En defensa de María Música Sepúlveda

No debiese estar escribiendo otro texto más en defensa de María Música, por la sencilla razón de que la acción se justifica por sí misma

Por Li Chong

22/07/2008

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No debiese estar escribiendo otro texto más en defensa de María Música, por la sencilla razón de que la acción se justifica por sí misma. Pero hay gente que insiste e insiste en repudiar la gran hazaña, con su mirada llena de bríos de superioridad e indignación victoriana. Estos lloros y paños rasgados frente al medio litro de agua que la Ministra recibió en el rostro (a todo esto la vieja ni se despeinó) me recuerdan mucho a las viejas histéricas y tarados engolados que se lanzaban contra el carruaje del arzobispo Valdivieso para evitar su auto-exilio en medio del fragor de la cuestión del sacristán. La Ministra de educación, convertida en una adalid de la etiqueta de la moral y las buenas costumbres, de la etiqueta más básica e inseparable de nuestra cristiana y retrógrada sociedad.

En el fondo es la misma histeria que nos hace llorar por Bernales. Un paco represor, sobre el cual recaen sospechas bastante fundadas de haber sido torturador en la dictadura militar, es elevado a la categoría de santo por haber muerto estrellado mientras estaba en panamá visitando la Escuela de las Américas (centro de entrenamiento de la CIA para comandos fascistas, por si no leen historia, o mejor dicho un buen libro de historia) Ese mismo conservadurismo rancio, a fuerza de días y días de cantar la canción nacional en las escuelas, de quedar con el tímpano cuadrado de tanta Lily Marleen, es el que defiende a la Ministra; no importa cuán conchadesumadre haya sido, la niña es una desubicada y merece la sanción más dura. Si se fijan bien, ni el código de Hammurabi hubiese sido más duro con ella; simplemente le habrían mandado otro jarrazo de vuelta.

EN EL PLANO DE LAS METAFORAS

Lo que ocurrió con María Música es lo siguiente. Un grupo de siniestros burócratas, más de doscientos, se dan vuelta por una sala blanca en circulos. Tú sentado al medio. Estas doscientas personas te comienzan a escupir, pegar paipazos, pisar e insultar todos los días de tu vida. A los once años te comienzas a quejar de que te duelen los golpes. Te siguien golpeando. Pides por favor, pero a gritos, que te dejen de pegar. Te agarran a palos. Y se acerca la ministra. “¿Cómo quiere que la sigamos golpeando? ¿Con palos con clavos o con tornillos oxidados?” y le tiras el jarro de agua.

Y es entonces que las doscientas personas salen escandalizadas a la calle gritando “violencia, violencia” y obligan a las demás gentes a seguirles en el coro. Tal como el gran Hermano, desde todos los medios de comunicación, gritando: “Violencia, violencia, como puede ser que se ejerza la violencia”. Claro, no es hoy la cara del gran hermano; es Iván Núñez, es Mauricio Hoffmann, es Felipe Viel, es Mauricio Israel y Mauricio Bustamante. Es ese muñeco de trapo que lee en telepromter un supuesto texto de periodismo analítico que no es más que una columna de opinión, un juicio de valor firmado por el mismísimo Tulio Triviño, pero cuya verdadera autoría corresponde al comité editorial militante del MUNA. Es así como nuestro “gran hermano” (el mainstream massmedia y el conservadurismo militante) llega hasta facebook a declarar todo su repudio por la insolencia de esta chiquilla malcriada poshom, y el mismo gran hermano hace notar su tremendo tamaño; 524 personas. Bueno, en todo caso, el grupo de fanáticos del general (Pinochet) también es grande, y suelo eliminar a todo aquel que se inscribe en ése grupo.

REIVINDICACIONES POLITICAS

A lo que quiero llegar es que, separado el hecho de que quienes repudian argumentan de que María Música es una especie de poquemona rebelde desinformada inculta y traviesa que no tiene idea de como es el mundo, coronado esto por el “anda a estudiar chiquilla grosera” (y como va a estudiar, si la echaron), María Música debió realizar este acto con profundo convencimiento. Lo sé por su cara. Uno conoce la cara del adolescente dubitativo que se le ocurre a última hora una travesura. No. Esto estaba calculado fríamente.

Y volvemos al gran hermano que insiste en María Música como una atorrante que no tiene idea del mundo, que no tiene idea de porqué protesta. El ninguneo en base a los oídos de pescado. Llevamos años explicando hasta el cansancio nuestras demandas y propuestas, y si no lo hacemos es por que ya estamos cansados de tener que repetir una y otra vez las mismas frases a nuestra porfiada y ñurda audiencia que olvida de inmediato nuestras demandas, debido a que prestan más atención a los hechos del mundo de las lentejuelas o a las desventuras de nuestros ricos y famosos, aunque eso implique, por cierto, olvidarse de sí.

