Sentenciado a cadena perpetua el autor del crimen

¡Histórico! Primera condena en Argentina por travesticidio

Es la primera vez en su historia que el Poder Judicial del país suramericano se expresa sobre la muerte de los travestis y reconoce el hecho como un caso particular

Por marvic

18/06/2018

Publicado en

Argentina / Género

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«Una condena histórica y trascendental«, así se calificaron los medios y la opinión pública argentina la sentencia contra Gabriel Marino, de 25 años de edad, por el caso de un travesticidio registrado el 13 de octubre del año 2015.

Luego de 3 años, la justicia halló culpable a Marino por la muerte de la dirigente y militante por los derechos LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales), Diana Sacayán, quien fue asesinada de 13 puñaladas en su departamento del barrio de Flores, en Buenos Aires.

El Tribunal consideró que “el hecho cometido por Marino fue un crimen de odio y que estuvo motivado por el prejuicio a la identidad de género travesti, por tanto deberá pasar el resto de su vida tras las rejas por homicidio agravado por odio de género y violencia de género”.

Un precedente para los travesticidios

Se trata de la primera vez en su historia que el Poder Judicial en Argentina se expresa sobre la muerte de los travestis y reconoce el hecho como un caso de travesticidio.

Organizaciones sociales calificaron de histórico el fallo de los jueces Adolfo Calvete, Ivana Bloch y Julio César Báez, mientras familiares y amigos hicieron viral la noticia en las redes .

Algunos parlamentarios apoyaron la condena, entre ellos la legisladora Romina de Pla y el diputado Daniel Filmus, quien calificó en su cuenta Twitter de «muy importante» este fallo.

Los fiscales del caso consideraron que «el “femicidio” abarca una modalidad específica que es la llamada “travesticidio/transfemicidio”, y es la que pretende visibilizar la particular violencia que sufren las travestis y mujeres transgénero«.

Con respecto al odio, indicaron que «el primer indicio para establecerlo es el alto grado de violencia con que los autores perpetraron el crimen y los signos de ensañamiento que exceden claramente la mera intención de matar”. Al respecto, recordaron que» la víctima fue apuñalada, amordazada, atada de pies y manos, golpeada con puños y objetos contundentes y hasta pateada».

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