Diputado DC

Entrevista a Iván Fuentes: El pescador del fiordo que se transformó en legislador nacional

No es el más cuñero de la Cámara, tampoco nació en Aysén, sin embargo, genera confianza en un mundo donde la desconfianza es la norma. Un mundo hiperventilado donde por nada se sobredimensiona el más mínimo logro y se sale por la vida enarbolándolo como Premio Nobel. Iván Fuentes es de pocas palabras. Pero las que pronuncia hacen pensar.

Por Daniel Labbé Yáñez

22/02/2016

Publicado en

Chile / Entrevistas / Portada

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A las personas humildes se las ningunea; por lo general, sus palabras son objeto de sorna y descalificación, se les mira en menos por su origen social y por su grado de instrucción académica. Por ello, que el diputado Iván Fuentes Castillo, inicie esta entrevista con El Ciudadano reconociendo que, una vez elegido, “venía bien asustado con lo que iba a pasar; (estaba) expectante”, lo hace merecedor de un respeto especial. “Nadie es canchero, uno viene con un grado de nerviosismo de todas las cosas nuevas que a uno le toca hacer en la vida; con ganas sí, pero siempre con ese grado de nerviosismo”, confiesa, mientras él mismo se para para pedir un vaso de agua para el periodista.

Pero a Iván Fuentes también le interesa hablar de las cosas buenas de su región. Habla con orgullo del nuevo hospital de Aysén que se inaugurará entre marzo y abril de este año, y que beneficiará a una población de 26 mil habitantes, que incluye su propio centro de diálisis, un scanner, una clínica dental y un subsidio aéreo para la ruta Aysén-Magallanes, a lo que se suma la primera universidad estatal que funcionará en la región. “En el movimiento social exigimos dos cosas importantes: especialistas y especialidades. No sacas nada con tener un neurólogo si no tiene las herramientas para trabajar”. Fuentes cuenta que ya se encuentra aprobada la ley que crea la Zona Franca de Aysén, cuyo objetivo es subsidiar el costo de la vida de sus habitantes, que es un 30 por ciento más caro que en el resto del país.

¿A qué obedecía ese nerviosismo, no se sentía preparado, sentía que le faltaban más estudios?

Sí. Siendo muy sincero, sí. Yo tengo un cuarto medio en mi vida, es lo que pude hacer, y tenía ganas de estar más preparado, me faltó tiempo. Estuve 18 años en una isla trabajando; cuando llegábamos a Puerto Aguirre, cerca de Caleta Andrade, ahí había algún medio, pero en ese tiempo no llegaban diarios ni revistas; había un quiosquito, nada más. Después nos íbamos a la faena por un mes y medio, mar afuera, olvidados del mundo, (con) una lora (una radio a pilas) y ahí la tirábamos arriba de la mata y con suerte a veces agarrábamos señal y podíamos escuchar la radioemisora, que era nuestra compañera, y era lo que nos mantenía al tanto de la vida, del andar de nuestro Chile. Esa desconexión del mundo va generando temores que uno acarrea, no se pueden desconocer…

Usted llegó a ser diputado por su irrupción como dirigente social, ¿cómo transformó esa experiencia forjada en los rigores de la vida laboral en su capital político?

Es que las cosas se han dado con el andar de nuestro Chile, se dieron y me tocó estar en ese momento. Si tal vez en la década de los noventa hubiese llegado un dirigente social (al Parlamento) y con las mismas cosas que hicimos nosotros, tal vez no hubiese sido tomado tan en cuenta; me refiero al ámbito político, porque en ese tiempo había que ser académico, el que no era académico, o no tenía un apellido político no pasaba la barrera de ser político, pero hoy día hay un Chile más contestario que exigía rostros nuevos, y decía veamos cómo nos va con él, o cómo nos va con otros que también fueron líderes jóvenes, no de la casta política. Entonces se dio, no es que uno sea tan súper, se dio un momento crucial en que la gente puso en valor lo que hicimos, y además había una avidez de nuevos rostros y de nuevas personas, y en ese escenario me toca asumir el compromiso, me costó asumirlo… no es que se tratara de agarrar una oportunidad, yo iba a representar a la gente y quiero hacerlo bien, de modo que cuando asumí, me embarqué y ya no paramos.

¿Bajo qué signo político late su corazón?

Mi color político ha sido siempre social, mi trabajo siempre ha estado ligado a la comunidad; participé en conjuntos folclóricos, así pertenecí a los temas de la iglesia católica, canté en el coro polifónico de alguna municipalidad, la de Entre Lagos, siempre me ha movido lo social. Nunca he estado en un partido político; nunca he militado.

