Ante posible juicio político

Raúl Sohr: «La posibilidad de que prospere una acusación constitucional contra Maduro es muy remota»

El periodista y cientista político Raúl Sohr dibuja los escenarios que enfrenta el país caribeño tras el anuncio, por parte de la oposición, de impulsar un posible proceso de impeachment contra el mandatario.

Por Meritxell Freixas

26/10/2016

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El pueblo venezolano se concentró este miércoles en los alrededores del Palacio de Miraflores de Caracas para mostrar su rechazo al anuncio de la Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora, de impulsar un juicio político contra el presidente Nicolás Maduro. También lo hicieron los partidarios de la oposición, en otra de las convocatorias bautizadas como «Toma de Caracas».

La oposición dijo que, a partir del artículo 323 de la Constitución, evaluará la posibilidad de iniciar un «impeachment» contra el mandatario por «violaciones a la Constitución, los derechos humanos y la democracia» aprovechando la ausencia de su figura ya que el mandatario se encontraba de gira por Oriente Medio.

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Los medios locales aseguran que el proceso político podría desembocar en sanciones penales y administrativas contra el mandatario, removerlo del cargo y una convocatoria a realizar nuevas elecciones. De hecho, la Asamblea lo citó a comparecer el próximo martes 1 de noviembre.

La decisión se da en un contexto de crisis económica, social y política en el país, en el que la oposición y el gobierno se culpan unos a otros de la grave situación que se padece.

El Ciudadano conversó con el periodista y analista internacional Raúl Sohr para interpretar los distintos escenarios que se le plantean al mandatario venezolano, quien también se encuentra en medio de un proceso de referendo revocatorio.

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¿Podría darse en Venezuela un juicio político a la brasileña [como el que impulsó Michel Temer en Brasil en contra de Dilma Rousseff], teniendo en cuenta que en el país caribeño el poder judicial no está en manos de la oposición y este proceso tendría que ser avalado por el Tribunal Supremo de Justicia, ni tampoco lo está el vicepresidente del país, Jorge Arreaza?

La AN está bastante limitada en sus atribuciones. Una serie de leyes que ellos [la oposición] han pasado no han sido aplicadas y, en general, se han encontrado con el filtro del Tribunal Supremo de Justicia que ha frenado las iniciativas. Las posibilidades de que prospere una acusación constitucional contra el presidente Nicolás Maduro son muy remotas.

Se dice también que este mecanismo no se puede aplicar en un régimen presidencial, que es propio de los sistemas parlamentarios.

La situación de Brasil es completamente diferente en el sentido que el gobierno era una alianza y el vicepresidente Michel Temer era miembro de otro partido que tenía una visión totalmente diferente.

En este caso, el vicepresidente es la continuación del gobierno actual. Por eso el gran tema del referendo revocatorio, que si se hace este año, antes del 10 de enero, se podría convocar elecciones y se elegiría presumiblemente un gobierno afín a la oposición. Pero como parece que este año ya no habrá referendo revocatorio, sería después del 10 de enero. En este caso removerían sólo a Nicolás Maduro y asumiría el vicepresidente, lo que significaría la continuación del gobierno actual.

¿En Venezuela, se dan características similares -en términos de apoyos sociales- a las que tenía Brasil cuando se impulsó el proceso de impeachment en contra de Dilma Rousseff?

El Partido de los Trabajadores en Brasil igual tiene un respaldo amplio. Si Lula fuese el candidato obtendría una votación interesante, sería un candidato muy competitivo. Yo no diría que en Brasil el PT está fuera de pelea, sí que está pasando por un momento complejo por las judicializaciones, pero en el nordeste del país, sobretodo, mantiene un apoyo muy importante.

Dicho eso, en Brasil se da una diferencia territorial con el sur, donde la oposición tiene un respaldo mayor versus el norte del país. Pero en Venezuela, en cambio, en este sentido es más parejo y la división es más transversal. Ahora la división es bastante clasista en Venezuela. Es muy manifiesto el apoyo popular trabajador agrícola hacia el gobierno de Maduro versus la clase media y la élite que está en las trincheras de la oposición.

Me tocó ir como observador a las elecciones, me tocó Maracay [estado de Aragua, región central]  y estuve en una población y en un colegio particular donde se realizaban las votaciones. En el colegio particular, donde votó gente de posición media-alta, la victoria de la oposición fue abrumadora. En cambio, en la población arrasó el chavismo.

