Juan Pablo Cárdenas: Belisario Velasco asesinó la revista Análisis

Decir que en Chile la democracia ha sido lo más condescendiente con sus enemigos, es una frase incompleta, carente de un lado B. Habría que agregar que ha desterrado a sus amigos.

Por Director

15/12/2006

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Entrevistas

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 Así, como lee, igual que los mensajes ocultos en los casettes, que amplían la versión del tema. Esta vez la cinta corre con Juan Pablo Cárdenas, periodista y fundador en 1977, de la mítica revista Análisis; la primera de oposición a la dictadura, cuyo cargo directivo le costó muchas veces la cárcel. Igual como hace unas semanas, claro que esta vez en democracia y con el Premio Nacional de Periodismo y la Pluma de Oro, entregada por la Federación Internacional de Editores de Periódicos, encima. Gajes del oficio, como cuando fue despedido de La Nación el 2001 ya que la línea editorial de la web Primera Plana no gustó al gobierno de Lagos, aunque sí a 23 mil visitas al mes.
Cárdenas es un hueso duro de roer, concentrado hoy en la dirección de la Radio Universidad de Chile y dando clases, espera el desenlace de un procedimiento por agresión a carabineros. Póngase los audífonos y presione Play.


juan pablo
– ¿Cómo fue su reciente visita a las comisarías?
– Fue un incidente muy desagradable. Yo venía hacia la radio y me encontré con un despliegue inmenso de carabineros, quienes advertían a los estudiantes que tenían que desalojar el colegio en 10 minutos. Pero antes que se cumpliera el plazo, los carabineros ingresaron al colegio y empezaron a sacar con fuerza a los estudiantes. Observando todo esto, le enrostré a un oficial que había, el que detuvieran a los estudiantes que estaban entregando el colegio en forma pacífica, que no habían opuesto resistencia. Si los carabineros están para proteger a la gente, además que eran niños de quien se trataba.

– ¿La respuesta fue de un amigo en su camino?
– El oficial conminó a retirarme y yo le dije que era ciudadano, cuando se puso muy pesado le dije que era periodista. Y eso lo irritó más porque se enrabió, se lanzó arriba mío, me botó al suelo, luego llegaron tres carabineros más y me metieron al furgón. Me quieren imputar por agresión a carabineros, en circunstancias que el agredido fui yo, cosa que todos los que estaban allí se dieron cuenta.

– ¿Mucho lío?

– Hay una investigación que el fiscal tendrá que determinar si sigue abierta o no. Me citaron a declarar y yo no fui, tal como advertí, porque no considero que sea razonable que después de tantos años de transición a la democracia, todavía los tribunales militares puedan juzgar a los civiles y a los periodistas. Yo voy a ejercer resistencia pacífica, no voy a concurrir a declarar a la fiscalía militar, ejerceré mi derecho a la resistencia.
– No será primera vez
– No va a ser la primera vez. He sido detenido varias veces en mi vida. Pensaba que estas prácticas de carabineros habían terminado, pero están actuando con los mismos mecanismos utilizados durante la dictadura.

– ¿Ha echado de menos la revista Análisis estos días?

– Hace falta una prensa que tenga más libertad y medios escritos, como la cantidad de periódicos y revistas que nacieron durante la dictadura y que fueron asesinadas en democracia por el gobierno de Patricio Aylwin. Sobre todo ahora con estos temas de corrupción, la discusión de temas fundamentales o la represión policial, hacen falta más medios. Es muy poco lo que hay.

– Pero poca gente lee medios escritos, más bien ven televisión.
– Más triste aún; si la televisión está absolutamente vulgarizada, uniformada en sus noticiarios. Por su parte, la prensa del duopolio ejerce una oposición discretísima con el gobierno, favoreciéndose de la publicidad estatal. No contribuye a la consolidación de la democracia, que falte tanta diversidad informativa.

– Hace poco entrevistó a Pablo Longueira, ¿no le dijo que estaba arrepentido de la mano que dio a Lagos, cuando se destaparon otros casos de corrupción?
– Longueira reconoce que le tendió una mano al gobierno al verlo en una situación tan difícil, incluso pensó que Lagos no hubiese podido terminar su periodo. Pensó que había una promesa cierta de la Concertación en que no incurriría nuevamente en actos de corrupción. Por cierto, tanto la derecha como la prensa salvaron al gobierno de Lagos, si bien no ocultando totalmente la corrupción que asomaba, pero asumiendo una posición tímida.

– Entonces hay harto tema que investigar.

– El Mercurio tiene la capacidad de investigar, tiene los recursos y lo ha hecho. Si quisiera complicar al gobierno lo podría hacer. El problema es que El Mercurio se favorece de la publicidad estatal. Hay una relación de encantamiento mutuo.

– En nombre de la gobernabilidad.
– Claro, porque los que influyen más en los medios de comunicación son las empresas a través del avisaje. Y los empresarios están muy gratos con los gobiernos de la Concertación. Nunca les ha ido mejor, nunca fue mejor el negocio, ya que de alguna forma la Concertación neutraliza toda la actividad social. Hay una suerte de conspiración entre el mundo empresarial, los grandes medios de comunicación y el gobierno; con el fin de mantener una situación política que a unos satisface con los negocios y a otros con las migajas del poder, que dicen tener.


