Tras las sanciones anunciadas por el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, contra la relatora especial de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, una campaña global impulsada por Avaaz busca que el Comité Noruego le otorgue el Premio Nobel de la Paz,
La administración del presidente estadounidense Donald Trump, acusó a Albanese, quien ha denunciado a Israel por el genocidio en Gaza. de colaborar con la Corte Penal Internacional (CPI) en sus esfuerzos por procesar a ciudadanos estadounidenses o israelíes relacionados con la ofensiva militar contra Gaza.
Según Rubio, la abogada italiana especialista en derechos humanos, ha hecho «esfuerzos ilegítimos y vergonzosos para impulsar acciones en la Corte Penal Internacional (CPI) contra funcionarios, empresas y ejecutivos de EE.UU. e Israel».
El jefe de la diplomacia estadounidense señaló que la relatora de la ONU «ha expresado un antisemistismo descarado, ha expresado su apoyo al terrorismo y ha mostrado un abierto desprecio por Estados Unidos, Israel y Occidente».
«La campaña de guerra política y económica de Albanese contra EE.UU. e Israel ya no será tolerada. Siempre apoyaremos a nuestros socios en su derecho a la legítima defensa. EE.UU. seguirá tomando las medidas que consideremos necesarias para responder a la guerra legal y proteger nuestra soberanía y la de nuestros aliados», publicó Rubio en su cuenta de X (antes Twitter).
Intento de intimidación
La medida fue criticada por la Comisión Europea, que declaró «lamentar profundamente» la decisión de Washington. Sin embargo, lejos de amedrentarse, Albanese ha intensificado sus denuncias contra Israel, acusándolo de cometer crímenes de guerra y genocidio en Gaza.
«Quieren intimidarme a mí y a cualquiera que intente decir la verdad sobre el genocidio en curso en Gaza, utilizando métodos que recuerdan a los que usa la mafia. Pero no lo conseguirán, seguiré haciendo mi trabajo con la cabeza alta, exigiendo la intervención de la Corte Penal Internacional (CPI)», declaró al diario ‘Repubblica’ la abogada. quien es considerada una de las figuras a nivel internacional más críticas con las operaciones militares perpetradas por Israel contra la Franja de Gaza
Ratificó que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, «debe ser juzgado en La Haya».
En su último informe denunció que más de 60 empresas internacionales participan de manera activa en el financiamiento de los asentamientos israelíes ilegales y en la ofensiva militar contra Gaza. las cuales obtienen “beneficios a costa de la destrucción de vidas inocentes” en Gaza.
«La guerra no cesa por las ambiciones territoriales de Israel, apoyadas por las empresas de armamento, vigilancia, tecnología, inteligencia artificial, que se están enriqueciendo. Y nosotros compramos esas armas. Luego está el sistema crediticio, la banca, los fondos de pensiones, que han garantizado el flujo constante de capital necesario para financiar las operaciones», expuso.
En el documento titulado «De la economía de la ocupación a la economía del genocidio», que fue expuesto ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Albanese advirtió que el genocidio de Israel contra el pueblo palestino continúa porque «es lucrativo para muchos».
En el informe elaborado con base en más de 200 presentaciones de gobiernos, organizaciones de derechos humanos y académicos, la abogada especialista en derechos humanos, sacó a la luz la complicidad de fabricantes de armas, empresas tecnológicas, constructoras, bancos y universidades, en la economía de ocupación, apartheid y genocidio generada por Israel en Palestina.
“La complicidad expuesta en el informe es solo la punta del iceberg; esto no llegará a su fin sin exigir responsabilidades al sector privado, incluidos sus ejecutivos”, indicó Albanese, al tiempo que advirtió en los diversos grados de responsabilidad de compañías internacionales como Lockheed Martin y Leonardo S.P.A., por suministrar las armas utilizadas contra el pueblo palestino, pero también Volvo, Caterpillar y HD Hyundai por la maquinaria utilizada para destruir la infraestructura y tierras agrícolas en Gaza, así como para la edificación de asentamientos ilegales.
En las conclusiones del informe la relatora de la ONU, planteó que «mientras la vida en Gaza es arrasada y Cisjordania es objeto de un asalto cada vez mayor», su investigación muestra por qué continúa el genocidio llevado a cabo por Israel: «porque es lucrativo para muchos».

La campaña por el Nobel de la Paz
En respuesta a las sanciones, la plataforma de activismo Avaaz lanzó una petición para que el Comité Noruego del Nobel conceda el Premio Nobel de la Paz a Albanese y a los médicos que trabajan en Gaza. La iniciativa, que busca recolectar 500.000 firmas, argumenta que la relatora de la ONU y los profesionales de la salud en la franja palestina merecen el reconocimiento por su labor humanitaria y su valentía al «hablar sin miedo» en defensa de las víctimas.
«Como ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo, consideramos que Francesca Albanese, la relatora especial de la ONU para los territorios palestinos, y los médicos trabajando en Gaza, merecen el Nobel de la Paz por su labor», señala el texto de la campaña.
Albanese y su firme postura contra Israel
La labor de Francesca Albanese como una voz crítica contra la política israelí en los territorios ocupados, fue reconocida en febrero de este año, cuando recibió el Premio Público al Personaje del Año-
«Este tiene que ser el último genocidio que el mundo enfrenta y el último crimen que Israel comete contra los habitantes de Palestina, sus cuerpos y sus almas», declaró en su discurso.
Mientras la campaña de Avaaz sigue sumando adhesiones, el mundo observa si el Comité Noruego del Nobel optará por premiar a una mujer que, para muchos, encarna la lucha por la justicia en medio de una de las crisis humanitarias más graves del siglo XXI.
¿Logrará Francesca Albanese convertirse en la próxima Nobel de la Paz? La respuesta podría definir no solo su legado, sino también el futuro del activismo global por los derechos humanos.