¿Cómo se plantea el escenario entre AN y gobierno, considerando que no habrá revocatorio antes de 2017 y que las relaciones entre ambos están totalmente fracturadas luego de que en julio el gobierno considerara ilegítima a la Asamblea Nacional por incorporar a la institución a tres diputados acusados de compra de votos? 

El hecho de que el gobierno cerrara la opción de un revocatorio este año fue considerado por la oposición como un golpe de Estado porque viola la Constitución. Y el gobierno ha venido acusando a la oposición permanentemente de golpe de Estado. Ambos se niegan toda legitimidad, porque finalmente la legitimidad es que las posiciones del contrincante tengan validez, pero en este caso ambos se la niegan mútuamente.

Como suele ocurrir en política, es importante llamar al diálogo, por eso creo que es importante la iniciativa del Papa y de Unasur para llegar a algunos consensos y sobrevivir el resto de mandato.

¿Ve posibilidades de entendimiento entre ambas partes en este primer encuentro al que asistirán este fin de semana en Isla Margarita con la mediación de un delegado papal?

El primer encuentro que van a tener es que la oposición exigirá como condición principal el referendo revocatorio. Y el gobierno, por su parte, dirá que está dispuesto a discutir sobre la situación económica. Como suele ocurrir en estas situaciones, el primer choque va a ser por la agenda. Y ya se ve que no tienen acuerdos sobre el qué dialogar. El gobierno no tiene ningún interés para hablar del revocatorio y la oposición no está muy urgida por mejorar la situación económica en el país.

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Pero en mi opinión, lo más significativo que ha ocurrido es el pronunciamiento explícito de las fuerzas armadas de total respaldo al gobierno de Maduro. Este planteamiento como conjunto al gobierno realmente es uno de los protagonistas latentes, pero son los que terminan decantando la balanza de fuerza y es un espaldarazo para el gobierno.

¿Con este posicionamiento, queda blindado Maduro ante el escenario tan complejo que se le avecina?

Si es la expresión de la cohesión que tienen las fuerzas armadas, sin duda está blindado. Ahora, uno nunca sabe, cuando habla de los militares, qué está pasando realmente en el interior, o si esto es la voluntad del alto mando, si hay disidencia, etc. Eso sólo se sabe cuando se rompe.

¿Qué tan difícil lo tiene Venezuela a nivel internacional ante la situación de aislamiento a que está sometido el país ante, por ejemplo, los cuestionamientos de la OEA, el bloqueo de la presidencia del Mercosur o la relación con sus vecinos regionales de Brasil y Argentina, cuyos cambios de gobierno han supuesto pérdida de apoyo del proyecto bolivariano?

El panorama internacional se ha puesto más complejo para Venezuela. La tendencia bolivariana se ha debilitado, también por los cambios en Perú, por ejemplo. Sin embargo, ninguno de los nuevos gobiernos no bolivarianos en la región tiene gran apetito por inmiscuirse a fondo en la situación venezolana y, de hecho, el ámbito escogido para debatir es Unasur y no la OEA. Eso le da espacio de maniobra al gobierno de Maduro.

Se habla mucho de la falta de productos básicos a la población, en lo que algunas voces califican como ‘desabastecimiento programado’. ¿Podría compararse esta situación a la que se vivió en Chile durante el último período del gobierno de Allende?

Hay un desajuste fenomenal de la economía venezolana con unas tasas de de inflación que ya nadie sabe a cuánto llegan, pero por lo menos estamos hablando de tres dígitos. Eso es obra del mal gobierno.

Más allá de eso, no me cabe duda de que hay desabastecimiento genuino porque las industrias nacionales han tenido una serie de dificultades, pero también hay desabastecimiento programado. La oposición busca hacerle la vida lo más imposible al gobierno. Se combinan ambas situaciones, como se dio en Chile. Hubo desabastecimiento programado, pero también había problemas que eran producto del mal manejo del mercado y estímulos mal puestos que llevaban a que ciertas empresas no invirtieran por falta de estímulos.

El panorama de Venezuela es muy complejo porque vencen una serie de préstamos, las reservas están muy bajas y China, que era el prestamista más generoso o con espaldas más anchas, ya le dio el ultimátum de hasta aquí llegamos, por lo que ahora van a llegar muchas más restricciones para la concesión de nuevos préstamos. Se avecina un período muy muy difícil para el gobierno y el pueblo venezolano.

Meritxell Freixas

@MeritxellFr

 

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