Entrevista

«Queremos que la crisis la paguen los capitalistas»: Diputada argentina analiza situación política trasandina

"Nosotros apostamos a que la fortaleza en la oposición al gobierno esté en la calle, para derrotar los planes de hambre de Macri, para coordinar las luchas de los que están enfrentando despidos, por los derechos de las mujeres. En cambio, el peronismo ya empezó “la rosca” para hacerse del poder en 2019", sostiene la parlamentaria bonaerense, Myriam Bregman, en entrevista con El Ciudadano. Por José Robredo Hormazábal / @joserobredo

Por Jose Robredo

26/02/2018

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La situación política en Argentina está tensa luego de las medidas económicas impulsadas por el gobierno de Mauricio Macri. La primera expresión fue en diciembre del año pasado contra la reforma previsional aprobada por el Congreso argentino. La segunda se llevó a cabo el pasado 21 de febrero, cuando más de medio millón de personas coparon la avenida 9 de julio para manifestarse contra los despidos, achicamiento del Estado, la desregulación. Vale decir, contra el giro neoliberal impulsado desde la Casa Rosada.

En este sentido, el movimiento social argentino busca tomar protagonismo en la oposición al gobierno trasandino, el que puede ser clave a la hora de acumular descontento y fuerza con miras a los procesos electorales del año próximo.

El Ciudadano conversó con la abogada y diputada bonaerense Myriam Bregman, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas, organización miembro del Frente de Izquierdas, para tomarle el pulso al escenario político argentino. Al respecto, la parlamentario sostiene que «este año tenemos que apostar a la conquista de nuevas fuerzas. El gobierno pierde apoyo y la oposición del peronismo está en crisis luego de su desalojo del poder y muy fragmentados, planeando desde ahora cómo se hace del poder en 2019″.

«El 8 de marzo vamos a parar y movilizar contra los despidos, el ajuste y por los derechos de todas las mujeres, pero -en especial- de las trabajadoras y pobres que son las que mueren por abortos clandestinos», pronostica Bregman.

Myriam Bregman, diputada bonaerense del Partido de los Trabajadores Socialistas, miembro del Frente de Izquierdas

La situación social y política en Argentina se percibe cada día más tensa a partir de las medidas del gobierno de Macri. ¿El Ejecutivo no tiene freno para imponer su plan neoliberal?

La situación política argentina tomó ritmos veloces. Desde diciembre la calle volvió a marcar la agenda política del país, la marcha del 21 de febrero así lo confirma. Dentro de esa marcha multitudinaria, los sectores de trabajadores en lucha y la izquierda marchamos en una columna independiente de la cúpula sindical que venía pactando con Macri. Una franja de votantes de la alianza de gobierno, dice que no volvería a votarlo si se definiera ahora. En cada lugar de trabajo que hay despidos, hay resistencia de trabajadores y sus mujeres. Junto al movimiento de mujeres, muy fuerte acá, son dos fenómenos de una avanzada de sectores de lucha independientes del Gobierno, pero que expresan un descontento más general. Desde arriba reaccionan negando esta realidad. Refuerzan su discurso antipopular y represivo; es una forma de aparentar poder. Un gobierno directamente de gerentes de empresas claves en cada ministerio, no logró atraer las inversiones extranjeras prometidas en campaña, en el marco de la crisis internacional donde el dinero fluye a la ganancia especulativa de las finanzas.

El aumento del desempleo es una de las principales expresiones de las medidas macristas. ¿Qué otros ejemplos podemos contar como consecuencias de estos dos años de gestión?

