El Ciudadano
Denis: Estamos en Caracas, capital de la resistencia contra el imperialismo occidental, con la maravillosa Sasi Alejandre, periodista independiente, para analizar la experiencia del proceso electoral actual, las elecciones locales y municipales, pero también la consulta popular sobre proyectos comunales en más de 30.000 comunidades. Una cifra impresionante que abarca varios proyectos propuestos por los consejos comunales de todo tipo: financiación para teatros, centros del barrio, proyectos comunales de salud, alimentación y otros servicios.
En resumen, es una experiencia que no hemos visto en ningún otro rincón del mundo donde realmente se combina el ejemplo de la elección participativa con la elección representativa. ¿Qué te pareció este proceso?
Alejandre: Creo que es fundamental tomar en cuenta que si bien se eligen los representantes y líderes, también se elige de manera popular y colectiva qué es lo primero que tiene que llevar a cabo ese nuevo liderazgo. Esto no se ve en ninguna parte y es precisamente parte de la democratización de la propia democracia que se ha ejercido en Venezuela desde Chávez.
Es una democracia participativa donde los proyectos se votan colectivamente en cada alcaldía. Puede ser desde una barbería comunitaria hasta cursos de marketing digital o un centro de deportes público. Es una verdadera muestra de cómo la gente de a pie hace esa revolución. La revolución bolivariana que Chávez arrancó ya puso sobre la mesa todos los malestares que sufría la Venezuela de antes. Empezó como una revolución que al principio fue armada y luego electoral. Una vez instaurado este nuevo orden, es hora de que se profundice.
Aunque pudiera parecer que unas elecciones municipales sean menores o no tengan un carácter globalmente reconocido, en realidad es precisamente un rasgo de la democracia participativa: no solo poner el énfasis en los grandes líderes que manejan las grandes piezas del ajedrez, sino también en los líderes directos, los que están a ras de suelo con el pueblo.
Los alcaldes son los que tienen contacto directo no solo con esa gente, sino con esas demandas, ese sentir y ese pulso de la Revolución Bolivariana. Son los que van a enfrentarse a los pequeños malestares del pueblo, que pueden ser geopolíticos y nacionales, pero también algo como un bache en la calle frente a tu casa, o que tu pequeño emprendimiento gastronómico tenga pocos recursos y no pueda subsistir, o que exista en una zona donde la inseguridad acecha y no puedan venir los clientes.
Son esas pequeñas demandas que si se dejan aflorar y permear, generan malestar con todo el status quo, con toda la revolución. Pero si se eligen a esos alcaldes y se ponen en la mesa todas las demandas directas de la gente, entonces se puede construir revolución verdaderamente de abajo hacia arriba.
Denis: En el mundo hay varios ejemplos de este concepto de presupuesto participativo. Por ejemplo, en Brasil tenían estas herramientas donde en ciertas alcaldías la gente se junta y elige los proyectos para financiar de manera democrática. Pero esto es a otro nivel, porque conecta 30.000 comunidades a través de todo el país en el mismo proceso simultáneo.
Esto creo que nunca han logrado entender los críticos de Venezuela. La estructura política parlamentaria y el nivel de organización en las comunas y parroquias, es decir, a nivel de la calle, sigue siendo tan fuerte que puede superar la importancia de cada elección más representativa.
Alejandre: Exacto, es la personificación de lo que bien decía Chávez en su último golpe de timón: «Comuna o nada». Es la autogestión del pueblo y más allá de las estructuras formalmente comunales, es esa pedagogía comunal en todos los distritos y municipalidades.
Es la autogestión del pueblo porque incluso en las consultas de ayer, donde se ponían sobre la mesa de 4 a 7 propuestas por cada municipio, en muchas comunidades se planteaba, por ejemplo, si lo que verdaderamente querían era un centro de educación digital o un centro de educación gastronómica. Lo que hacían muchas veces era votar por una barbería comunal, para que con los ingresos de la barbería pudieran luego construir un centro educativo. ¿Qué más autogestión popular existe que eso?
Es un pueblo que se ha organizado. Algo que no se ve de la Revolución Bolivariana desde fuera es la gente de a pie, un pueblo que la construye cada día. Pensamos en revoluciones, sobre todo en este siglo 21 viendo hacia atrás, como un término rimbombante, como un gran estallido, como una toma del poder violenta y épica. Pero en realidad, la revolución es también el día después de la revolución, y ahí es donde estamos ahora.
También se hace revolución en cada consulta popular, cada vez que el pueblo decide el rumbo no solo del país, sino también de su ciudad, su municipio, su calle. Es ir de lo directo, de lo popular, hacia lo macro, hacia la gran revolución exportable hacia fuera.
Denis: Me gustaría hablar ahora sobre los resultados de las elecciones municipales. Son muy interesantes, porque según entendí, de las 335 alcaldías, la coalición del Gran Polo Patriótico y sus aliados ganaron más de 280. ¿Me equivoco? Y entre algunos de ellos hubo algunas victorias importantes, como la ciudad de Maracaibo en Zulia.
Alejandre: Sí, creo que es la segunda ciudad más importante en todo el país. El estado de Zulia es clave por la producción de petróleo. Maracaibo era históricamente un bastión opositor donde nunca había podido penetrar el chavismo, una localidad donde se dice que aunque Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, en Maracaibo se ubica la mayor cantidad de ese petróleo. Que se gane es una muestra de que la gente de Maracaibo está confiando en el rumbo del chavismo para preservar también su riqueza.
No nos podemos engañar: una parte fundamental de estas elecciones es el gran llamado a la abstención por parte de la oposición. Una oposición que sí se presentó a elecciones -eso a veces olvidamos decirlo. No solo existe la oposición fascista de María Corina Machado y sus aliados, que ya son pocos porque se ha encargado de fragmentar todas esas alianzas. También existe una oposición democrática necesaria que sigue teniendo algunos bastiones de poder dentro del país.
Lo que se busca no creo que sea eliminar a la oposición, porque si no, no se hubiera permitido que se presentaran a elecciones, sino una articulación entre todos los partidos y una articulación popular entre los diferentes sectores.
Sin embargo, creo que hay una gran parte de esa oposición rancia liderada por María Corina que sí llamaron a la abstención, pero simplemente porque han perdido todo el apoyo popular. La gente se siente traicionada por ellos porque les juraron una y otra vez que «ahora sí va a caer» y no cayó.
Son ellos los que, sabiendo que no tienen apoyo popular ni nadie que los vote, llaman a la abstención para adjudicarse toda la gente que no votó como apoyo propio. Ahí precisamente no podemos caer, no podemos creer que todo malestar es oposición porque no lo es. Es nuestra labor precisamente gestionar ese malestar para que no se vuelva opositor.
Si el lema es «gente que resuelve» en el Gran Polo Patriótico, entonces ahora, un día después de la revolución, un día después de las elecciones, toca precisamente resolver y atender esos malestares de manera directa.
Denis: Es importante mencionar también algunas otras elecciones clave. Por ejemplo, aquí en Caracas, municipios como Chacao y Baruta siguen estando en manos de la oposición, pero es esa oposición moderada que ha mostrado una y otra vez su capacidad para organizarse fuera del campo de Machado.
Eso es también buena prueba de que el sistema de democracia representativa sí existe en Venezuela y que la oposición puede ganar cuando tiene apoyo popular.
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