Entrevista exclusiva con Soraya Maicoño

Vocera de comunidad mapuche donde desapareció Santiago Maldonado: “Hay testigos que vieron cómo se lo llevaban, pero no se atreven a dar su testimonio”

La dirigenta mapuche se encuentra en Chile para solicitar al Estado que desista de pedir la extradición de Facundo Jones Huala, lonko del Pu Lof Resistencia Cushamen, mismo territorio desde donde desapareció Maldonado.

Foto: Jorge Pinto

Soraya Maicoño es la vocera del Pu Lof Resistencia Cushamen y del lonko Facundo Jones Huala, autoridad mapuche acusada en Chile de participar en el incendio a un fundo de la comuna de Río Bueno, en enero de 2013.

Por estos días se encuentra en el país con el fin de reunirse con autoridades de Gobierno, para solicitar que se anule la solicitud de extradición que pesa sobre Jones Huala, quien se mantiene detenido en Argentina desde fines de mayo.

El Pu Lof Resistencia Cushamen es, además, el lugar donde desapareció Santiago Maldonado, el tatuador cuyo cuerpo fue encontrado a mediados de octubre en el río Chubut, luego de una represión de Gendarmería el 1 de agosto.

En conversación con El Ciudadano, Soraya Maicoño entrega detalles acerca de las gestiones por el lonko de su comunidad, pistas sobre la desaparición y muerte de Maldonado, y el horizonte de la reivindicación mapuche al otro lado de la Cordillera de Los Andes.

Vinieron para solicitar al Gobierno de Chile que no insista en la extradición de Facundo Jones Huala. ¿Qué recepción tuvo esa demanda en las autoridades chilenas?

Estamos aquí porque Pablo Pimentel, que es el presidente de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) en Buenos Aires, había hablado con el embajador chileno en Argentina (NdR: José Antonio Viera Gallo), para que arbitre los medios para ser recibidos por Ana Lya Uriarte, jefa de Gabinete, y por Lorena Fríes, subsecretaria de DDHH.

Llegamos hoy (martes) aquí, con una carta de Nora Cortiñas, que es la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, y una carta de Adolfo Pérez Esquivel, que es Premio Nobel de la Paz y presidente del SERPAJ (Servicio Paz y Justicia).

Los primeros en recibirnos fueron los pacos, después nos llevaron a la oficina de partes. Allí insistieron en que les dejáramos la nota y nos retiráramos. Nosotros les dijimos que no, porque ya se había hablado previamente con el embajador y creíamos que él había cumplido con su palabra de arbitrar los medios para esta audiencia. Entonces, se hizo presente la secretaria de Ana Lya Uriarte. Ella también insistía en que le dejáramos la nota. Le explicamos que en realidad como Pueblo Mapuche estamos pasando por una situación de criminalización muy extrema, que no nos podemos declarar ni argentinos ni chilenos, que somos mapuche, y que estamos muy preocupados por la situación que estamos viviendo.

¿Podría contarnos acerca de la lucha que llevan a cabo como Comunidad Pu Lof en Resistencia Cushamen?

Pu Lof son las diferentes comunidades. Mucho antes del 13 de marzo de 2015, que fue el día de la recuperación, diferentes comunidades de Cushamen se reunieron en varios encuentros, para decidir recuperar el territorio que fue usurpando Benetton.

Es un poco larga la historia, porque tiene que ver que para terminar con la Conquista del Desierto, el Estado argentino tuvo un comodato con la colonia británica y le entregaron tierras a partir del intercambio con armas, usadas para despojarnos del territorio.

Pablo Pimentel y Soraya Maicoño. Foto: Jorge Pinto

Cuando se terminó el comodato, Benetton no solo accedió a esas tierras que tenían los ingleses, sino que empezó a correr el alambre. Así como hubo un comodato con los ingleses, también hubo un acuerdo en el año 1900 del Estado argentino y el bravo lonko Ñancuche Nahuelquir. Allí se conformó la Colonia Pastoril Aborigen Cushamen. Lo que empezó a hacer Benetton fue correr el alambre para ocupar parte de esa colonia. Lo que se empezó a evidenciar es que él cada vez se iba quedando con el agua del río Chubut y con las mejores pasturas. Nuestros lamien terminaban viendo que los animales iban a morir al alambre, porque no podían avanzar para acceder al agua. A partir de esa situación, se decidió recuperar –aunque más no sea– dos lotes de todo lo que tiene usurpado Benetton.