Mucha gente puede pensar que un hombre tan vinculado con las luchas sociales como es usted podría ser más cercano a un partido más de izquierda, sin embargo usted no está con los comunistas, o con los socialistas, o con la Izquierda Ciudadana, y sí está adscrito a la bancada DC, ¿por qué está con los democratacristianos?

Bueno, porque las cosas se dieron así. En la época del movimiento social (de Aysén, donde Fuentes surgió como dirigente social en 2012) hubo controversia local y todos pensaban que por supuesto yo podría haber estado, y pudo haber sido tal vez pero no fue; no fue más por un ámbito más bien local de la presión, y sin embargo la Democracia Cristiana me dice ‘queremos que nos acompañes en este trabajo y nosotros no te exigimos nada, vas a poder seguir siendo el Iván Fuentes de siempre; queremos que seas parte de la bancada’. Cuando me hacen ese ofrecimiento y me dan libertad de acción en donde yo podía ser yo y no ser un ajeno dentro de mí, entonces dije, me parece…

En términos coloquiales digamos que la DC le prestó una ropa que no le prestó el PC o el PS, dos colectividades más identificadas con el mundo social que usted representaba, ¿se sintió más apañado en la DC?

Tal vez los partidos estaban dispuestos a dar el espacio, pero no las personas. Por tanto, en ese escenario no prosperó (su opción) y la Democracia Cristiana hizo un gesto para con el trabajo nuestro y dijo ‘vamos a una primaria’. Y así llegamos a la primaria donde competí con Abdala Fernández, un DC con 26 años de militancia, era un muy buen candidato y la gente lo valoraba dentro del partido. Pero como las primerias fueron abiertas también votó gente no partidaria y pudimos pasar esa barrera, que no fue fácil. Después de eso fuimos a la campaña donde había gente del PS, también estaba el ex diputado (René) Alinco, más otras personas que también tenían su piso político y comunitario; además que la derecha también tenía sus candidatos.

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Ley de Pesca

Usted como ex pescador artesanal hoy día es una voz experta y autorizada para opinar del proyecto de ley que pretende anular la Ley de Pesca –o Ley Longueira– ¿cuál es su primera impresión frente a esa iniciativa legal?

Si queremos tener un efectivo desarrollo del pescador tenemos que darle un piso sólido a la pesca artesanal, por tanto, tenemos que tener una ley que bonifique el cultivo y plantación de algas, tiene que haber un Indap pesquero porque no se hace sin fomento; tiene que haber una ley de caletas pesqueras para que desde allí fluya la artesanía, la gastronomía, los recursos, todo lo que tiene que ver con el arte y la cultura de la pesca artesanal; esta es una forma de vida que sólo está en ellos, en los pescadores artesanales. En consecuencia, cuando nosotros promovemos este tipo de leyes estamos entregando una plataforma a la pesca artesanal potente, clara y segura que va en beneficio directo de los pescadores, pero también en beneficio de la comunidad, porque lo que entregan estos pescadores artesanales son recursos orgánicos finos necesarios para la salud humana. Cómo seremos de jiles, nosotros mandamos los recursos orgánicos finos al mundo y el mundo nos manda transgénicos. Por qué en cambio no les damos esa porción de salud a nuestros chicos a través de la Junaeb y la Junji, y además de eso con platas del Estado estamos comprando los recursos pesqueros a nuestros pescadores artesanales y les damos un tremendo impulso a los viejos.

Considerando que Chile es un país que posee un enorme territorio marítimo, rico en recursos naturales, ¿por qué el pescado no ocupa el primer lugar como fuente proteica en la dieta de los chilenos, por qué se encareció tanto, incluso más que la carne y el pollo?

Las cosas cuando se ponen escasas se ponen caras.

Pero, ¿se puede hablar de escasez en un territorio tan vasto y generoso como el chileno?

Así es.

Pero es una escasez forzada por la industria pesquera…

Es una escasez forzada por nosotros los seres humanos, después podemos desmenuzar quiénes tienen más, o menos culpa.