MINISTRO «ASESINO»

– Usted siempre ha hablado de que los medios que se la jugaron por la democracia en Chile no murieron solos, sino que fueron asesinados. ¿Cómo ocurrió aquello?
– Cuando vino la transición, estos medios de comunicación aspiraron a tener publicidad y, por supuesto, las agencias de las grandes empresas no nos apoyaron. No ponían avisos, pese a los altos índices de circulación que teníamos. Pensamos tener publicidad estatal y tampoco la tuvimos. Aylwin respetó los convenios que Pinochet había dejado amarrados con El Mercurio y La Tercera. Pero lo más escandaloso fue que ofertas de países amigos, como la del gobierno holandés al Fortín Mapocho, La Época y las revistas Análisis, Hoy y Apsi; para que nos afianzáramos, fueron boicoteadas por el primer gobierno democrático. Éste le hizo ver a los holandeses que la ayuda sería vista como una injerencia en los asuntos internos de Chile y nos bloquearon esta ayuda fundamental.

– ¿Qué personajes participaron de esta acción?

– Por lo menos lo que toca la operación de Análisis, quien realizó la operación de control de la revista por malas artes, fue quien era subsecretario de Interior de Aylwin, Belisario Velasco, hoy ministro del Interior. En la operación también participaron Enrique Correa y seguramente, Edgardo Boeninger. Ellos definieron los acuerdos que se tomaron en la transición, en lo que toca a la comunicación social.

– Definición que hace poco costó la vida al diario Siete.

– Durante los gobiernos de la Concertación no ha habido interés de que se generen otros medios. Y esto es por la enorme presión que ejerce El Mercurio, para que no aparezca competencia. Por lo menos el gobierno debiera permitir que Victor Pey, dueño de El Clarín, recupere lo que legítimamente le pertenece. Y no sólo no lo ha hecho, sino que ha tramado en su contra.

– Una cosa es no tener voluntad y otra es actuar con manifiesta vileza.
– La Concertación ha hecho una operación ante el Banco Mundial para evitar perder el juicio internacional, argumentando que los dueños de Clarín fueron ya recompensados. Lo que hizo el gobierno fue repartir 10 millones de dólares, 7 de los cuales se quedaron entre los abogados, entre los supuestos herederos del Clarín, que no son ni los legítimos.

– Otra forma de control de la prensa es la publicidad, manejada por grandes agencias vinculadas al modelo económico que sigue Chile.

– Los estados democráticos se preocupan por la diversidad informativa y no se deja todo entregado al mercado. En Alemania se subsidia el papel, no hay IVA a los impresos; políticas crediticias blandas para periodistas que quieran desarrollar nuevos proyectos de comunicación; se prohíbe la concentración informativa a través de leyes, en Estados Unidos, y el estado distribuye sus recursos de manera que se pueda garantizar la diversidad editorial.

– ¿Qué le parece que hayan pasado más de 15 años para que en Televisión Nacional los periodistas pudieran decirle dictadura al régimen de Pinochet?
– …Y todavía hay muchos hechos que se ignoran, situaciones que no tienen cobertura y este lenguaje eufemístico prima. Felizmente esto está cambiando y en eso influye internet, y hoy no es posible ocultar información porque por alguna orilla se conoce.

– ¿Qué relación ve entre una prensa independiente y crítica, y la democracia?

– No puede haber democracia ni ejercicio ciudadano si no hay un pueblo informado y consciente de sus derechos. Justamente, los medios de comunicación tienen por misión ayudar a la tarea humana de comprender y transformar el mundo. Eso no pasa en Chile, tenemos un analfabetismo estructural, hay desniveles escandalosos en el ingreso, en las posibilidades educacionales y en el nivel cultural. Y esto es producto de que no hay una prensa libre que vigile, que ponga freno a la corrupción y a otros fenómenos que van a desprestigiar la democracia

– ¿Y qué responsabilidad atribuye a los propios periodistas?
– Más que una profesión, ser periodista es una vocación, pero la prensa está formada por un sujeto muy mal formado, que se asume como escribano a sueldo. Hay que hacer periodismo, asumir el riesgo y fortalecer los pocos medios críticos, como la radio Universidad de Chile, la que ha crecido en audiencia. Nuestro diario electrónico tiene más de 120 mil personas distintas que lo visitan en un mes. Por eso hay que seguir presionando, fustigando a la autoridad y presionando para que se mejore la condición de trabajo del periodismo.

– Hay una comisión investigadora sobre la publicidad estatal, en la Cámara de diputados, y hoy precisamente Manuel Cabieses, director del quincenario Punto Final, entregó los antecedentes a la Fiscalía Nacional Económica para la investigación que se realiza sobre la publicidad que entrega el Estado.
– Lo valoro, ya que permitirá saber los destinos de los recursos de la publicidad fiscal, los que hoy, en más de un 75% van a parar al Mercurio y La Tercera. Tengo esperanzas, pero son procesos que toman tiempo.

Mauricio Becerra

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