Columna de Malucha Pinto: Convención en emergencia climática

Comprometernos con la tierra como sujeto de derechos, es comprometernos con la conciencia plena de que hay un Nosotros que nos trasciende, que somos UNO con el universo, con la Tierra, pachamamita y con todas y todos los seres humanos. Somos parte de una red magnifica y diversa donde cada uno, cada una y todo cumple un rol amoroso, solidario, que nos permite estar vivos.

Por Malucha Pinto, Constituyente

La declaración de los y las eco-constituyentes en relación a señalar que la Convención Constitucional está en emergencia climática, la apoyo desde todo lo que soy. Sin embargo esto no puede ser solo una declaración. Las palabras y la energía que ella aporta y consagra, nos insta a profundas transformaciones y al paso certero del antiguo paradigma al nuevo que ya asoma. Miles de semillas esparcidas resplandecen y asombran al ojo avezado.  Muchos y muchas las sentimos manifestándose en los sueños y en la piel, en niños y niñas que hablan con palabras nuevas y nos recuerdan la presencia de las luciérnagas en medio de la noche. Se manifiesta en declaraciones como esta, en las mujeres y su arrojo de polleras y melenas al viento  abriéndose paso con sus cuerpos/ territorios en indómita rebeldía. Se manifiesta en la porfía vegana, en la valoración de la diversidad, en países que comienzan a construirse desde abajo y suma y sigue y sigue y sigue. Es la explosión de una nueva Era Lírica. Ese paso caótico de lo viejo al neo nonato que mueve las piernas, las manos, los dedos, antenas suaves y delicadas, que intentan alcanzar el sol, nos permitirá seguir vivos, vivas.

Es verdad que aún todo es frágil, incierto… todo en construcción entremezclado con las viejas costumbres… todo por descubrirse… todo revelándose entre las luces y las bengalas.

Comprometernos con la tierra como sujeto de derechos, es comprometernos con la conciencia plena de que hay un Nosotros que nos trasciende, que somos UNO con el universo, con la Tierra, pachamamita y con todas y todos los seres humanos. Somos parte de una red magnifica y diversa donde cada uno, cada una y todo cumple un rol amoroso, solidario, que nos permite estar vivos. Ahí están los coihues y robles, quillayes y peumos, hablando en el secreto de la vida subterránea, traspasándose misterios y cantando con sus hojas la canción del cielo abierto.

Todo esto debe impulsarnos a cambios reales, radicales, profundos, transformadores. Es hora de transitar hacia una educación que propicie y facilite la conciencia de que somos UNO y de que somos cuerpo/territorio, corazón, cabeza y espíritu en un solo gesto cómplice. Es hora de transitar de la codicia, hacia el buen vivir, hacia el bien común y que este nuevo caminar se manifieste en sistemas de gobierno matristicos, en modelos económicos acogedores.

Doy gracias a cada uno y cada una de las luchadoras por la tierra. Honro a la bella Macarena Valdés y a todas y todos a los que les han arrebatado la vida a lo largo del planeta por su inclaudicable lucha por futuro. Ellas y ellos nos inspiran cada día. Su sangre será y es abono poderoso para los nuevos tiempos.

Doy gracias a las primeras naciones por la perseverancia de su amor silvestre por la tierra.

Doy gracias a los y las ecocosntituyentes por esta luminosa iniciativa que abre puertas anchas para la llegada del nuevo paradigma que tanta falta nos hace.

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