La verdad histórica del Chupacabras

México

Por Ángela Barraza

14/10/2015

Publicado en

Historia / Tendencias

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México. 1996. En un pequeño municipio en la sierra de Puebla, se reportó la misteriosa muerte de al menos 30 ovejas. Empedernidos con la búsqueda de información, el noticiario estatal de Televisa cubrió la nota a través de un grupo de reporteros. El personal llegó a tiempo para observar a una víctima aún con vida, misma que fue sacrificado. La doctora Soledad de la Peña, llegó al lugar y realizó una autopsia en vivo y en directo para la televisión. El dramatismo se acentuó mientras los guantes de la doctora se mantuvieron blancos, mientras afirmaba que el animal no tenía sangre. Aunque un animal muerto no puede sangrar pues su torrente ya se h coagulado, ésta no deja de teñir de rojo todo a su alcance, motivo por el que creció la especulación respecto a si el uso de la perspectiva favoreció la falsa autopsia. La noticia impactó a la audiencia, quien inmediatamente se remitió a un misterioso monstruo que azotó las granjas puertorriqueñas un año atrás; un monstruo conocido como el ‘Chupacabras’.

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El misterioso monstruo se convirtió en el centro de la atención, y aprovechando el morbo y el sensacionalismo de la nota, las cadenas televisivas lo retomaron para rellenar espacios. Alfredo Adame, conductor de ‘Viva la Mañana’, recibió en el estudio al ‘ufólogo’ Jaime Maussán, un hombre destinado a convertirse en parte de la idiosincracia mexicana de la década. Maussán habló del Chupacabras y describió el caso de José Angel Pulido, un trailero originario de Tlatomulco, Jalisco, que aseguró haber sido atacado el 2 de mayo de 1996, por un extraño ser de 60 centímetros de altura y un cuerpo gelatinoso. El hombre se dirigía a su tráiler, a escasas calles de su casa, cuando un animal brincó la cerca de un corral cercano y le atacó. En defensa de su vida, Pulido golpeó al animal hasta que logró zafarse, pero recuerda la suavidad de su cuerpo y el intenso olor a pantano. Al llegar a su casa y ser interrogado por su familia respecto al olor, el hombre se dirigió a un hospital, donde un supuesto doctor Mario Rivas le aseguró que sus heridas eran similares a las del célebre ‘Chupacabras’.

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Los casos de gente atacada por un misterioso ser, cuyas características variaban, aumentaron en ese mismo año. Desde Sinaloa hasta la Huasteca Potosina, decenas de personas fueron el centro de atención por unos días, fungiendo como testigos para una ‘histeria colectiva’ que hacia pensar que una misteriosa especie de animales rondaba el campo mexicano, y que además de atacar al ganado, también atacaba a los humanos. Las comunidades se organizaron para generar rondines, múltiples corporaciones policíacas fueron movilizadas para proteger a la población y la televisión se llenó de historias, reportajes, testimonios y notas del caso.

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El misterioso monstruo había sido descrito desde 1995, cuando una comunidad en Puerto Rico sufrió ataques de ‘misteriosos animales’ que mataban al ganado, y éste quedaba con tres heridas de colmillos y sin sangre alguna. El término ‘Chupacabras’ se atribuye al comediante y empresario puertorriqueño Silverio Pérez, quien se refirió de este modo al animal descrito por la supuesta primer testigo, Madelyne Tolentino, días después de haber visto la película Species (1995), y que más tarde refirió que el personaje Sil pudo haber ‘inspirado su avistamiento’.

Puerto Rico y México son tan sólo un par de países que han presentado supuestos avistamientos del monstruo parecido a un pequeño oso, con hilera de espinas desde el cuello hasta la base de la cola y que era capaz de caminar semi-erguido. Desde Ecuardo y Chile, hasta Rusia y China, el mundo se unió bajo la bandera del ‘Chupacabras’, y Estados Unidos fue el responsable de la difusión masiva del caso, puesto que una familia de granjeros de la ciudad de Cuero, Texas afirmó tener un cadáver del misterioso animal.

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La explicación científica, detallada por la propia National Geographic, refiere que al menos en los casos de ganado muerto en Estados Unidos, y un par de ‘supuestos’ cadáveres hallados, se trató de coyotes infectados de sarna, lo que les provocó el poco pelaje, piel gruesa y un olor fétido. Incapaces de poder cazar animales salvajes, los hambrientos coyotes acudían a presas más fáciles, mismas que no podían matar ni comer completamente.

Mientras los medios en México cubrían el caso, los escépticos apuntaron a una posible cortina de humo o una teoría de conspiración. A mediados de la década de los 90, la nación mexicana enfrentaba una lenta recuperación del efecto tequila o ‘error de diciembre’, los cuestionamientos sobre la muerte de Colosio continuaban, se mantenía viva la lucha del zapatismo en el sureste mexicano y tierra caliente se impregnaba de fervor revolucionario con el EPR. Con el apoyo de la empresa del gran soldado del PRI, parecía que el gobierno se favorecía del alcance y efecto de la televisión en una sociedad enajenada. Bastaba el misterioso caso de un extraño animal para que las pláticas diarias se volcarán sobre el tema, y la administración tuviera una tregua. Sin embargo, esa explicación no deja de ser absurda.

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El hecho de que una televisora haya cubierto el caso inicial no necesariamente refleja un trasfondo de conspiración, sino una simple necesidad por atraer audiencia a través de cualquier recurso que pueda elevar los rankings. El resto fue cuestión de esperar a que la sociedad hiciera lo suyo. Decenas de pobladores, y no sólo en México, buscaban un poco de atención; la profecía de Warhol. Basta recordar los cientos de casos de notas y reportajes sobre ‘misteriosas apariciones divinas’ en objetos cotidianos: Cristo en un pan tostado, la Virgen María en el aceite del sartén y la imagen del santo patrono del pueblo en un árbol. En esa extraña pero nostálgica década de los 90, ocurrió una convergencia de acontecimientos, en la que los conflictos sociales y políticos de una nación coincidieron de manera estrepitosa con asuntos cotidianos, ‘chuscos’ y sensacionalistas que los medios aprovecharon. Los viejos tiempos tenían santos en árboles, misteriosos animales del campo y avistamientos de ovnis; como hoy tenemos celebridades en redes sociales, animales tiernos y emotivos videos de UPSOCL en televisión. Los medios sólo han aprendido a mutar a través de las tendencias que les permiten elevar su raiting. Aquello que la gente quiere, los grandes medios lo tendrán; excepto información útil, porque de todos modos esa no es tan divertida.


Referencias:

Chupacabras: la evolución creó una leyenda. National Geographic.
Relatos y leyendas: El origen del Chupacabras. Zócalo.
Chupacabras: el mito, la histeria y su política. Pijama Surf.

Fuente

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