Discriminación, abuso durante el embarazo y hostigamiento

Acoso sexual a las mujeres en Japón, un flagelo sin leyes

Al menos una de cada cuatro trabajadoras japonesas -entre 20 y 40 años, embarazadas o madres- ha sido víctima del “mata-hara”

El acoso sexual en el trabajo y en el transporte público durante las horas pico, el mata-hara (acoso durante el embarazo) y la discriminación, son algunos de los males que sufren las mujeres en Japón, sin una sola ley que las proteja.

Las japonesas viven bajo el látigo del machismo desmedido, mientras la justicia voltea el rostro y no da frente a los victimarios. La abogada Reiko Nakamura explicó que “no existe una ley específica contra el acoso sexual a las mujeres en el trabajo y quienes entablan una demanda deben hacerlo por la legislación civil, un proceso que dura años en los juzgados y generalmente termina con acuerdos económicos”.

La especialista en leyes contra la violencia de género aseguró que “los casos recientes de acoso sucedieron a puertas cerradas, donde los perpetradores negaron las acusaciones en su contra y los jueces cuestionaron a las víctimas sobre por qué no escaparon de la habitación o pidieron ayuda”.

Señaló Nakamura que “las empresas japonesas no adoptan medidas disciplinarias frente a esos casos y argumentan en repetidas ocasiones que se trata de un problema personal entre las partes y, específicamente, de algunas trabajadoras”.

La agencia Prensa Latina reseñó que, de acuerdo con una encuesta reciente en el país asiático, al menos una de cada cuatro mujeres trabajadoras -entre 20 y 40 años, embarazadas o madres- fue víctima del “mata-hara”.

¿Para qué denunciar el acoso?

Además, Rika Shiiki, estudiante universitaria de 20 años y organizadora de eventos, sacudió las redes al revelar en un tuit que perdió contratos comerciales por negarse a mantener relaciones sexuales con sus clientes, por lo que fue hostigada y señalada.

Shiiki declaró en un programa televisivo que “debemos construir una sociedad en la que podamos hablar de esto, de lo contrario, el hostigamiento sexual y otras conductas inapropiadas van a continuar por siempre”.

Sin embargo, a pesar de que el movimiento #YoTambién, que expuso a la luz pública miles de casos de abuso sexual, éste no fue trascendental en Japón, país con una sociedad patriarcal donde las mujeres son «responsabilizadas» por esos hechos.

Al respecto, Mari Miura, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Sofía en Tokio, aseguró que “no existe hermandad en Japón, ya que las víctimas son reticentes a denunciarlo porque se enfrentan a un proceso agotador e intimidante”.

¡Tu ropa es muy sexual!

A pesar de esa situación, la periodista Shiori Ito sacudió Japón en 2017 cuando convocó una conferencia de prensa luego de que la fiscalía decidiera no llevar a juicio a Noriyuki Yamaguchi, reconocido colega del medio televisivo, acusado de violarla tras invitarla a cenar para hablar de oportunidades laborales en 2015.

La periodista fue criticada duramente en las redes sociales por hacer pública su denuncia, vestirse de forma seductora y arruinar la vida de una figura pública. Algunas mujeres dijeron que las avergonzaba su comportamiento. Mientras, Yagamuchi negó las acusaciones en su contra ante tribunales civiles y exigió una compensación del equivalente a 93 mil dólares.

Un estudio del gobierno en 2015 reveló que tres cuartos de las víctimas de violaciones dicen que nunca se lo contaron a nadie y apenas un cuarto de ellas denunció el hecho ante la policía. Además, una de cada 15 mujeres fue violada o forzada a mantener relaciones sexuales. Así es la via de las mujeres en Japón, con ciertas similitudes al de las niñas y adolescentes en Estados Unidos.

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