Es por eso que debo hacer presente lo mismo que María Música ha hecho presente tras su jarrazo, e inclusive enunciado por ella misma; hay persecución política en nuestro país, tal como en dictadura. Hay una serie de montajes hechos por la policía contra dirigentes estudiantiles para incriminarlos y acusarlos por causas civiles; hay hostigamiento en sus colegios, les hacen imposible la vida sólo por pensar en política. La ministra encontraba inaceptable el activismo político de María Música desde temprana edad, diciendo. “ayer por las ballenas, hoy por la educación, mañana por los mapuches… eso no puede ser” He ahí la Doctrina de Seguridad Nacional presente, aquella que demoniza la actividad política más pura.

En un país en que se encarcela a los documentalistas, donde los derechos humanos son violados flagrantemente y el régimen de apartheid es evidente apartheid entendido como la discriminacion y segregacion a un grupo de la sociedad, como los estudiantes y mapuches debo decir que la Presidenta tiene bastantes méritos para ser formalizada ante el Tribunal Penal Internacional. Por supuesto que esto no es posible, pues Chile no firmó el estatuto de Roma, y no se puede hacer nada. Lo que los medios, lo que el gran hermano no informa es que los extranjeros están perfectamente conscientes de las violaciones a los derechos humanos que se cometen en este país; es cosa de ver un poco más los noticieros de televisión española para darse cuenta. Por eso que Elena, una amiga española, madre de dos hijos que están por dar la selectividad, aplaudía el gesto de María Música; la justificaba en la medida de que su acto era una revindicación contra la represión política que se vive en nuestro país. He ahí el gran simbolismo; medio litro de agua limpia contra los millones de litros de agua sucia, contaminada y llena de químicos que podrían causar cáncer que han sido vertidos en contra de aquellos que hacemos verdadera política, no aquella parafernalia inocua que se genera en pasillos de edificios tétricos donde se cierra el último negociado.

Recuerden que son estos mismos políticos que lloran tanto por el agua derramada, los que eligen a OOXML como estándar de ofimática, venden nuestros datos privados a la Microsoft y derrochan grandes cantidades de dinero en proyectos informáticos de M$ deficientes y obsoletos.

No es contra la Concertación que escribo. O quizás sí; siempre y cuando se tenga entendido, y con letras muy grandes, que gran culpable aquí es la Derecha, que complacida se dedica a sabotear la educación pública de Chile, exigiendo jornadas laborales indignas para los profesores, ahorcándolos, haciéndoles sentir miseria. No es normal que un profesor deba complementar su sueldo vendiendo perros en una feria; no es normal que un profesor se quede sin voz a los 45 años; eso ocurre en Chile, el alumno tratado como un cliente no verá a su profesor como el maestro, a su profesora como Gabriela Mistral; simplemente la verá como el cajero del supermercado, como el guardia de seguridad. Y todo por trescientas lucas. Considérese a eso la planificación, la reunión de apoderados y el tiempo de corrección de pruebas que por cierto no es pagado. Añadele a eso que en aras de la evaluación docente deben, cada cuatro años, realizar una tesis de grado. Por trescientas lucas. Con cuarenticinco cabros en una sala. Vendiendo perros, seguros y jubilaciones para pasar el mes. Y así y todo, hay gente que repudia el jarro de agua.

Si al menos me convenciera de que con estas lineas convenzo a alguien y se sale de aquel infame grupo y al menos se pone una mano en el corazón con nuestra causa, la de recontruir el legado de Pedro Aguirre Cerda, Salvador Allende, Frei Montalva, y por qué no, también, Barros Arana, Victorio Pescio, o aún todavía; la tercera junta de gobierno de 1812; por que la destrucción de la Educación chilena realizada en aras del liberalismo económico nos dejó en la misma situación de oscurantismo de antes de la independencia chilena.

VIOLENCIA

Lo coloco explicítamente, por si alguno no leyó entre líneas. No hubo violencia en el acto del jarrazo. Violento hubiese sido si le pegase con el jarro mismo, o si en vez de un litro y medio hubiese sido 20 000 litros por segundo. He ahí la verdadera violencia. El agua fue un poco de frío y nada más. De lo contrario, las huelgas de hambre de Gandhi también fueron violencia pura; su llamado a no comer sal inglesa un llamado a la subversión. Los hippies que quemaban sus cartillas de reclutamiento también son violentos. Las mujeres que se rebelaban contra la segregación y abogaban por sus derechos civiles; uf, por favor, qué violencia, Dios mío.

Tengan más cuidado cuando el Gran Hermano les coloque una idea en mente. No todo es lo que lleva por nombre. Esta libertad económica de la que hablan, es en realidad la esclavitud de unos pocos en nombre de la libertad.

LANZAR JARROS ES PROPIO DE CRONOPIOS

Finalmente, este tema me recuerda necesariamente a las historias de Cronopios y de famas. Estoy seguro que si Julio Cortázar estuviese vivo, le hubiese tirado un pastel en la cara a la Ministra, tal como lo hizo transfigurado en Un tal Lucas con una amiga. O sencillamente, puestos en el plano de los Cronopios, este conflicto se parece mucho al que tuvieron los Cronopios por brindarle otros usos a las mangueras, o por cambiar todas las comunicaciones radiales al rumano, siempre con penas de muerte para los felices Cronopios. Es que las famas no comprenden, como tanta insolencia, como. Y siguen bebiendo su té.

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