Paulo Slachevsky, editor: Nos merecemos una mejor televisión

Para fines de este mes se espera la resolución sobre la norma a implementar para la televisión digital en Chile

Para fines de este mes se espera la resolución sobre la norma a implementar para la televisión digital en Chile. Como la decisión corresponde al ministro de Transportes y Telecomunicaciones, René Cortázar, su calidad de ex empleado de Canal 13, sumado a la presión de la Anatel, han demorado la elección. Existen las normas ATSC (Advanced Television System Comitee) de Estados Unidos; DVB (Digital Video Broadcasting) de Europa; y ISDB (Integrated Services Digital Broadcasting) de Japón. Diversos medios han señalado que esta última sería la elegida. Pero más allá de lo técnico, la posibilidad de existencia de más canales debe permitir democratizar las emisiones de contenidos en televisión, abriéndose fondos para que surjan nuevos canales y que otras sensibilidades ciudadanas tengan acceso a la emisión de informaciones. El Ciudadano quiso agregar a la discusión la opinión de Paulo Slachevsky, cofundador de la editorial LOM, proyecto medial que ha sobrevivido a esta democracia.

Los 17 años que LOM lleva en el mercado chileno dan cuenta de que en el ámbito del libro se ha podido hacer empresa publicando a autores que no tendrían cabida en el cerrado panorama cultural chileno. Paulo es un televidente disconforme más y también confía en que la presidenta optará por una medida que permitiría la entrada de nuevos y diversos actores a las pantallas, en vez de preferir la TV tal como está.

lom¿Qué te parecen los contenidos de la televisión chilena?

– Como creo que a muchos le pasa, muchas veces busco algo para ver y no hallo nada. La televisión chilena es extremadamente poco diversa y de un bajísimo nivel cultural. Creo que nos merecemos una mejor televisión como país y no, como ocurre ahora, una programación amarrada a la publicidad y el mercado.

Creo que no habría disenso si dijéramos que hoy parte importante de lo público se construye en las pantallas de televisión ¿Qué crees que ha pasado para que nos encontremos con una televisión que, según dicen las encuestas del Consejo Nacional de Televisión, es rechazada por gran parte de la población?

– Eso tiene que ver con la pérdida del sentido de lo público, cuando canales como Televisión Nacional tiene que financiarse sólo con publicidad, marca el carácter comercial de la televisión y se pierde la posibilidad de constituir espacios que no funcionen en las lógicas de mercado. Eso es lo básico para tener medios de comunicación propiamente tales, medios que vayan más allá de lógicas del mercado y del rating.

La respuesta a esto de parte de quienes hoy hacen televisión argumenta que pese a que en las encuestas todos reclaman por falta de contenidos culturales en TV, cuando estos programas se emiten, tienen poco rating.

– Creo que todos tenemos derecho a opinar y el tema de los medios es un gran tema que raramente se ve en los mismos medios el debate sobre ellos. Una cosa es tener la televisión encendida y otra aprobar lo que se está viendo. Hay muchos libros sobre el tema y en la prensa no aparece línea alguna. Hace unos años atrás LOM publicó el Informe Human Right Wacht sobre la prensa en Chile, que daba cuenta que somos uno de los países con más niveles de censura en el mundo occidental.

¿Otros modelos de TV conoces?

– El modelo de acá es un extremo en la lógica neoliberal. En países europeos se mantiene viva la noción de servicio público que caracteriza a los medios de comunicación. Muchos pertenecen al estado y está reglamentada la participación publicitaria, la necesidad de dar cuenta de la diversidad de las expresiones.

El consejo de TVN se define por el porcentaje de presencia en el Congreso del duopolio gobernante, una práctica defendida como representativa de toda la sociedad ¿Se agota la sociedad chilena en ese grupo?

– Evidentemente que no. Si el sistema electoral chileno tiene una lógica que no da cuenta de la diversidad política que hay en este país. Considera que en las primeras décadas del siglo XX había representación de la izquierda en el Congreso y hoy, en el siglo XXI no la hay. Se ha limitado ese espacio a dos grandes coaliciones. Ese empata que se da allí y se refleja en TVN impide la diversidad y tener una TV más democrática que aporte para tener una ciudadanía más democrática. Un editor, hace un tiempo señalaba, que el libro es el único espacio de comunicación democrática que va quedando en nuestra sociedad porque no tiene publicidad. Si obligas a los medios a autofinanciarse es difícil que existan medios independientes, considerando que la publicidad más que reflejar los intereses del público, representa el interés de las grandes empresas. Si TVN tuviese otra lógica de funcionamiento, debiera permitir mayor diversidad de expresiones sociales.

PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD

Los 17 años de Lom dan cuenta de que hay un sector importante en Chile que espera otros contenidos al relato oficial ¿Qué espacio están llenando hoy?

