Advierten que «no hay ningún dato» que justifique los «largos y gravosos» confinamientos en Viña del Mar y Valparaíso

Viña del Mar y Valparaíso llevan 3 meses y tres semanas en cuarentena.

Por Leonardo Buitrago

04/10/2020

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Viña del Mar y Valparaíso llevan 3 meses y tres semanas en cuarentena, desde que el pasado el 12 de junio el Ministerio de Salud (Minsal) decretara la medida.

A pesar de que el propio titular del Minsal, Enrique Paris, ha afirmado que «ambas comunas están evolucionando bien por el momento,  y están a la baja» ninguna de las dos ha sido incluida en la Fase 2 del Plan Paso a Paso.

La efectividad del confinamiento en Viña del Mar y Valparaíso ha sido motivo de cuestionamientos, tal es el caso de los especialistas en salud, Aníbal Vivaceta, Sebastián Espinoza y Nicolás Schiappacasse, quienes han advertido que el impacto sanitario de esta medida es «al menos dudoso». 

En la columna académica» Confinar por confinar: el caso de Viña del Mar y Valparaíso», publicada el sábado en Interferencia, plantearon que el impacto económico y social de las cuarentenas «sí debe ser muy alto, ya que en estas ciudades se concentran buena parte de las antiguas ‘poblaciones callampa’, hoy eufemísticamente llamadas ‘campamentos’».

Recordaron que según el catastro del Ministerio de Vivienda, en Valparaíso hay 65 de los 805 campamentos del país, con 2.632 viviendas y 5.795 personas; en tanto Viña cuenta con 73 campamentos, compuestos por 7.007 hogares, que albergan a 16.791 personas.

Especialmente en Valparaíso, se ha tornado imposible el lema «quédate en casa», ya que la gran mayoría de la población debe diariamente salir a trabajar.

Sin mencionar la totalidad del trabajo informal que existe debido a la alta desocupación persistente en la comuna, que mantiene altos niveles de pobreza estructural y en donde mas de 200 mil familias viven sin agua potable o acceso a servicios básicos.

En su columna, Vivaceta, Espinoza y Schiappacas destacaron que ambas ciudades forman parte de una región que comenzó el confinamiento con una cesantía de 12,4% (marzo a mayo 2020). 

Plantean que resulta necesario evaluar el efecto sanitario que ha tenido el confinamiento y otras medidas de restricción, como el cordón sanitario de Avenida España.

A través de un gráfico mostraron la evolución de la epidemia en ambas ciudades, en el que utilizan la incidencia (casos por población, en este caso, cada 100.000 habitantes) para normalizar las diferencias de población de ambas ciudades.

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«Hemos marcado con un cambio de color el período en que estas ciudades han estado confinadas, a partir de la semana 25 del año 2020 (18 al 24 de junio», dectacaron.

«Como se puede observar, Valparaíso ya venía comenzando a bajar su incidencia semanal. Viña del Mar, en tanto, empezaba a bajar esa misma semana. Pero, el efecto no es atribuible a las cuarentenas. Incluso los mayores defensores de los confinamientos hacen ver que se requiere de algunas semanas para evidenciar que estén en funcionamiento», subrayaron.

Los integrantes del colectivo aquihayunproblema, indicaron caso de Valparaíso es «dramático», ya que parece que» la cuarentena resultó contraproducente».

«La incidencia baja rápidamente hasta el momento en que típicamente se debiera empezar a notar el efecto positivo del confinamiento. Todo lo contrario, en ese momento, se frena la baja y la curva adopta una larga meseta, incluso con algunos picos», expresaron.


En el caso de Viña del Mar explicaron que la tasa de contagios continúa bajando por unas semanas cuando ya debiera comenzar a hacer efecto el confinamiento. «Sin embargo, posteriormente, sube a niveles semejantes a Valparaíso». 

«A la luz de estos datos del mismo Ministerio de Salud (Minsal), resulta evidente que el prolongado confinamiento no puede asociarse a una garantía de disminución de la velocidad de transmisión», concluyeron.

En su columna, los investigadores también se refirieron al caso de Santiago que estuvo confinada por un récord de 20 semanas (143 días en total). 

A través de un gráfico reseñaron el comportamiento de la comuna antes, durante y después del confinamiento.

«Esta comuna inició y terminó su confinamiento con incidencias semanales de 29 por 100.000 habitantes. Sin embargo, en esas 20 semanas experimentó un brote de grandes proporciones, llegando a una incidencia semanal de 370 casos por cada 100.000 habitantes; más del doble que la peor semana de Valparaíso (173 por cada 100.000 habitantes)» , explicaron.


Indicaron que Santiago registra una incidencia acumulada para el período de marzo hasta ahora de 3.181 por 100.000 habitantes, mientras que la de Valparaíso es de 2.182 y la Viña del Mar es de 1.814.

De acuerdo con Vivaceta, Espinoza y Schiappac, la gran mayoría de los casos en Santiago se produjeron durante el «larguísimo confinamiento». 

«De hecho, la curva tiene una aceleración importante dos semanas después del confinamiento; momento en que se supone que recién podríamos ver sus efectos benéficos», subrayaron.

No obstante, plantearon que s posible contraargumentar que si no se hubieran tomado esas medidas, la situación de Santiago podría haber sido aún peor.

Por tal motivo, decidieron superponer ambos gráficos.

«Lo que se observa en Santiago es que a pesar de partir el confinamiento con una incidencia mucho menor (29 versus 160 en Valparaíso y 128 en Viña del Mar), la comuna capitalina experimenta un peak muy superior a ambas comunas costeras. Esto, siete semanas después de iniciado el confinamiento, por lo que podemos suponer que este no tuvo ningún efecto benéfico claro», explicaron en su columna.

Para los investigadores, teniendo en cuenta estos datos, es difícil defender la hipótesis de que «los confinamientos hayan podido tener alguna utilidad, si Valparaíso y Viña del Mar, que comenzaron con incidencias más altas, no hicieron los peaks que podrían esperarse al ver Santiago».

«Por el contrario, las incidencias en esas ciudades comenzaron a bajar espontáneamente o sin una razón aparente», subrayaron.


Plantearon que al evaluar los datos publicado en la página web del Minsal, se puede llegar a la conclusión de que en comunas tan relevantes y pobladas como Viña del Mar y Valparaíso «no hay ningún dato que justifique haber aplicado los largos y gravosos confinamientos utilizados».

«El experimento colectivo chileno de centrarse en la restricción masiva de movimientos y libertades ha enseñado mucho al mundo. Por desgracia, a nuestra costa», concluyeron.

*Aníbal Vivacenta de la Fuente: Médico salubrista/epidemiólogo, profesor de Salud Pública, Escuela de Medicina, Universidad de Valparaíso. Integra el colectivo aquihayunproblema (https://aquihayunproblema.cl/).

^*Sebastián Espinoza Espinoza: Kinesiólogo, profesor de Salud Pública, Escuela de Odontología, Universidad de Valparaíso. Integra el colectivo aquihayunproblema.

*Nicolás Schiappacasse Vega: Estudiante de Ingeniería Biomédica, Universidad de Valparaíso. Integra el colectivo aquihayunproblema.

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