Ahora, la lucha contra los despidos se está combinando con una pulseada por el salario en los sindicatos y particularmente en los emblemáticos gremios docentes, que son unas paritarias testigos para el resto de los sindicatos. El gobierno dice que el techo es el 15%, cuando se proyecta una inflación del 25%; además del salario perdido desde la devaluación de este gobierno. Pero no es solo ataque económico social, sino también un giro a derecha en la política de Estado, en lo represivo, y en el plano externo la subordinación de las Fuerzas Armadas a la estrategia del Comando Sur de EEUU de “guerra contra el terrorismo y el narcotráfico”. Es el Gobierno que con sus fuerzas de seguridad es responsable de desapariciones, como la de Santiago Maldonado o el caso de Nahuel, miembro de la comunidad mapuche, asesinado por la espalda.

¿Hasta qué punto las acciones judiciales contra opositores logra controlar la movilización en contra del gobierno de Macri?

Hay sindicalistas evidentemente muy comprometidos y eso los condiciona para tomar la mínima medida. Pero las expresiones de descontento social encuentran siempre sus válvulas de escape, más allá de esos dirigentes. Eso fue lo que pasó en las movilizaciones del 14 y 18 de diciembre: el Gobierno reprimió el 14 y el 18 de diciembre, pero la gente se movilizó doblemente, reprimieron brutalmente y amplios sectores salieron esa noche a movilizarse contra la represión. Algo está cambiando en Argentina después de dos años de gobierno de derecha.

Con el macrismo como mayoría en el parlamento, ¿dónde reside la fortaleza de los grupos opositores?

El partido oficial no tiene mayoría parlamentaria. Las leyes se votaron con sectores del peronismo conciliadores con la derecha; o que directamente no tienen grandes diferencias con Macri, en especial gobernadores como Urtubey en Salta o Insfran en Formosa. La ley previsional -de desfalco al bolsillo de los jubilados- no podría haberse realizado sin el Pacto Fiscal firmado por 23 de gobernadores. Nosotros apostamos a que la fortaleza en la oposición al Gobierno esté en la calle, para derrotar los planes de hambre de Macri ahora, para coordinar las luchas de los que están enfrentando despidos, por los derechos de las mujeres. En cambio, el peronismo ya empezó “la rosca” para hacerse del poder en 2019. Nosotros somos claros, somos anticapitalistas, no queremos discutir si en el país hay un 30 o un 20 por ciento de pobres. Queremos que la crisis la paguen los capitalistas.

¿Cómo se puede proyectar el camino hasta las elecciones del año próximo?

El 2018 no habrá elecciones. Muy difícil prever hoy el 2019 con los ritmos argentinos. Este año tenemos que apostar a la conquista de nuevas fuerzas. El Gobierno pierde apoyo y la oposición del peronismo está en crisis luego de su desalojo del poder y muy fragmentados planeando desde ahora cómo se hace del poder en 2019. En ese marco, la izquierda en Argentina, aglutinada en torno al Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), empieza a ser un actor en la vida política, una fuerza nueva, anticapitalista. El 2018 será un año para conquistar más fuerzas militantes para la situación que viene.

Al igual que en Chile, el plan de la derecha es quedarse al menos por dos períodos. ¿Cómo se evita eso?

Pensar hoy en una reelección de Macri es, cuanto menos, apresurado. Pero más bien esa es la perspectiva que propone el peronismo, una alternancia “a la chilena”, donde nadie cambia las condiciones estructurales del país, donde cada uno capitaliza los errores del otro. Esa perspectiva es muy limitada para nuestro pueblo. Nosotros peleamos por cambiar esta sociedad de raíz, para que una vez la crisis la paguen los que la provocaron, por repartir las horas de trabajo para que trabajen todos. Esa es nuestra pelea.

Imagen de la movilización del pasado 21 de febrero contra las reformas macristas

«El movimiento social de oposición es aún más amplio»

¿La masiva marcha del 21F se puede entender como una expresión de todos los sectores laborales contra los ajustes?

Fue una expresión multitudinaria de un descontento general con el Gobierno. Incluso, al hacerse sin paro no permitió que se sumaran aún más. Pero más allá de los límites que pusieron las direcciones, además de las impactantes columnas de camioneros, se manifestaron miles de estatales, docentes, trabajadores y trabajadoras de las cooperativas organizados en los movimientos sociales.