– Si LOM se guiara por las reglas del mercado y funcionásemos con la lógica que funciona la televisión, no habría espacio para diversas miradas miradas de nuestra sociedad, en diversos ámbitos. La premisa que dice que tiene que ser best sellers antes de la posibilidad siquiera de existir es terrible. Los libros que publicamos rompen esa lógica, se editan sin usar criterios de potencial de venta al momento de decidir que publicamos. Aun así hemos logrado existir.

Como muy poca gente lee en Chile, un espacio importante en la producción de subjetividades está en manos de la televisión. Con los criterios actuales de programación ¿qué riesgo ves en ello?

– Nuestra TV no incita a la reflexión, no es para pensarse como sociedad. Termina produciendo consumidores. Considera que en nuestro país se veía al libro como una luz, si a la primera imprenta en Chile se le llamó la máquina de la felicidad. Y durante toda la república primó esa imagen del libro, luego surge Quimantú por la necesidad formar personas no pensamiento crítico y esa editorial llegó a tener tirajes de cientos de miles de ejemplares. Hoy es lo opuesto: Esta tecnoutopía, basada en la televisión, internet y TV cable, está instalada. El problema es que se piensa el sujeto como un ser esencialmente pasivo, receptor, que al final es un consumidor. Así es difícil pensar la construcción de la sociedad del conocimiento. Hoy es urgente poner este tema en el debate público y legislar en favor de mayor diversidad, que los medios sean una posibilidad para generar un tejido cultural más denso de lo que existe en Chile.

¿Quién es para ti el televidente de hoy?

– Me gusta citar una imagen que tenía Walter Benjamin, quien hablaba que el hombre distraído es perfectamente capaz de acostumbrarse. Cuando las personas comienzan a actuar en forma distraída, no constituyen sujetos que puedan participar en su sociedad. Aunque Benjamin se refería fundamentalmente a la reproducción masiva en el arte y la cultura, la frase se aplica perfectamente al modo de recepción de la televisión de hoy. Cada vez somos más distraídos, menos partícipes y estamos más aislados del mundo.

Recuerdo que en el Programa Rojo el año pasado para la protesta estudiantil se hacía llamados a los adolescentes a no andar en la calle haciendo «desorden». Era mejor concursar y ver Rojo…

– Si esos programas no son para nada inocentes. Lo grave a esta altura es que se haya perdido la relación del fin y los medios. Y eso ocurre cuando los medios de comunicación son solamente financiados por publicidad, que en Chile tiene un eminente carácter ideológico. Es decir, la propia regla del mercado que haría que el grueso de la publicidad esté en los programas más vistos, no se cumple. Si está demostrado en estudios que la publicidad chilena se va hacia lo conservador en desmedro del público. Ni el modelo propuesto funciona verdaderamente.

¿Qué fórmula propones para financiar la Televisión?

– Una solución plausible es tener impuestos para generar televisión. Hoy la gente igual financia la televisión a través del pago por el producto que compra. Es decir, no sólo si paga por televisión, sino que otros, las agencias de publicidad y el gran empresariado, usan su dinero para favorecer a uno u otro programa. El impuesto por la publicidad es indirecto. Por ello es sensato hacerlo público, que financie el medio de manera directa y que pueda existir fuera de la lógica del mercado.

TV DIGITAL

¿Qué implicancias trae la televisión digital?

– Al ampliarse la posibilidad de canales hay una gran posibilidad de cambiar el escenario. Eso depende de qué criterios primen a la hora de definir una nueva ley. Es la oportunidad de multiplicar las experiencias de televisión locales y que primen lógicas culturales o propuestas sociales. Sería lamentable que la presidenta derrochara esta posibilidad y diera más bandas de transmisión a los mismos grupos que controlan la TV hoy. Sería más de lo mismo. Una decisión que permitiera más actores iría a la par con el discurso de hacer un gobierno ciudadano. No se puede pensar en hacer un gobierno ciudadano si no hay medios de comunicación que expresen la diversidad política y cultural.

¿Con la concentración medial actual qué derechos estamos perdiendo los chilenos?

– Muchos y por eso es urgente generar las condiciones para que haya diversidad de medios, romper con este fenómeno de concentración que atenta contra derechos fundamentales como la necesidad de expresión y la diversidad cultural. Por ello creo importante lo que se ha avanzado en el Congreso en la discusión sobre la distribución de la publicidad del Estado. Como en casi todos los países ocurre, la publicidad del estado debe repartirse en todo el abanico de medios que existen.

¿Podemos esperar de la coalición de gobierno aquello si una de las cosas que más se ha preocupado la Concertación es destruir la diversidad de medios que había en Chile hasta 1990?

– Hay que esperar, pero también hay que presionar. Es un problema de estos años de gobierno, pero también de la sociedad civil. No se ha insistido y presionado suficientemente. Es urgente insistir, ganar espacios y forzar un cambio en el tema. No es posible que nos acostumbremos a este estado de cosas y siento que muchas veces terminamos acostumbrándonos.

Mauricio Becerra

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