Estamos hablando de depredación…

Recreo amplio. Eso sucedió en la década de los ochenta, la consigna era sacar y llenar containers, ahí no se hablaba de kilos, sino de containers. El recurso loco se sacó a destajo, eran cerros de conchuelas, rumas, dunas de locos, se vendió a precio de huevo. Si lo hubiésemos vendido bien los viejos estarían súper bien, los viejos nuestros tendrían flores de lancha, pulentas casas, tendrían a sus hijos en la universidad, pero nada de ello ha ocurrido. Me encantaría que vayan los hijos de los campesinos como ingenieros agrónomos a ayudar a sus viejos; quiero que hayan pescadores artesanales que vengan como biólogos marinos a decirles a sus padres que ya la extracción no es la solución, es el cultivo, la plantación; un desarrollo sustentable que respete la biodiversidad.

Usted hablaba de la evolución que ha sufrido la técnica de extracción, se pasó del bote con una red a la lancha con motor fuera de borda, y hoy muchas caletas ya no usan caballos para sacar las embarcaciones del agua, muchas tienen muelles y grúas. ¿Cómo vislumbra a futuro una actividad que por esencia es artesanal, ella podrá seguir siendo parte del mercado a partir de sus modos hasta ahora rudimentarios de comercialización?

Lo que le falta a la pesca artesanal es la plataforma, el riel, así lo he expuesto en la comisión de Pesca, por donde transiten los negocios de la pesca artesanal. Hablo de plantas, mini plantas, túneles de frio, transporte marítimo, transporte terrestre, sellado al vacío, sólo así el pescador artesanal va a decir ‘cómo vendes tu pescado, lo vendes entero, una pieza completa’, y qué tal si el pescador artesanal tiene la mini planta ahí, una planta modular, cerca de la caleta, porque así tiene que ser. Tenemos que meternos en el ambiente del mercado

En definitiva, usted quiere que el Indap pesquero le dé ese soporte a la pesca artesanal, que le permita manejar la tecnología, envasar pequeñas cantidades, sellar al vacío, tener sistemas de control y calidad, métodos de comercialización…

El riel por donde transiten los negocios de la pesca artesanal. ¿Quién lo tiene hoy día? La industria pesquera, pero lo tienen para ellos, es lógico, ellos hicieron la inversión. Pero el pescador artesanal que va a sacar sus machas, sus erizos, sus merluzas, él no tiene esa plataforma, entonces, ¿quién tiene que darla? El Estado debe proveer esas plataformas a los pescadores y a los campesinos, desde la producción hasta el comercio nacional e internacional, sin embargo, los campesinos se ven obligados a venderle al que llegó a comprarle, no alcanzan a vender bien, sino al precio que caiga, porque viene el intermediario que le paga mal y más encima no le cumple. ¿Cómo me salto esa barrera, cómo llego a vender porcionadamente? No puedo vender jaibas si no las desconcho en una planta autorizada. La ley dice que toda transformación de un recurso se tiene que hacer en una planta autorizada. No queremos súper plantas, queremos plantas modulares para los viejos para que ellos puedan filetear, sellar, poner sello de origen. Algo tiene que surgir como solución, la comunidad también lo espera. Si tú te metes hacia la cordillera hay gente que no come productos del mar porque no dispone de una oferta suficiente de productos procesados a buenos precios. ¡Qué maldad estamos haciendo!

Anulación de la Ley de Pesca

¿Qué sucedería si el Congreso anula la Ley de Pesca, cómo se regularía el sector mientras no haya una nueva legislación?

Para hablar de la Ley de Pesca actual hay que hacer una retrospección de cómo es la vida de la ley antes de la ley; había libertad de pesca, el que quedaba cesante pescaba un bote y salía a pescar. Todos podían pescar, había pescado a rabiar, el pescado de los pobres era el jurel, hoy ya no lo es, es un recurso muy escaso; de la noche a la mañana pasamos de la abundancia plena a la escasez total.

Antes de la ley, ya en plena escasez, surgen normas, como la de 1992, pero tampoco eran la solución, así nace la ‘carrera olímpica’ en que el que llegaba primero sacaba la cuota y el que tenía mejor barco llegaba más afuera y cargaba más, y el que no tenía se jodía nomás. Eso pasaba en la industria, pero en la pesca artesanal no estamos ajeno, también pasaba lo mismo. En esa época ya había conflicto entre industriales y artesanales. La ley del 92 decía que las aguas interiores, es decir, las situadas al sur del paralelo 41,28 donde hay archipiélagos, eran para la pesca artesanal y en el caso de la zona costera la pesca industrial podía pescar a partir de las cinco millas; se establecieron cuotas para industriales y artesanales. Las cuotas eran generosas, nosotros pescábamos el mes corrido, después vino la escasez. Incluso, con el propósito de cuidar el recurso se trató de bajar la cuota, pero nadie respetaba eso. Se matuteaba. A eso se sumaba que mientras algunos armábamos el rancho (preparar la embarcación) otros se anticipaban y sacaban la cuota, así es que cuando se anunciaba que se podía pescar, muchos ya venían de vuelta con sus lanchas cargadas.