Benetton tiene el casco de la estancia a unos cinco kilómetros de donde estamos nosotros. En frente de la entrada de la estancia, antiguamente, había una estación de servicio. Lo que hizo fue sacar esa estación de servicio, poner los surtidores de combustible dentro de la estancia y allí abrir una comisaría. Entonces, desde el primer momento en que se recuperó, se vivieron situaciones de represión y hostigamiento por parte de los empleados de esa comisaría, que responden a Benetton exclusivamente.

Después hemos sufrido distintos allanamientos y situaciones de cárcel. Ahí fue donde se detuvo a nuestro lonko (Jones Huala) el 27 de mayo del año pasado, y el 30 de agosto y 1 de septiembre se llevó adelante el juicio de extradición, en donde el juez Guido Otranto pudo evidenciar que, para llegar a ese juicio, se tomó de testigo a una persona que fue torturada previamente, un hermano mapuche de una localidad muy cerquita que es Gualjaina. A raíz de todos estos vicios, es que el juez federal decide anularlo y no extraditar al lonko. Actualmente, nuestro lonko sigue preso, por ley de extradición son 30 días. A partir de ahí, por un convenio que tiene esta ley de extradición, dan 30 días más, sin embargo, él lleva más de 150 días detenido.

Recientemente en Chile, a raíz del veredicto absolutorio de once imputados por el caso Luchsinger, se ha criticado el racismo de la fiscalía y de la policía. Con motivo del caso de Jones Huala, ¿han enfrentado expresiones de racismo institucional?

En el caso de la primera detención, fueron recusados más de cuatro jueces de la provincia de Chubut, porque previo a las audiencias ellos salían dando entrevistas en los medios diciendo claramente el nivel de racismo que tienen contra el Pueblo Mapuche. Estamos viendo que los jueces no tienen ninguna libertad jurídica. No son independientes, aunque digan que sí lo son. Finalmente, responden a lo que el poder político considera, el que a su vez responde a lo que los empresarios dictaminan. Cuando estamos en una audiencia, como en cualquier lado, tenemos momentos de hacer nuestro saludo en mapuzungun e inmediatamente nos quieren sacar de la sala u obligarnos a hablar en castellano. 

Facundo Jones Huala

Lo que nosotros siempre le planteamos a los jueces, fiscales, medios, funcionarios y a los políticos es que nosotros como pueblo siempre tenemos que estar acomodándonos y entendiendo sobre leyes y códigos, pero ninguno de ellos se toma el tiempo de entender nuestras pautas culturales, sobre nuestros propios tiempos y lo difícil que es dejar el campo y perder el tiempo. Muchas veces nos pasa que se convoca para una audiencia, estamos un montón de horas, hasta que nos permiten entrar y hacen un cuarto intermedio hasta el día o la semana siguiente. Muchas veces nos tenemos que mover a dedo para llegar a esos lugares.

Lamentablemente, todos los hermanos que están siendo criminalizados y encarcelados tienen roles importantes en las comunidades. Estamos realmente preocupados porque claramente se encarcelan a partir de montajes mediáticos, jurídicos y políticos. Después de tenerlos un año presos, les hacen el juicio y, finalmente, todas esas pruebas, que son parte de esos montajes, caen y les dan la libertad.

El poder político no quiere sentarse a conversar con nosotros, sino que apela a este modo drástico de encerrarnos en las cárceles. Nosotros no somos delincuentes, solo estamos pidiendo que no se avance con determinados emprendimientos petroleros, mineros e hidroeléctricos, que atraviesan nuestros territorios. Lamentablemente, estamos observando que en los dos países quienes mandan son los empresarios, que ni siquiera son argentinos o chilenos, son empresarios extranjeros dueños de la tierra y el agua.

Caso Maldonado: “No es fácil decir que plantaron un cuerpo, aunque haya sucedido así”

¿Cómo se produjo la desaparición de Santiago Maldonado? ¿Qué piezas de este rompecabezas han logrado encajar?

El 29 de julio participamos en una marcha hacia el juzgado federal. Allí conocí a Santiago, me lo presentaron. Le comentaron que el 31 de julio se iba a hacer un corte de ruta afuera del Pu Lof Resistencia Cushamen, porque tanto la marcha como el corte de ruta tenía que ver con pedir la liberación del lonko, que ya llevaba 30 días preso y se suponía que ahí lo tenían que liberar.

Generalmente, nosotros no invitamos a gente no mapuche en nuestros reclamos, porque sabemos que siempre sufrimos persecución y que puede tener consecuencias. Pero él insistió en que quería acompañar y alegó que ya había estado en la toma de un municipio en Río Negro.

