u otros entes sociales de manera holística, balanceada y armoniosa. Ambos, tecnología y no-tecnología, en conjunto, forman lo que entiendo por enseñar usando nuevas tecnologías en educación.

– Una respuesta a esa necesidad de permanencia o transcendencia educativa lo has detectado en el concepto de la biología denominado por Francisco Varela y Humberto Maturana como «autopoiesis», cómo funciona en este caso.

La autopoiesis es un concepto de la biología de sistemas que define lo que es un ser vivo (o unidad autopoiética) dentro de un paradigma sistémico: un ente que se auto-adapta constantemente a su entorno dinámicamente cambiante siguiendo sus propias reglas y manteniendo su coherencia en el tiempo. El foco no es en la estructura de una organización (u organismo), sino que en los procesos y jerarquías internas de un ente auto-organizado y coherente en el tiempo.

Si trasladamos dicha visión al campo de la educación y uso de tecnologías digitales, desde lo que algunos llaman “autopoiesis cualitativa”, al menos en teoría, podemos crear sistemas educativos que cumplan con dichas características de lo que es un ente autopoiético en educación. En dicho caso, los sistemas de aprendizaje basados en nuevas tecnologías pueden actuar como organizaciones cuyo rol es el de facilitar o catalizar, permitir activamente, el proceso de aprender. En otras palabras, cuando un individuo o comunidad entra en contacto con dichos sistemas educacionales basados en tecnologías, el rol de la tecnología es la de promover activamente un aprendizaje coherente, que trasciende en el tiempo, definido por sus propias reglas, y que se adapta a las condiciones cambiantes e impredecibles del entorno socio-tecnológico y cultural. El reto es definir y entender cómo debemos organizar dichos sistemas educacionales basados en tecnologías del aprendizaje, en consideración del rango de elementos y factores que lo constituyen, incluyendo prácticas pedagógicas, principios y estrategias de diseño, consideraciones socio-culturales, uso de hardware y softwares empleados en el diseño digital, relaciones humanas entre expertos y entre humanos y tecnología, y muchos otros más.

A esto me refiero con la idea de explorar el uso e integración de principios autopoiéticos en el campo de la educación y uso de tecnologías digitales: crear sistemas educativos y de aprendizaje que puedan mantener su coherencia en el tiempo, adaptándose a las nuevas condiciones del entorno, manteniendo su coherencia en el tiempo a través de la auto-organización, y mantener el rol de promover el aprendizaje de manera significativa en individuos y comunidades dentro de sus entorno dinámico, cambiante e impredecible.

El reto está en entender y aplicar en la práctica cómo dicho proceso puede ser implementado en el diseño, desarrollo, producción, implementación y uso de las nuevas tecnologías en educación dentro de entornos socio-culturales particulares y únicos. Para aquello estamos explorando distintas alternativas, como por ejemplo el modelamiento de sistemas socio-tecnológicos usando ‘Chemical Organisation Theory’ (COT), un formalismo de modelamiento de sistemas complejos que puede identificar organizaciones (como los son los sistemas educacionales) que presenten coherencia autopoiética. Esto junto al Dr Tomás Veloz, director del departamento de Sistémica del IFICC.

¿Desde tu experiencia qué nuevo tipo de educandos está creando la tecnología aplicada a este campo?

Esta pregunta es compleja porque, primero que nada, la mayoría de las experiencias educacionales a nivel global están integrando las tecnologías de manera errónea, siguiendo paradigmas pedagógicos tradicionales, representando esto un mal uso de las nuevas tecnologías en educación. En estos casos, los educandos creados por la tecnología no están siendo beneficiados con todo el potencial que entregan las nuevas tecnologías digitales en educación.

En aquellos casos donde sí se están empleando las nuevas tecnologías de manera innovadora y acorde al potencial educacional que pueden entregar, creo que los nuevos tipos de educandos son individuos y personas que deberían saber cómo (auto-) adaptarse a entornos cambiantes y dinámicos a través la integración armoniosa, rápida y por sobre todo crítica del conocimiento y herramientas disponibles en un momento dado. Gente con capacidad de resolver problemas complejos no en base al conocimiento disciplinario particular, sino a la capacidad de resolver problemas complejos según las herramientas disponibles a mano.

Sin embargo, aún estamos en un proceso de integrar adecuadamente las nuevas tecnologías siguiendo pedagogías acordes, desarrollando y entendiendo como deberían ser dichas pedagogías a la vez que la tecnología avanza. En otras palabras, estamos teorizando al mismo tiempo que poniendo en práctica teorías y pedagogías nuevas, únicas e innovadoras. Aún nos queda bastante camino por recorrer.

El ingreso a la charla de este jueves es liberado, tan solo inscribiéndose en [email protected]. El evento se realizará a las 19:15 horas en Los Alerces 3024, Ñuñoa.

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