Ante ese poco control también se botó mucho pescado porque a veces las lanchas se cargaban demás y había que botar el pescado porque no había más mercado, además el descarte que se producía afuera era tremendamente nefasto para la existencia del recurso; pasaron todas esas irregularidades. Las leyes intentaban terminar con esos desordenes.

El año 2000 viene una ley que otorga un nuevo orden. Dado que antes de esa fecha no había un control exhaustivo, muchos pescadores que no teníamos todos nuestros papeles en regla nos vimos beneficiados por un ejercicio que se hizo para legalizar a todos aquellos pescadores artesanales, se hicieron proyectos en distintas regiones, en la nuestra se hizo uno donde legalizamos el recurso pesquero artesanal y los viejos hicieron un proyecto donde había que marcar de los 12 meses, 11 meses de participación y mínimo seis para quedar dentro del registro. Ahí nace el ordenamiento pesquero. En la región de Aysén quedamos autorizados 1.352 pescadores para trabajar el recurso merluza del sur. Esta ley nace el 2002, con protestas contra Frei y Lagos mediante, tomas de plantas, ahí se establecen las cuotas primero por flotas, pero como también nos hacíamos trampas, tuvimos que subdividir por flotas. Como seguía habiendo irregularidades, pese a que nosotros tratábamos de ordenar el sistema, hay que reconocer que la pesca artesanal se autoimpuso el orden por eso teníamos discrepancias con el gobierno, al final se impusieron las cuotas por organización. Por ejemplo, el sindicato Francisco Andrade tenía una cuota que se distribuía entre sus 70 socios, pero también hubo trampas al interior de las propias organizaciones. Así llegamos a las alícuotas, que se refiere al coeficiente de captura de cada pescador en función de su esfuerzo. Las porciones fueron todas distintas porque se repartieron por esfuerzo pesquero; mi postura en la región fue haber repartido en forma equitativa pero no me hicieron caso. En definitiva, el coeficiente se determinaba por la cantidad (esfuerzo pesquero) que se lograba extraer en 11 meses. Pese a ello, Aysén fue la única región del país que no fue comprendida. Nosotros queríamos repartición no por armador (dueño de la embarcación); todas las regiones tienen cuotas por armador; desde el ámbito sindical nosotros en Aysén pedíamos, con controversia local incluida, cuota por pescador. Al pescador se le tiene que reconocer su parte, a lo largo de Chile se trabaja a la par, el 33 por ciento es del acompañante. En la región de Aysén no hay ningún pescador que no tenga cuota.

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La ley del 2002 expiraba el 2012, ella que venía a poner nuevas reglas, los límites de captura para los industriales pesqueros, el Rae (régimen artesanal de extracción) para los artesanales, pero como expiraba era necesaria una nueva ley en la que debíamos decidir si continuábamos con Rae, y si se mantenían las proporciones extractivas entre artesanales e industriales. En la protesta del 2000 en Aysén conseguimos 50 y 50 entre artesanales e industriales. En la zona centro fue catastrófico porque los artesanales se quedaron con el cinco por ciento del jurel, y por tanto, el 95 por ciento para la industria. En la actual ley de Pesca recién quedan en el 90/10. Esta ley 20.657 se supone viene a mejorar las cosas, pero nace con mucha controversia. Tanto artesanales como industriales queríamos mejorar nuestras cuotas, se hablaba de un 50/50 y esa lucha se dio localmente en cada región y por cada recurso. Hubo una potente discusión. Pero cuándo esta ley pierde toda  legitimidad, cuando aparecen todas estas cosas que hoy estamos viendo; hay gente que está enjuiciada. Yo no soy de hacer leña del árbol caído, la justicia debe encargarse de corregir lo que está mal y en ese escenario la justicia tiene que operar; no pueden seguir pasando cosas como las que han pasado en Chile con los supermercados con el papel higiénico,  con los pollos, con las farmacia, y además, con las leyes. La gente siente que la están ordeñando. En ese escenario tenemos una responsabilidad parlamentaria que asumir. Cuando hablamos de esta ley 20.657, que tiene una desaprobación y un sentido de desconfianza tremendo, es justo y necesario que nosotros tengamos y la Presidenta tenga a bien llamar a hacerle profundas modificaciones a la ley para que cuente con el consenso nacional.