Entonces, participó del corte de ruta y el 1 de agosto yo estaba en Esquel como vocera del lonko. No había buena señal, estaba en una ciudad que estaba a unos 40 minutos hacia el norte y ahí nos llaman avisándonos que a las 6 am, la Gendarmería estaba molestando y baleando y si podía alguien arrimarse a ver cómo estaba la situación, así podíamos dar aviso a la ciudad y a derechos humanos, a los medios y a otras comunidades.

Santiago Maldonado

Llegué allí recién a las 9 am. Cuando entré, vi a Santiago, lo saludé. Nosotros tenemos un puesto de guardia en el territorio, donde recibimos a la gente no mapuche. Ahí pude ver cómo la Gendarmería, a unos 500 metros, entraba y salía del territorio, en una clara práctica de provocación y hostigamiento. A las 10.30 am me retiré y automáticamente cuando salimos de ahí, nos empezó a seguir una camioneta de Gendarmería y a los 3 o 4 kilómetros, nos detienen y nos tienen desde las 11 am hasta las 6.30 pm.

Como a las 11.20 am, nos dimos cuenta de que algo grave pasaba en Pu Lof, porque inmediatamente se subieron todos los gendarmes arriba de las camionetas y salieron en dirección a Pu Lof. No teníamos señal y no podíamos avisar a Esquela o Bolsón lo que estaba pasando. A las 12.30 pm, una de las camionetas de Gendarmería se paró en frente al auto donde nos tenían. Nos tuvieron detenidas, pero no nos hicieron bajar del auto. Desde ahí pude observar cómo habían secuestrado nuestras herramientas. Recién pude volver a ingresar a Pu Lof a las 7.30 pm, en donde me encontré con una situación tremenda. Nuestros lamien habían sido corridos a balazos. Se habían quemado todas las carpas.

Ustedes han señalado que el cuerpo fue “plantado”. ¿Qué indicios tienen para sostener esa hipótesis?

Para nosotros no es nada fácil decir que «plantaron un cuerpo», aunque haya sucedido así. Apenas desapareció, un amigo de él lo llamó por teléfono y atendieron ese teléfono. Después pudieron hacer una triangulación y así se pudo dar cuenta de que esa llamada fue atendida cerca de Esquel. Pero después apareció rota una especie de cabina del lugar donde Movistar tiene su antena. Esa llamada existió, pero en su momento, el juez nunca quiso tener en cuenta la investigación que se llevó adelante sobre esta triangulación.

Después hubo cuatro rastrillajes dentro de Pu Lof Resistencia Cushamen. Los tres primeros nunca pudieron encontrar absolutamente nada. Los buzos siempre dijeron exactamente lo mismo: «El agua está baja. Si acá hubiera un cuerpo, ya tendría que estar a la vista, porque hay una gran cantidad de ramas y raíces y tampoco hay mucha corriente».

En los tres primeros rastrillajes, el agua estaba más baja. Donde apareció después el cuerpo, dos semanas antes, ese lugar era orilla. Entonces, si ese cuerpo siempre hubiera estado ahí, se hubiera visto mucho antes. Incluso apareció unos 100 metros arriba de donde había sido llevado Santiago Maldonado.

Río Chubut, lugar donde fue encontrado el cuerpo de Santiago Maldonado.

En el tercer rastrillaje, el juez Guido Otranto no permitió la entrada a nadie. Habían más de 300 efectivos, más de 10 buzos, perros, policía científica, policía montada, prefectura, drones, helicópteros. También un servicio especial, habían ido preparados para matar a los “terroristas”, porque les habían dicho que iba a haber enfrentamiento armado. Se llevaron detenida a una lamien. No le permitieron la entrada a Sergio Maldonado (NdR: hermano de Santiago) ni a DDHH.

El último rastrillaje, en donde se encontró el cuerpo, nosotros decimos que fue una desaparición forzada y una aparición forzada, también. Al juez Lleral le pusimos algunas condiciones: que sea sin presencia policial ni de medios, que no se corte la ruta, que esté Sergio Maldonado, su compañera, la abogada, personas de DDHH y que nosotros también podamos participar del rastrillaje.

Fue muy doloroso, sobre todo para Sergio que se paraba sobre una loma, antes de bajar al río y él mismo decía: «son unos desgraciados, se ve desde acá arriba». O sea, si siempre hubiera estado ahí, lo hubieran visto en los tres rastrillajes previos.

