11 de septiembre, represión en poblaciones de Valdivia

En la mañana del domingo, un enrarecido aire invadía las poblaciones Pablo Neruda y Yáñez Zabala (Valdivia), las bombas lacrimógenas habían dejado huellas, vestigios de lo que fue una noche de horror para algunos de sus pobladores, después de que el Gope cercara el sector

Por Director

13/09/2010

Publicado en

Justicia y DD.HH

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En la mañana del domingo, un enrarecido aire invadía las poblaciones Pablo Neruda y Yáñez Zabala (Valdivia), las bombas lacrimógenas habían dejado huellas, vestigios de lo que fue una noche de horror para algunos de sus pobladores, después de que el Gope cercara el sector.

Allanamientos selectivos a casas de dirigentes sociales, con una exacerbada violencia, marcaron la noche del 11 y madrugada del 12 de septiembre.

En casa del dirigente vecinal, Luis del Río, su hija Tamara había pedido permiso para tomarse un roncito y escuchar música con un grupo de 12 jóvenes, en el patio. Su portón estaba con candado, pero Tamara lo abrió para que salieran algunas de sus visitas. Sorpresivamente, alrededor de cincuenta carabineros se metieron a su casa, rompieron puertas, la amenazaron, le tiraron el pelo, sacaron a su padre de la cama y lo golpearon y pisotearon en el suelo. Ante la preocupación de Tamara por los lentes del papá, uno de los miembros del Gope se burló y procedió a pisarlos, destruyendo así los lentes. Obviamente no dejaron ni un vidrio: se llevaron la evidencia. La puerta rota y la harina derramada aún estaban cuando llegamos hasta su casa, pero su padre, su marido y sus amigos fueron subidos violentamente a una micro. A Tamara le tiraron el pelo, la insultaron y golpearon por defender a los suyos, esto ante los ojos atónitos de su hijita de cuatro años.

Acompañamos en su deambular buscando a su gente, a los familiares de algunos de los detenidos, comisaría Oscar Cristi, Primera Prefectura, hospital Regional, recorrido que hicieron las humildes mujeres, incluso caminando, por falta de dinero. Madres muy preocupadas pues entre los detenidos había seis menores de edad entre 13 y 16 años.

Fuimos también al hospital, donde vimos como bajaban a un hombre con la cara ensangrentada, no nos quiso decir su nombre y en el seguimiento que hicimos al entrar al hospital, carabineros nos quiso impedir el paso, incluso me di cuenta que están preparados para mentir: en mi cara me dijo uno que yo lo había golpeado y obligaron al detenido a mentirme diciendo que lo suyo era otro tema. El hombre no nos dijo su nombre, claro, a la mañana siguiente nos enteramos durante la formalización de los detenidos en fiscalia, que se trataba de Elvis Huenulef, quien observaba el allanamiento de la casa de Luis desde la esquina de su casa. Un carabinero, usando lenguaje soez, tónica de la noche, lo increpó y le dio un culatazo en las nalgas, posteriormente lo siguieron a su casa, rompieron el portón y le dispararon un balín de goma en un glúteo, Fuimos testigos de las huellas que los golpes dejaron en su cuerpo. En la misma cuadra carabineros irrumpió en una casa sin moradores.

La peor parte se la llevó Fernando Zuñiga: lo golpearon en el antejardín de su casa, por defender a su sobrino que también estaba siendo golpeado, lo habían seguido, ya que estaba cerca de una barricada observando. A Fernando no lo llevaron detenido, pero tiraron gases lacrimógenos al interior de su vivienda, donde se encontraba una niña y una anciana. La casa aún está impregnada, imposible permanecer en su interior, rompieron el medidor del agua y el cerco.

Durante la formalización en fiscalía, nos enteramos de detalles bastante escabrosos sobre el proceder de carabineros: no llevaban placa de identificación salvo el teniente R. Díaz, los menores de edad fueron desnudados completamente en la comisaría «Oscar Cristi» de avenida Francia, y obligados a hacer tiburones so pena de ser golpeados, esta situación vulnera las disposiciones sobre derechos de niños y niñas, ratificadas por el estado de Chile en la convención del 13 de agosto del 2010.

El «procedimiento» estuvo a cargo del capitán Christian Hauenstein, quien seguramente seguirá acumulando estrellitas y durmiendo tranquilo junto a su familia, a sus hijos no los invadirá el gas lacrimógeno en su dormitorio, ni verán como lo golpean y lo insultan, porque afortunadamente, le tocó nacer inserto en una clase social privilegiada y en Chile eso es sinónimo de respeto…

Lo que no queda claro después de observar y escuchar los testimonios de las víctimas, es si como ciudadanos y ciudadanas nos podremos querellar contra el estado por ejercer violencia de género contra Tamara, o por «entrenar» a la gente del Gope y lanzarla a las calles como insanos mentales… ya que todos y todas coinciden en que el Gope no estaba en su sano juicio… y yo lo ratifico luego de escuchar y ver una especie de ritual a las afueras de la fiscalia, todos en círculo y emitiendo un grito extraño… toda una incógnita.

El juez comentó durante la formalización que era extraño que los jóvenes, que supuestamente estaban haciendo barricadas, tuvieran sus manos limpias.

Los pobladores se quejaron que en los partes policiales, carabineros escribieron lo que quisieron… Suele suceder.

Por Marisol Molina

El Ciudadano

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