La manifestación de diciembre y la de estos días son la demostración de fuerza del movimiento social

Las del 14 y 18 de diciembre tuvieron mayor espontaneidad, aunque convocaron gremios como docentes, bancarios, estatales y algunas seccionales de sindicatos de la CGT. Moyano, sin embargo, no llamó a movilizar. De conjunto podemos decir que es un mismo movimiento de protesta que se inició justamente con aquellas jornadas contra la ley jubilatoria regresiva. Esas acciones frente al Congreso, fuertemente reprimidas, cambiaron la situación política del país y explica también la masividad de esta última convocatoria de Moyano y la dirección CTA. La izquierda tuvo un rol protagónico en diciembre y participamos este 21F con una columna independiente junto a trabajadores y trabajadoras de las principales luchas contra los despidos, junto al sindicalismo combativo y antiburocrático.

¿Las movilizaciones de la semana pasada y de diciembre son la expresión de la fuerza del movimiento social?

Claro que lo son, pero el movimiento social de oposición es aún más amplio. Ahora, la lucha contra los despidos se está combinando con una pulseada por el salario en los sindicatos y particularmente en los emblemáticos gremios docentes, que son unas paritarias testigos para el resto de los sindicatos. El Gobierno quiere imponer un techo del 15%, cuando se proyecta una inflación del 25%; además del salario perdido desde la devaluación de este gobierno. Seguramente el próximo 8 de marzo, en el paro internacional de mujeres que estamos preparando, va a ser otro canal donde volverá a expresarse la bronca contra el Gobierno. Aunque en este caso tendrá gran preponderancia la exigencia del derecho al aborto legal, seguro y gratuito, que desde el movimiento de mujeres, con nuestras asambleas y acciones, hemos instalado como debate en la agenda nacional y que recientemente obligó al Presidente a dar “libertad de acción” a sus diputados en caso que se trate la ley. Estamos hablando de la lucha contra un lobby poderoso de la jerarquía de la Iglesia, que además cuenta con un Papa argentino. El 8 de marzo vamos a parar y movilizar contra los despidos, el ajuste y por los derechos de todas las mujeres, pero -en especial- de las trabajadoras y pobres que son las que mueren por abortos clandestinos.

¿Qué tan cerca se está del escenario de 2001?

En este momento no es comparable la situación económica, no hay una debacle de la economía como fue entonces, con millones de desempleados y con la confiscación de los bancos a los ahorros de la clase media. No hay aún una ruptura total de la base social con su gobierno, como fue entonces. Macri comenzó a perder parte de sus votantes, a partir de la ley previsional, la creciente inflación, los aumentos de tarifas; pero es un proceso que recién comienza.

Ante las acusaciones y casos comprobados de corrupción en el actual gobierno, ¿se le abre otro flanco a Macri?

Sí porque se le cae una bandera al Gobierno que asumió haciendo hincapié en las denuncias de corrupción del gobierno anterior, pero ya después de dos años de ejercicio en el poder, se les volvió un boomerang. Acaba de renunciar un alto secretario de la presidencia, Valentín Díaz Gilligan, descubierto como testaferro de una cuenta off shore en el paraíso fiscal de Andorra. A eso se suman las denuncias de cuentas del propio Presidente en los casos del Panamá Paper; el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que tenía una empleada no registrada, y la larga lista de parientes de los principales funcionarios acomodados en puestos del Estado con sueldos enormes. El macrismo que se presentó como una derecha con estilo de “nueva política” -que intentó dar la idea de que “como ya son millonarios, no van a usar el gobierno para robar”- se desenmascara como gerentes que como fieles exponentes de la clase dominante, utilizan su Estado para enriquecerse, evadir impuestos y fugar divisas.

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