Al principio, la Gendarmería no había entrado (al territorio de la comunidad), después empezaron a mostrarse imágenes que sí entró. Bueno, entró, pero nunca bajó al río; después se empezaron a mostrar imágenes de que sí habían entrado al río. Entraron al río pero no reprimieron, después se empezaron a mostrar imágenes de que subían del río, con palos, armas y piedras. Entonces, hay un montón de indicios de que esto fue en el marco de una represión y de una entrada ilegal de Gendarmería a nuestro territorio. Hay varios testigos que pudieron ver el momento en que se llevaban a Santiago, pero no todos se atreven a dar su testimonio, porque como Pueblo Mapuche no tenemos ninguna garantía.

¿Cómo están las cosas actualmente en la comunidad luego del caso de Santiago Maldonado?

Hasta el momento no han vuelto a disparar, porque también es una práctica que pasa cualquier camioneta de la policía, a cualquier hora, saca el arma y dispara. Desde la desaparición de Santiago a la fecha no ha vuelto a suceder, pero sí hay un hostigamiento mediático.

Los medios hegemónicos, en vez de visibilizar y mostrar cómo se está tratando al Pueblo Mapuche, más bien colaboran en generar una estigmatización de nosotros como seres humanos, como si fuéramos personas terroristas, violentas, separatistas, que no reconocemos al Estado y, en realidad, lo que nosotros queremos hacer mucho hincapié tiene que ver con que no nos podemos desconocer a nosotros mismos, no podemos desconocer el idioma de nuestros abuelos, la espiritualidad y para ser mapuche necesitamos del territorio.

¿Es la autonomía el horizonte de su lucha?

Nosotros pertenecemos al Movimiento Mapuche del Puelmapu (MAP) y por lo que más bregamos es por la autonomía. Hay muchas comunidades que son autónomas, que no necesitan recibir subsidios del Estado, que pueden sobrevivir gracias a sus animales, al hilado, al telar, a la platería y nosotros, dentro de la comunidad, tenemos hermanos que realmente pueden vivir gracias a su trabajo autónomo.

Lamentablemente, todas las veces que entra la policía y cualquier fuerza represora, nos destruyen todo. Nos queman las viviendas, nuestra ropa. Esta última vez, cuando entró la Gendarmería y desapareció Santiago Maldonado, hasta los juguetes de los niños quemaron.

Creemos que la autonomía es posible. Somos parte de un movimiento y muchas comunidades son parte de este movimiento, pero hay muchas otras que ya estaban haciendo uso de esta autonomía, sin necesidad de declararla. Se ejercía espontáneamente.

¿La autonomía pasa por poner fin al modelo extractivista y a la explotación de la naturaleza al servicio del capital?

Sí, porque este modelo extractivista avanza sobre nuestros territorios. Cuando nos despojaron de la tierra –digo «nos» porque en realidad fueron nuestros abuelos y bisabuelos, pero cuando los que están vivos cuentan eso, todavía se les llenan los ojos de lágrimas– no fue hace 500 años. A nosotros no nos colonizó Colón. A nosotros nos sacó de nuestro territorio el Estado argentino y el Estado chileno, a través de la «Conquista del Desierto» y la «Pacificación de la Araucanía».

En el caso de Argentina, fueron abandonados a su suerte en diferentes campos de concentración, como la isla Martín García, Valcheta, como el Museo de La Plata y algunos cuarteles instalados en el Tigre (Buenos Aires). En el Museo de La Plata eran piezas vivas de museo. La gente winka podía ir a ver a los mapuches como si fueran animales. Todavía hoy quedan restos de hermanos mapuche que después de morir, los mismos mapuche tenían que descarnar el cuerpo y quedaban en la vitrina los esqueletos. Esa situación no pasó hace 500 años, a lo sumo hace 100 o 130 años.

Cuando nuestros lamien lograron reagruparse y tratar de volver a algún territorio, el Estado les entregó unos piedreros, los lugares más inhóspitos. Pero así y todo, nuestros ancestros lograron salir adelante y seguir desarrollando las prácticas culturales y espirituales. Resulta que ahora se ha hecho un sondeo de esos territorios inhóspitos y se dieron cuenta que allí hay recursos minerales. Para nosotros son fuerza, para los empresarios es dinero. Entonces, lo que ellos pretenden es corrernos de los territorios para avanzar en estos proyectos, que claramente lo que generan es la destrucción de la tierra, la contaminación y la sequía.

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