En su opinión, ¿de qué manera se materializa en esta ley el cohecho del que está acusado el senador Jaime Orpis y que le costó su desafuero, lo mismo que la actuación de la ex diputada Marta Isasi?

Bueno, en las investigaciones que se han estado dando y ustedes lo han podido ver en los juicios, en la mañana nomás se veía que había correos en donde la gente le decía ‘oye no tení que votar de esta manera, o tení que votar de esta otra forma, ¿arreglaste esto no lo arreglaste?’, eso claramente es una conducción desde afuera inadecuada e ilegal; por tanto, el voto no sólo no era a conciencia, era forzado y guiado desde afuera.

Se sabe que estos parlamentarios recibían pautas de Corpesca que luego repetían en la Sala…

Uno puede recibir a todo el mundo aquí en el Parlamento, yo recibo a todos; qué bueno que exista la Ley de Transparencia (de lobby) porque uno puede mostrar quién entra a tu oficina. Así como puedo recibir pescadores artesanales, se puede recibir gente de la industria que tiene una responsabilidad pesquera con una comunidad que trabaja adentro.

¿Hoy día usted recibiría en su oficina a un ejecutivo de Corpesca? 

Creo que en el caso del escenario político tú tienes que recibir a todos.

{destacado-1} Le repito la pregunta, ¿hoy día usted recibiría en su oficina a un ejecutivo de Corpesca? 

En este momento tengo gran disgusto con ellos. Pero si tienes que recibirlos, tienes que hacerlo. Tú no puedes cerrar la puerta en el ámbito legal y formal.

En la eventualidad que se discutiera una nueva ley de pesca, en su calidad de ex dirigente social y ex pescador ¿usted está en condiciones de garantizarle a la ciudadanía que sería un proceso participativo y transparente?

Yo no tengo que asegurar nada.

La gente lo necesita, diputado.

Hoy día no están los tiempos para que las cosas no sean transparentes.

Diputado, usted sostiene que la Presidenta modifique la Ley Longueira, lo que es un tercer concepto, distinto a la derogación y la anulación, que es lo que busca conseguir el proyecto de la bancada PC-IC. Explíquese.

La Presidenta compromete en campaña que va a hacer una modificación de la ley.

Es decir, no va a derogarla ni anularla, sólo va a modificarla…

Eso fue lo que comprometió. Ahora, si vamos al fondo de las cosas, la derogación trae un costo adicional para el Estado consistente en sumas siderales de indemnización. Por su parte, todos los juristas dicen que no se puede anular la ley. Yo estoy apoyando la anulación, queremos que el Gobierno apure el tranco, en esa instancia nosotros vamos a desmenuzar esta ley punto por punto, qué está malo, ¿hay que purgar la ley y sacar todo lo que está malo? Hay que conservar y mejorar lo que está positivo; lo que está malo es el cohecho, pero hay cosas que están bien y esas cosas hay que conservarla, por ejemplo, la gratuidad de las áreas de manejo; por ejemplo, la plataforma social, pero ésta cuando le disminuyen las cuotas a las plantas y éstas despiden a 200 personas, se dice que hay una plataforma social para ir en defensa de esas personas, pero resulta que esa plataforma no tenía recursos financieros; cómo se hace un curso de capacitación con manutención con 50 mil pesos por persona, ¿se mantendrá alguien con 50 mil pesos, terminará una persona un curso con 50 mil pesos para tener un oficio? Ese tipo de cosas la ley la tiene contemplada pero está mal definida.

Al día siguiente de esta entrevista (realizada el 14 de enero de 2015) la mesa de la Cámara debía decidir si admitía a tramitación el proyecto de nulidad de la Ley Longueira, cuestión que se postergó para el día 20, sin embargo, la decisión se adelantó para el martes 19, otorgándole admisibilidad, con lo que el proyecto pasó a la comisión de Constitución. No obstante, Iván Fuentes ya había comprometido su voto a favor si la decisión se trasladaba al hemiciclo. En este sentido, el parlamentario sostuvo que “una ley tiene que ser razonada, consensuada y dar certeza de buena gobernanza. Esta ley no está dando esa certeza”, concluyó.

*Versión en extenso de entrevista publicada en edición impresa de El Ciudadano (n° 174, febrero 2016)

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